The perfect kind of crazy. (Carlos Auryn)

Capítulo 12.

Andrea.

**
Llevábamos varios días ya aquí en Valencia, de hecho creo que ya habían terminado el rodaje, puesto que mañana volvívamos a Madrid.

-No eres capaz. -retó Álvaro a Dani.
-¿Estás seguro?
-Veamos pues. -señaló la piscina.

Corrió y sin pensárselo dos veces incluso con la ropa se lanzó al agua. A este le siguió David y prontamente se unieron el resto.

Sofía, Magí y yo les observábamos desde una mesa de la terraza con nuestros refrescos.

No llevaban ni 5 minutos allí dentro cuando uno de los trabajadores se acercó al borde de la piscina.

-¿Están locos? Salgan ahora mismo o me veré obligado a llamar a seguridad. -gritó bastante enfadado. Incluso nosotros pudimos oírle.

Reíamos mientras los chicos salían de allí corriendo más que en toda su vida junta. No tenían remedio.

Unos diez minutos después volvieron a aparecer con una ropa totalmente seca.

-¿Cómo se os ocurre? -rió Sofía una vez más.

Todos miraron a Álvaro, al fin y al cabo él había tenido la tan loca idea de tirarse a la piscina a estas horas de la noche.

-Vosotros me seguísteis, no fui yo solo.
-Si Álvaro hijo, vamos a dormir, que estás sembrado hoy. -le cogió del brazo David riendo también.

Decidimos subir todos juntos, era tarde.

-Mañana nos espera un día ajetreado desde bien temprano. -comentó Magí.
-¿Pero no nos íbamos por la tarde? ¿Cómo que temprano? ¿Tenemos que madrugar? -este era David.
-Se me ha pasado deciros esto, cierto. Saldremos temprano hacia Alicante para grabar unas últimas escenas que cerraran el videoclip. -sonrió.

Los chicos se quejaron por el hecho de tener menos horas para dormir. A nosotras realmente no nos importaba, era nuestro trabajo. Y se puede decir que a Carlos fue al único que realmente le agradó la noticia, ya que hacía un baile raro mientras mencionaba repeditas veces la ciudad, pero aún más raras que ese baile eran las miradas que le dirigían los extranjeros que andaban por los pasillos. Esta situación provocó carcajadas en todos nosotros mientras Carlos nos miraba confundido, creería que era algo normal. Pero no, pronto se dió cuenta del ridículo que había hecho y nos acompañó riendo.

Llegamos a nuestras habitaciones.

-Recordad que mañana a las ocho en punto nos vemos en la recepción con las maletas, ¿está bien?

Asentimos y nos adentramos en nuestra habitación.

Estaba cansada, pero realmente no tenía sueño. Cogí mi móvil junto con mis auriculares y me senté en la cama a ver un capítulo de "Castle", una de mis series favoritas.

Estaba tranquilamente sumergida en mi mundo cuando un cojín aterrizó sobre mi cabeza. Rápidamente me quité los auriculares y me quejé.

-¿Qué hac...

Otro cojín. Maldito Álvaro. Decidí vengarme y con mi almohada empecé a pegar a todo lo que veía, Carlos vió que era mucho más efectivo que los cojines y me copió.

Me encontraba rodando por el suelo, sin poder parar de reír e intentando esquivar cualquier golpe por parte de alguno de mis compañeros de habitación.

Dos golpes en la puerta interrumpieron esta guerra que realmente yo ni sabía por qué había empezado. Bueno quizás sí, porque me habían interrumpido mi momento de relajación antes de irme a dormir.