Amity Blight es una reconocida escritora de 27 años. Su talento rebasa la literatura y también es buena en campos como la música, danza, pintura y escultura. Amity se verá involucrada en una mentira que traerá consigo secretos de su pasado que deber...
The Winner Takes It All, la canción de ABBA que le da nombre a este capítulo y que me inspiró mientras escribía esto, imaginen que es la melodía que suena al final del capítulo mientras los créditos aparecen en pantalla...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Todos consideraron pertinente bajar a recibir al oficial armados, pese a que su propio personal notificó de que él no poseía ningún tipo de arma al descender del auto y el mayor peligro que podía traerles era su presencia, pues todo aquello que poseía se iba quedó en el auto, junto a su semi automática sin balas en el asiento del pasajero, nadie quiso tomar el riesgo.
Edric llevaba el rifle de casa de su abuelo, Emira el revolver de su abuela y el resto armas pequeñas proveídas por Boscha desde que su seguridad se convirtió en la prioridad.
Amity adelantó el paso entre todos las que la seguían, sus puños se fueron cerrando mientras bajaba los escalones de le entrada para encontrarse con él. Hunter volteó a mirarla y en sus ojos reflejo alivio, pero no vio lo que estaba por venir pues se acercó hacia ella con urgencia, como si tuviera que decirle algo sin pensar en que estaba en la trayectoria de un golpe. Con una velocidad impresionante el puño derecho de la menor de los Blight impactó entre la nariz y el pómulo del oficial que cayó al suelo de grava sangrando por la nariz y aturdido por el violento recibimiento.
Sus rodillas se rasparon con la aspereza de la grava mientras las pequeñas rocas se le clavaban en las manos al intentar ponerse de pie. Apenas había levantado la mirada hacia la Blight cuando esta le propinó un segundo golpe, una patada que lo arrastró de vuelta al suelo antes de que Amity se colocara encima y con los puños le hiciera justicia a su rostro.
Tenía la fuerza y el entrenamiento para defenderse, para si quiera interponer sus brazos en el curso de los golpes, pero no quería hacerlo, sentía que cada doloroso impacto lo merecía, aunque su nariz. Era mejor sentirse que se ahogaba con su propia sangre, que con la ajena con la que se manchó las manos.
Los gemelos tuvieron que apartar a la menor de Hunter, la tomaron de los brazos y la hicieron retroceder a la fuerza, como una bestia incontrolable que luchaba por zafarse para continuar con su obra.
—¡Maldito imbécil! —dijo alterada mientras él la miraba desde el suelo—. ¡Te la llevaste! Es tu culpa todo el maldito daño que esos desgraciados le han hecho.
Amity logró deslindarse del agarre de su hermano para continuar con la golpiza que estaba por darle acompañada de gritos.
—¡Tú te la llevaste! —gritó.
—¡Sí! ¡Es mi culpa! —dijo en respuesta, con la respiración ahogada y el dolor en sus ojos—. Es mi culpa porque yo se las entregué a ellos, porque yo dejé que la utilizaran para sus estúpidos intereses por creer que lo que estaba haciendo era correcto. ¡Estoy cubierto de sangre de inocentes!
Todo se detuvo en ese instante, las intenciones de Amity pararon, pero no su furia. Sus manos estaban hechas puños, pero sus pasos no se movían hacia el hombre que tuvo tiempo de ponerse de rodillas para limpiarse con las manos la sangre de la nariz y la boca la cual escupió sobre el suelo y tosió antes de encarar a la multitud de miradas que lo observaban.
