CAPÍTULO 14

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Abril fue un mes largo para ambos. Era difícil hablar después de lo que había sucedido en semana santa. Pasaron de estar juntos en cualquier trabajo a separarse completamente. David volvió a estar solo y le la pasaba comiendo un libro tras otro. Melisa hacia lo mismo, pero con sus uñas.

– Ese es un habito asqueroso, niña – la regañó Fernanda –. No creo que nadie quiera darte un beso con un pedazo de tu cuerpo en la boca.

– No es como si quisiera que alguien me besara – respondió, arisca.

– Yo se que lo quieres.

– Tú no sabes nada.

– ¿En serio? – preguntó, retorica –. Estoy a unos puestos tuyos y sé que no has dejado de echarle ojeadas a David cada 2 minutos.

– No es verdad.

– Tengo una foto que lo demuestra – anunció, mostrando su celular.

– ¡Bórrala ya mismo!

– ¿Ves, amiga? El pez cae por su boca.

Ella suspiró frustrada.

– Intento que deje de gustarme, ¿sabes? – le contó –. Pero, es demasiado difícil cuando está detrás de mí. Así, totalmente silencioso, oliendo perfectamente y mirando mi espalda con sus impactantes ojos.

– No solo mira tu espalda.

– ¿Qué?

– Sí. Él te mira justo cuando tú lo dejas de hacer. Pareciera como si contara el tiempo.

– Te odio, ¿sabes? – declaró, dándose por vencida con su amiga.

– Lo tengo más que claro.

Cada una fue a su pupitre cuando la profesora de Arte llego.

Si hoy no era un buen día para Melisa, mucho menos para David. El chico, gracias a su manía de planificar todo, sabía que en esta clase se iban a entregar los retratos de sus compañeros.

Tenía miedo de lo que pensara ella cuando viera su dibujo. ¿Habría plasmado demasiados sentimientos en él? ¿Seguirían sin hablar después de esto? ¿Vendría ella por una explicación, al ver que no había quedado perfecto?

Dejando de lado las dudas, él puso atención a la entrega de los trabajos, sobre todo, cuando lo llamaron.

– ¡Excelente trabajo, señor Rodríguez! – alabó su maestra –. Merece más que la máxima calificación.

Él le dio una pequeña sonrisa de boca cerrada y recibió la hoja de papel. La miro instantáneamente. Cualquiera diría que se trataba de una fotografía en sepia de Melisa pero, si miraban detalladamente, encontrarían una suavidad y ternura en los trazos que solo una persona enamorada podría hacer.

David subió la mirada, encontrándose con la de la chica. Se suponía que debían darle el bosquejo a la persona retratada. Sin embargo, él había decidido no hacerlo. No quería ser rechazado tan fácilmente.

Ella lo espero, quedando decepcionada al verlo sentarse en su puesto y guardar el dibujo en una carpeta.

Acaso, ¿ella no era bonita para ser pintada en el papel? ¿Qué tenia de malo esa hoja? ¿Qué tenia de malo ella?

Se lleno de furia de solo pensar en las opciones que cruzaban en su cabeza. Por ello, al momento de recoger su trabajo, opto por hacer lo incorrecto.

Camino hasta el escritorio de su profesora a pasos largos.

– Buen trabajo. Hay algo en este dibujo que demuestra...

– Gracias – dijo, callándola.

Se devolvió hasta su puesto pero, antes, se hizo en frente de David. Lo miro fijamente, con el rostro serio.

– Si yo no soy lo suficiente, tu tampoco – sentenció.

Tomo la hoja por la mitad, sin dejar ver el bosquejo, y la rompió en 2 pedazos largos. Continuo hasta volverla migajas.

La mirada de todo el salón era atónita. Aunque, la del chico, era como si algo muy dentro de él estuviera a punto de romperse.

Ella sonrió cínicamente cuando terminó.

– ¡Melisa Pineda, ahora mismo para rectoría! – demandó la maestra.

La chica asintió y salió del lugar con la cabeza en alto.

David, simplemente, puso hundió su cabeza en el pupitre e intento contener las lagrimas que se avecinaban.

Nunca en su vida se había enamorado. Es más, nadie le había gustado en todo ese tiempo. Sabía que esto de querer a alguien iba a ser difícil, pero no se imagino que dolería tanto.

Nota de Autora:

Y llega ese momento donde empiezas a odiar a la protagonista por zorra. Tómalo, Melisa.

Tú me creaste, ¿sabes?

No molestes. En fin, Hola. Discúlpenme por no subir capitulo ayer, pero hoy vengo con 2. El siguiente lo estaré subiendo dentro de 2 a 3 horas después. Muchas gracias por su atención a la historia.

Hasta la próxima.

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