CAPÍTULO 26

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Melisa se había debatido, internamente, el hecho de ir a clases el lunes. Otra vez la había vuelto embarrar. Como siempre, era ella.

Podría haber fingido estar enferma, pero su mamá tomo por ella las decisiones. Por lo tanto, fue obligada a asistir al colegio.

A David le sucedía la misma situación. Aunque él se sentía cohibido de solo pensar en lo molesta que estaría ella después de haberla besado.

De esa forma, ambos entraron a su salón y, para colmo, seguían sentados unos detrás del otro.

Fue casi imposible resistirse al perfume de Melisa y, al hecho, de que siempre tenía ganas de besarla.

Y a ella, le dolía verlo. Le dolía encontrar una pizca de tristeza en sus ojos. Le dolía ver la melancolía con la que él la miraba.

Alguien debía pedir disculpas al otro. Tal vez, él por besarla o ella por dejarlo sin esperanzas.

Salieron a descanso preparando, cada uno, sus palabras.

David iba hacia ella, pero fue detenido por una chica alta y delgada.

– Hola – le saludó.

– Hola... – correspondió, viéndola confundido.

– Soy Lorena, por cierto – se presentó, sonriéndole.

– David Rodríguez...

– Lo sé – interrumpió –. Todos saben quién es el chico guapo de decimo 1.

Los ojos del chico se abrieron desmesuradamente. ¿Él, guapo?

– Emm, gracias.

– No es nada – le contestó, acercándosele más –. Yo he querido hablar contigo. He hablado con tu amigo Rodrigo. Él dice que eres bueno en física y, pues veras, yo necesito algo de tutoría.

– Ya veo. Pero, vamos a salir a vacaciones y...

Volvió a ser interrumpido.

– No importa, David. Tenemos todas ellas para que me enseñes.

– Bueno...

– ¡Grandioso! – Exclamó, acercándose aun más –. Sabía que me ibas a ayudar.

– Sí, entonces... Nos vemos luego.

– Claro – sonrió –. Nos vemos.

No se fue sin darle un beso en la mejilla al chico.

Melisa quiso asesinarla/degollarla/electrocutarla/ahorcarla/ahogarla/quemarla, todo al mismo tiempo.

¿Quién era ella para besar la mejilla de David? De su David.

Mientras, él se limpiaba su mejilla. Lorena usaba demasiado brillo de labios. Se dio vuelta, encontrándose con la molesta mirada de la chica.

Él caminó hasta ella.

– Yo... ummm... quiero hablar contigo – dijo, tímidamente, sin alzar la mirada.

– Yo también – declaró ella –. Pero, veo que tienes una charla pendiente con Lorena.

David subió la vista, rápidamente.

– No, yo ya termine de hablar con ella – le corrigió.

– Y, bien, ¿Cuándo es la cita?

Él entendió a que se debía eso. ¿Ella estaba celosa? Dios santo, cuanto ansiaba que fuera eso.

– No sé. Depende de cuando ella diga.

– Ok y... ¿También la vas a llevar a jugar bolos?

– No, con ella vamos a estudiar. Los dos... solos.

Melisa se mordió la parte interna de su mejilla.

– Excelente...

– Sí, ya sabes, ella es guapa...

– Entonces, no tiene caso decirte lo que te iba a decir.

Él abrió la boca, sorprendido.

– ¡No! – exclamó –. Dime.

– No lo creo, David. Es mejor que escuches a Lorena.

– No, por favor. Muero por saber que querías decirme.

Ella se dio la vuelta, apartándose de él.

– ¡Hey, no me dejes así! – gritó, corriendo tras ella –. Yo quiero saber, Mel.

– No, dejemos así. Cuando tengas tiempo para mí, me avisas.

– ¡No, ven! ¡Cuéntame!

– Para nada.

– Por favor, nena.

"¿En serio, él le había dicho nena? Wao, eso sonaba muy bonito saliendo de su boca."

Ella se detuvo y le dio la cara.

– Hablamos luego, ¿vale?

No le dio tiempo para responder porque ya había entrado al baño de mujeres.

– Diablos, eso es terreno prohibido – susurró David, dándose por vencido.

"¿Qué quería decirme? ¿Qué le gusto? Dios santo, que sea eso."

Nota de Autora:

Holiwis. ¿Qué hay, lectores? Ven, esa es su primera pelea. Y lo que le hizo David es parte del Karma de Melisa, por ser perra en el capitulo anterior.

Pero, en el siguiente, viene la confesión. ¿Será Melisa lo suficientemente valiente para declarar sus sentimientos al chico? ¿David dejara de ser tímido y la volverá a besar? ¿La escritora se dignara a publicar rápido?

Todo eso y más en un próxima ocasión.

Nos vemos y muchísimos besos. Gracias por las 250 leídas. Son ¼ de 1000.

Por cierto, comparte esta historia con tus amigos, me harías muy, muy feliz.

Os ama, quiere y aprecia:

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