De repente, el sombrío silencio del lugar fue interrumpido por un molesto y continuo ruido, que gradualmente se fue escuchando cada vez más fuerte, el joven desconcertado se dirigió rápidamente afuera para ubicar mejor la proveniencia del sonido.
Observo a la lejanía, justo por la ruta de donde el vino, y vio que se acercaba una moto a gran velocidad, el ruido ocasionado era el motor de la susodicha, que hizo al joven estremecerse de los nervios.
Tenía en claro que tal sonido iba alertar a todos los Zombies del campo si seguía a esa velocidad, y para colmo se acercaba hacia su dirección. Muy mal asunto.
Sin embargo, mediante la moto se acercaba hasta su posición también lo hacía algo mas, algo que lo seguía por detrás, a juzgar por la velocidad y la forma de su silueta, se trataba de un perro Zombie, el joven no lo podía ver con precisión pero los ladridos escandalosos del can aclararon sus dudas.
Esta clase de Zombies era del tipo animal, y como a los humanos, el virus también los afectaba, con la ligera diferencia que el virus lograba aumentar un cincuenta por ciento el tamaño del animal infectado, y por ende, amentaba sus cualidades.
Así mismo, el Zombie canino, le pisaba los talones al sujeto que venía en la moto, tanto que llego incluso a sobrepasarlo, corriendo a toda velocidad a la par de la moto, haciendo ademan con su cuerpo para saltar al ataque.
El conductor se sobresalto, intento vanamente aumentar la velocidad pero era demasiado tarde, el can estaba suspendido en el aire a un palmo de distancia de asestar una dentellada en su cuello.
Cuando se escucho un disparo a la distancia, seguido de un silbido ensordecedor que pareció pasar justo a un lado del conductor, y atravesar de lleno parte de la cabeza del endemoniado canino.
Su cara se salpico en sangre, pero siguió la marcha ignorando el cadáver del can que caía y se revolvía en el asfalto dejando unos rastros de carne y una hilera de sangre oscura.
El conductor intento identificar a su salvador, era un joven que se encontraba en pie en medio de la ruta, con el arma aun alzada que apuntaba a su dirección, mirándolo fijamente sin parpadear ni una vez.
Instantáneamente clavo los frenos, ubicándose justo delante del chico, al detenerse completamente limpio su cara manchada de rojo con la manga de su camiseta, se acomodo su gorra de lana verde, que escondía su poblada cabellera negra que le llegaba al cuello, y prosiguió a hablar, se le notaba nervioso y tremendamente apurado, sus palabras salían entrecortadas por su agitada respiración.
— ¡Hey! ¿Necesitas... aventón? ... necesito un tirador.
— ¿Tirador? ¿A qué te refieres?
El conductor se limito a apuntar a su retaguardia con el dedo.
El joven miro al horizonte a la vez que se le ponía la piel de gallina, tres, cuatro, cinco... ¡¿Seis?!
Indefectiblemente eran seis perros Zombies yendo a toda velocidad bramando ladridos y aullidos perturbadores, que estremecerían hasta al más valiente.
—Ok capto... Pero ¿Como hare para dispararles de espalda?—Dijo un tanto nervioso.
—Ingéniatelas... ¡y apúrate que se acercan!
El joven se tomo un momento de pensar, mientras que el conductor miraba constantemente hacia atrás observando cómo los endemoniados canes se acercaban a una velocidad aterradora.
— ¡¿Qué esperas?!
El joven no contesto. Prosiguió a sacar de su bolsa una soga que usaba para atar la carpa, dejo la bolsa en el suelo, ya no la necesitaría, luego amarro la soga por el torso del conductor, se sentó de espaldas a este, y ato el otro extremo a su pecho, sujetándolos a ambos, realizo varios nudos para evitar que la soga se afloje y no terminar estampillado al asfalto.
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Z El Señor De Los Zombis (Libro I) Versión Clásica
Science FictionTras despertarse en un callejón baldío, cubierto de sangre y sin ser capaz de recordar su identidad, un solitario y desconfiado joven no tendrá más opción que sobrevivir a un mundo en donde las leyes ya no existen, los muertos cobran vida, el orden...