CAPÍTULO 2

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David buscó con la mirada a cualquiera a su alrededor. He aquí el problema de ser tímido, no te puedes hacer en un grupo de trabajo fácilmente.

Sintió un toque en su espalda y giró. Era Melisa.

– ¿Ya tienes con quién hacerte? –preguntó ella, viéndose como agua en el desierto.

El negó con su cabeza. La diferencia de estatura era notable. Él podía ver como se movían las largas pestañas de Melisa; mientras que ella sentía la respiración de David en su frente, haciéndole cosquillas.

– Te puedes hacer con nosotros –dijo ella, señalando su grupo.

El sonrió, como asentimiento.

Tomo su pupitre y lo llevo hasta allá.

– Hola ­–saludó al grupo, al llegar. Ellos lo saludaron.

David se volteó a ver a Melisa. Ella intentaba cargar su puesto, pero este pesaba demasiado.

Fue hasta donde se encontraba, haciendo algo que no era típico en él. Pensar en los demás.

– Permítame – pronunció con galantería, tomando el pupitre en sus manos.

Ella lo soltó y profirió un "gracias" sorprendida. Él lo llevó hasta su lugar.

Ya todos organizados, Melisa le presento a sus amigos. Fernanda, Rodrigo, Mario y Karen. Él le sonrió amigablemente a todos.

Se encontraban realizando un taller de física y estaban estancados en el ejercicio 6.

– Realmente, no le encuentro solución –musitó Melisa.

– Y eso que tú eres la inteligente –reconoció Mario, quién se hacía un tatuaje a lapicero en su brazo.

– ¿Deberíamos preguntarle al profesor? –preguntó Karen, la cual llevaba delineados los ojos.

David alzó su cabeza y se familiarizó con el problema.

– No están difícil –comentó, llamando la atención de todos–. Solo estamos usando la formula incorrecta. Debemos tomar la primera que nos dieron y desglosarla, así sacaremos la velocidad de otra forma. Luego lo ponemos en la de distancia al cuadrado y... ¡Listo!

Todos lo miraron sorprendidos. Fernanda tomo rápidamente su calculadora y realizó la operación.

– Es correcto –declaró, sorprendida.

– Eres un genio, hermano –lo felicitó Rodrigo.

– No exactamente –confesó, usando su constante humildad–. Soy terrible en Química y Sociales.

– Melisa es una diosa en ellas. Podría ayudarte –dijo Fernanda, viendo a Karen en complicidad, como si se llevaran algo entre manos.

David la miro.

– Si, seriamos un gran equipo –susurró, lo suficientemente alto como para que ella se ruborizara.

La clase continuó entre explicaciones de Física, risas y el leve sonrojo que continuaba en las mejillas de Melisa. Desde ese día, David tuvo con quienes estar en el recreo pero, primero, tenía que mandar una carta.

Espero en la puerta de salida del colegio a Camilo. Cuando el niño lo vio, meneó la cabeza en negación.

– Tengo una chocolatina Jet –avisó David.

El rostro del infante se iluminó y corrió hacia a él. Este le entrego el sobre y el chocolate.

– Ya lo sabes, Camilo. Entrégaselo a tu hermana.

Media hora después, un papel cruzó por debajo de la puerta de la habitación de Melisa. Ella se levantó de su cama y fue a recogerlo.

Sus piernas temblaron al ver el reconocido sobre amarillo. Abrió y leyó.

"Melisa, como siempre tengo que pedirte un favor pero, antes, necesitó que leas esto. Resulta que, como te dije, soy muy tímido y no solía rebosar de amigos en mi anterior escuela. Ahora, aquí, te conocí a ti y a tu grupo. Siempre había querido contar con alguien y sé que ahora cuento contigo. Gracias. Por otro lado, voy perdiendo Química y eso que sólo han pasado unas pocas semanas de clase. Necesito una tutora. ¿Tú me volverías a ayudar? – David. Posdata: Para el trabajo de español nos tenemos que hacer en parejas, ¿Podríamos ser un equipo?"

Por un momento, ella confundió las palabras "¿Podemos ser un equipo?" por "¿Podemos ser novios?". Volvió a leer la carta, dándose cuenta de su error. Lo que no notó, fue que aquel era un error de cerebro, pero no de su corazón.

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Entrégaselo a tu hermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora