-Bien -Aceptó Rex, seriamente atravesando con la mirada al presidente-. Lo esperaré.
*****
Zeta dio un paneo visual a sus alrededores, por precaución, antes de ingresar. La puerta del garaje era lo suficientemente grande como para que cualquier clase de vehículo entrase, una rampa en bajada conectaba con la entrada, y en la cara superior de la puerta se apreciaba un símbolo pintado en rojo, de un círculo con un punto en el medio.
-Este parece ser el lugar.
El garaje era parte de un estacionamiento privado, ubicado del lado de un prestigioso hotel de cinco estrellas sepultado en escombros. A Zeta no le costó trabajo descubrir que la puerta se abría tirando hacia arriba. Como Máximo había dicho, dentro había una enorme camioneta negra de cúpula cerrada, pese a la capa de tierra que la cubría no se hallaba ningún tipo de rasguño u abolladura en su chasis, el joven intuyó que debía ser del antiguo dueño del hotel.
Ingresó rápidamente y cerró la puerta tras él, antes de partir debía revisar y asegurar su equipo y encontrar alguna forma para usarlo correctamente. Había escuchado a Patricia nombrar unas gafas de visión nocturna, la cual tenía adherida al cinturón. Sin duda fue lo primero que investigó.
Se las colocó con cuidado, para probarlas en la oscuridad del garaje. Las gafas, en su exterior, eran de un color negro opaco; de una forma similar a las que se usan para esquiar, con la diferencia que la lente no era transparente, sino que contaba con una pequeña hendidura circular en el centro, donde se ubicaba el visor que permitía transformar la imagen oscura a una imagen verdosa que dejaba ver perfectamente entre la oscuridad. Zeta quedo maravillado con la claridad con la que distinguía los objetos a oscuras, nunca antes había usado un artefacto así y lo tentó la idea de examinar más objetos con él, pero su sentido del deber lo obligó a guardarlo, para utilizarlo más tarde con esos nuevos zombis que Patricia había mencionado.
Procedió a revisar su arma, su distinguida Beretta color rojo, que le había regalado Lara; parece que alguien le había colocado un silenciador en algún momento que su cabeza estaba en las nubes. Luego, revisó la cantidad de cargadores que llevaba en su cinturón hasta que algo lo molestó en su bolsillo. Era algo duro, pequeño. Metió su mano y extrajo un pequeño artefacto metálico.
- ¿Cómo llegó esto aquí?
Zeta examinó el pequeño objeto con curiosidad, tenía una forma cilindrada, y por más que buscara de mil formas, no encontraba botón alguno para poder descubrir que hacía, así que decidió no perder más tiempo con eso y lo guardó donde lo había encontrado. Sin más que hacer, se dirigió nuevamente al portón de salida, pero en ese momento, algo golpeó la puerta de manera brusca alertando al joven, quien desenfundó raudo su arma. De nuevo, otro golpe hizo resonar el metal, y se escuchó claramente el sonido de unas uñas rasgando el portón desde afuera.
A Zeta le paralizó el corazón la idea de imaginar un cortador del otro lado, estos eran demasiado peligrosos, y podría haber más. Decidió ir cauteloso, su mano le temblaba mientras apuntaba con su arma al frente, planificó dejar que la puerta se abriera y acabar con lo que sea que estaba del otro lado.
En el momento que el ambiente se silenció y no escuchó más golpes, Zeta empujó el portón hacia arriba y se colocó de rodillas en una posición de disparo certera. Entre las penumbras, apuntó a una figura oscura que se encontraba del otro lado, en la parte alta de la rampa. Ya lo tenía en la mira, no había más monstruos cerca, el objetivo se reducía a uno, su dedo se posó suavemente sobre el gatillo, y fue entonces cuando lo reconoció.
-No puede ser... -dijo, bajando el arma y sonriendo-. ¡Pequeño Zeta! ¿Qué haces por aquí, amiguito? -Zeta guardó el arma y lo acarició enérgicamente, el perro sacudió su cola, parecía reconocerlo.
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Z El Señor De Los Zombis (Libro I) Versión Clásica
Science FictionTras despertarse en un callejón baldío, cubierto de sangre y sin ser capaz de recordar su identidad, un solitario y desconfiado joven no tendrá más opción que sobrevivir a un mundo en donde las leyes ya no existen, los muertos cobran vida, el orden...