Capítulo 18.

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Carlos.

-Carlos, la cena, tengo hambre.

Me levanté del pequeño sofá junto a la cama de Yolanda y me dirigí a la cocina para cumplir su petición.

**

-¿Sigues ahí?
-Aquí sigo.
-¿Y qué tal estás?
-Bastante bien, ¿y tú? Prometo que te noto muy raro, no sé, no nos conocemos casi nada, pero juraría que algo te pasa.

Me mantuve en silencio hasta que no pude reprimir las lágrimas, no soy de los que siempre lloran y se lamentan por todo, pero estoy tan agobiado, en una situación tan extraña que desde luego ahora mismo no puedo hacer ninguna otra cosa más que desahogarme.

-Carlos.
-Di-Dime.
-No puedo creer que estés llorando, cuéntame que te pasa. -oí un suspiro.- Si quieres claro, quizás no te transmita confianza, casi no nos conocemos.
-¿Te parece si hablamos en otro momento? -sequé algunas lágrimas que aún estaban depositadas en mis mejillas con el puño.
-En menos de media hora estoy en casa y podré hablar con mucha más tranquilidad, seguro dentro me echan en falta, ¿si te llamo cuando llegue me contarás?
-Bueno... Vale. -respondí tras un pequeño silencio. -Mira que eres cabezota. -dije esto en un susurro pensando que al otro lado no lo habría escuchado.
-Gracias. -rió.
-Y si que tengo confianza en ti.
-No llores mientras no te llame eh. -bromeó.
-Vale, lo haré mientras hablamos para que veas lo macho que soy. -seguí la broma.
-Macho no sé, pero tonto eres un rato. Adiós. -carcajeó una última vez y colgó.

Al final había logrado sacarme una sonrisa y todo.

-¡Carlos! -gritó mi novia desde la planta de arriba.

Suspiré y me dirigí a las escaleras para ver lo que necesitaba.

-¿Puedes dormir conmigo hoy?

Asentí dejando el móvil y lo que llevaba en los bolsillos encima de la mesita de noche. Acto seguido me tumbé junto a Yolanda y ella me abrazó para caer en los brazos de Morfeo apenas 10 minutos después. Me estaba durmiendo yo también cuando vi como mi móvil vibraba descontrolado. Me estaban llamando, pero mi brazo era inservible, si me movía lo más mínimo la despertaba. Lo intenté pero terminé por resignarme, era misión imposible.

Andrea.

Viendo que Carlos no cogía el teléfono volví a dirigirme a la habitación de mi amigo.

-¿No lo coge aún?

Negué sentándome en el borde de la cama donde él estaba tumbado.

-Me ha dado frío, voy a ponerme el pija.. -una manta aterrizó en mi cabeza.
-¿Qué mejor que una manta para quitar el frío? -rió.
-Te mandaría a un lugar precioso que empieza por m pero mejor voy a por mi pijama y te devuelvo esto. -sonreí y lance la manta para que fuese estampada en su cara, y mira, por suerte hoy no me fallaba la puntería.

Una vez tenía mi calentito pijama protegiéndome del frío me dirigí a la planta de abajo a por dos cola caos.

Volví a la habitación de Rubén.

-Toma anda. -le tendí una de las tazas.
-Gracias.

Me aburría y decidí mirar mis últimos mensajes, pero tampoco había nada interesante.

-Oye Andrea, que cuando quieras vamos a la montaña.
-¿A la montaña? -pregunté extrañada, ¿de qué habla este ahora?
-Sí, ese era el lugar precioso con m ¿no? -rió.
-¿Debería reírme yo también? -dije saliendo de allí.
-Ann, venga no te enfades. -dijo cogiéndome de la muñeca cuando caminaba por el pasillo y girándome hacia él.- Sé que no te gustan esas bromas, pero..
-¿Pero..?
-Nada, es igual, descansa ¿si? Te quiero. -besó mi mejilla y volvió a entrar en su habitación.
Un poco confundida, yo también me fui a dormir, era demasiado tarde ya y mañana debíamos volver a trabajar.

**

-Mira lo que tengo. -vi como en su mano sostenía el móvil que hace casi un mes perdí. -Estaba en el último cajón de mi armario -rió.
-Dios, te amo. -sonreí y le besé.
-¿No has perdido nada más que tenga que encontrar para esos besos? -se burló.
-Que bobo eres. -reí y volví a besarle.

Gracias a dios no tenía ninguna contraseña en este móvil y pude desbloquearlo, porque después de un mes a ver quién se iba a acordar de una contraseña.

Tenía un montón de llamadas de Magí, algunas de los chicos, y muchísimas de Carlos acompañadas de cientos de mensajes en whatsapp. Los últimos mensajes eran de esta mañana.

"*No puedo creer que después de un mes sigas enfadada porque no te cogí una llamada.
*Ni un mensaje ni una llamada me has contestado desde eso.
*No molesto más, cuando quieras aceptar mis disculpas hablamos.
*Que te vaya bien todo."

Pobre, había perdido los contactos al comprarme un móvil nuevo y no habiamos podido hablar.

-Que bien se vive cuando tienes un dia libre eh amiga, yo hoy no puedo venir a comer, pero te veo luego y hacemos algo juntos, ¿te parece?

No podía ser más atento. Siempre lograba sacar un rato al día para pasarlo conmigo, un novio así da gusto. Es cierto, no os lo había contado, Rubén es mi novio desde hace 3 semanas, decidimos intentarlo y si veíamos que no iba a salir bien volveríamos a ser amigos como anteriormente. Realmente yo me siento muy agusto con él. Una de las cosas que más valoro en las personas es que estén en la buenas y en las malas y eso es algo que a él no le falta, está ahí cuando todo está en calma y cuando viene la tempestad, siempre. Se puede decir que le adoro demasiado.

-Claro, ten cuidado bonito. -me besó y salió para dirigirse al trabajo.

Volví a desbloquear y posar la mirada en el móvil para responder a los mensajes de Carlos.

"No tengo ningún motivo para estar enfadada tontucio, llámame cuando puedas ¿si?"

Hace un mes que estaba mal y yo con el trabajo y todo no había tenido ni un rato para pedir su número a Magí y llamarle, quizás en algo podría haberle aconsejado. Me sentía mal y todo. Decidí llamarle puesto que no había respondido a mi mensaje habiéndolo leído, a ver si ahora estaba enfadado o algo, que lo vería normal.

-Andrea. -oí un suspiro.
-Ay Carlos, ¡hola!
-No volveré a dejarte sin coger ni una llamada más, te enfadas por cualquier tontería.
-Que no me enfadéeeee. Esque perdí el móvil y con el único que he podido hablar ha sido con Magí, ¿no te lo dijo él? Le pedí que lo hiciese.
-No. -hubo un silencio. -Llevo sin hablar con él y con los chicos varias semanas, estamos descansando para seguir con las promociones y la gira. -suspiró.
-¿Varias semanas? ¿Y lo dices así de normal? Carlos, son tus amigos, ¿qué pasa?
-Joder, es mi vida ¿vale? Hago lo que quiero. -gritó tan fuerte que incluso tuve que alejar el móvil de mi oído sino quería quedarme sorda.

No dije nada ni él tampoco, el silencio reinaba y la llamada seguía ahí, ninguno de los dos había colgado.

-Lo siento Andrea... No debería haber gritado así. -dijo mucho más calmado.

¿Qué podía pasarle para que estuviese así de distante con los chicos? Barajé varias opciones en cuestión de segundos hasta que mis pensamientos se vieron interrumpidos de nuevo por la voz de Carlos al otro lado.

-¿Te ha comido la lengua el gato o qué? -su tono frío y borde me irritaba demasiado.
-No pienso aguantar tus borderías, si quieres hablar bien hazlo, sino permíteme que cuelgue.
-No espera, enserio, lo siento, no sé que me pasa.
-Sigues mal aún ¿no? -suspiré.

En lugar de obtener una respuesta pude oír un sonido que se repitió tres veces indicando que la llamada había finalizado. ¿Me había colgado? Imbécil.

The perfect kind of crazy. (Carlos Auryn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora