Capítulo 10.

162 12 0
                                    

Andrea.

-Ann, corre ha llegado Dani para irnos.

La voz de Sofía hizo que con alguna dificultad abriese los ojos. ¿Dani? ¿Dónde íbamos? Ay claro jder, hoy los chicos comenzaban a grabar su nuevo videoclip en Valencia, mierda. Y yo con una resaca monumental.

Me dirigí rápidamente a la ducha, los chicos nos esperaban y yo aquí. Me miré al espejo, que mala cara que tenía, madre mía. En ese momento recordé un beso, ¿quién era ese rubio? Si es que no puedo salir, no recordaba nada. Maldito alcohol.

Bajé y mi hermana y Sofía ya estaban preparadas para salir, me informaron de que los chicos nos esperaban abajo.

-Buenos días chicas. -se encontraban frente a su furgoneta.
-Hola. -saludamos nosotras.

Leonor enseguida se cogió a la mano de Carlos. Decidimos subir a la furgoneta.

Blas conducía, Magí le acompañaba de copiloto, justo detrás me encontraba yo entre David y Álvaro y para terminar más atrás aún estaban mi hermana, Dani y Carlos. Miedo me daba.

Empredimos nuestro camino. Yo prontamente cerré los ojos y apoyé mi cabeza en el hombro de Álvaro. No estaba dormida, al contrario, escuchaba todo de lo que hablaban.

Oía a Carlos y Dani susurrarse algo que no lograba escuchar.

-¿Quién ha dado un beso? -decía mi hermana con asombro.

Levanté mi rostro y les miré a los tres.

-Mira, yo te doy uno a ti. -besó Carlos tiernamente su mejilla.

Mi hermana sonrió y le abrazó. Le había cogido cariño.

Volví a mi posición anterior pero esta vez si me dormí hasta que me informaron de que habíamos llegado a nuestro destino.

-Qué bien es pisar tierras valencianas ahora. -suspiró alegre mi amiga.
-Siempre es bien. -la seguí riendo.

Nos adentramos en el hotel y Magí se acercó a la recepción mientras nosotros esperábamos en unos sillones riendo y haciendo idioteces, para variar.

Carlos estaba extraño, hacía sus bromas y reía, pero estaba como distante, incómodo.

-A ver chicas, vosotras queréis dormir juntas ¿no?

Sofía y yo nos miramos y asentimos.

-Debéis compartir vuestra habitación con dos de los chicos y otros tres deberán compartirla conmigo.
-Blas, ¿te importaría dormir con nosotras? -preguntó mi amiga.
-Claro que no. -sonrió el chico.
-Carlos, tú también que eres muy pesado. -este era Dani.

El rubio se quejó varias veces pero finalmente aceptó. Nosotras tampoco teníamos problema alguno.

Subimos a nuestras respectivas habitaciones y yo decidí bajar a desayunar ya que no me había dado tiempo a hacerlo en casa y por suerte el restaurante aún estaba abierto. Leonor quería bajar conmigo pero no dejar a su amigo Carlos arriba, ¿qué creéis que hizo? Traérselo, cómo no. Yo sólo me limitaba a reír, no se despegaba de él, era como una lapa.

Nos sentamos en una mesa para tres y mi hermana rápidamente se levantó para ir a por algo para comer. Yo hice lo mismo pero para coger cualquier cosa que sirviese de desayuno.

Llegué a la mesa y Carlos estaba mirando atento la pantalla de su móvil. Rápidamente levantó la vista y sonrió.

Me senté y comencé a comer en absoluto silencio.

-¿Te gusta Dani? -prenguntó de repente.
-¿Qué? -reí- ¿Cómo puedes pensar eso?, para nada.
-No sé, como le besaste, él dice que no fue nada pero como tú estás feliz y tal.

Cubrí una vez más mi rostro con mis manos y supiré. Dani era el rubio que me llevó a casa ayer, madre que vergüenza, me había visto borracha de esa forma y para rematar le había besado. Bien Andrea, bien.

-¿Qué pasa?
-No sabía que era él Carlos, que vergüenza. Estaba borracha y no sabía que hacía.

El chico rió.

-No eres la única a la que le ha pasado.
-¿Eres de esa clase de tíos?
-Ala, no. Me ha pasado dos o tres veces contadas. ¿Y tú eres de esas chicas?
-Para nada, sólo que me cuidó más de lo normal y se preocupó por mi y yo que sé, que estaba borracha. -reí. -Tengo que pedirle perdón.

En ese momento llegó mi hermana y se sentó junto a nosotros con una chocolatina.

-Eso sí, no le digas nada a Sofía.

Me miró esperando que le explicara el por qué pero yo negué.

-No puedo contártelo.

Asintió resignado.

Subimos e íbamos los tres por el pasillo cuando vi a Dani.

-¿Podemos hablar?
-Claro. -sonrió.
-Leo y yo vamos a jugar al parchís. -dijo Carlos.
-Gracias. -susurré.

Él sonrió a modo de respuesta.

-Perdón Dani, estaba borracha.

Rió.

-¿Enserio? Andrea sé que fue sin pensar, no tienes que disculparte.

Sonreí y le abracé.

-Tuve suerte de que fueses tú.
-Te gustó eh. -rió.
-No idiota. -le di un leve manotazo. -Contigo empiezo a tener confianza y se queda en una tontería, si llega a ser otra persona se habría aprovechado de la situación.
-Cierto.

Nos despedimos y cuando llegaba a mi habitación Sofía salió con su maleta para entrar en la habitación de los demás. Entré en la nuestra y estaban Blas y Carlos hablando un poco preocupados.

-¿Qué ha pasado? -observé como no quedaba absolutamente nada de mi amiga en la habitación.
-Sofía se ha enfadado. -dijo Carlos
-Metí la pata, lo siento.

Miré a Blas interrogante, quería que siguiese hablando.

-Hablé de lo del beso sin que ella supiese y se enfadó contigo por alguna razón que desconozco.

-Dios. -susurré.
-¿Estás bien?

Negué a la pregunta de Carlos y una lágrima resbaló por mi mejilla, a esta le siguieron muchas más y Blas me abrazó.

-Lo siento, de verdad, no creía que se enfadaría, ¿sabes por qué se habrá puesto así?
-No te preocupes Blas, y sí, lo sé. -dije entre sollozos.

Dani.

Entré a la habitación y creí que no había nadie pero en ese momento me dí cuenta de que la cama de Álvaro estaba ocupada por alguien. Prontamente reconocí a Sofía, la cual lloraba de una forma bestial.

-¿Estás bien, Sofía?
-No, Dani, no. Déjame por favor.

No sé que había dicho pero ahora incluso lloraba más. Decidí dejarla, luego intentaría hablar con ella.

-Voy a ducharme, ahora vuelvo por si necesitas algo.

Ni se inmutó. Suspiré y entré al baño. Una vez terminé salí, ya había llegado David y estaba consolando a Sofía, ella no dejaba de llorar. Y por un momento incluso me sentí un poco culpable, conmigo no había querido ni siquiera hablar.

Hablamos con el resto y nos encontramos abajo para almorzar.

Andrea.

Nos sentamos en la mesa, Sofía estaba lo más lejos de mi posible. Me dolía estar así con ella, nos conocíanos desde los 4 años y jamás habíamos peleado de esta forma ni por alguna causa similar.

Salimos habiendo almorzado y me puse a su altura para hablar con ella, tenía que disculparme.

The perfect kind of crazy. (Carlos Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora