- Debe estar ciego para no darse cuenta que le gustas - comentó Fabio, cambiando de canal.
- Pues sí, pero yo todavía no estoy segura de que él sienta lo mismo por mí.
- ¿Por qué no le preguntas?
- Porque lo dañaría todo. Si el llega a responder que no, me rompería el corazón y nuestra amistad terminaría - tomo un sorbo de su gaseosa y continuo -. Además, yo soy de sus pocos amigos y me pondría mal saber que se quedo solo por mi culpa.
Fabio asintió, pensándolo.
- Bueno, es razonable - acordó -. Aunque, ¿no te has imaginado que él dijera que si?
- Es en lo que pienso cada noche, para serte sincera.
- Lo quieres, ¿cierto?
- Creo que sí. Pero, algunas veces, creo que es más que eso.
- ¿Enamorada?
- Podría - susurro -. ¿Quién no lo estaría después de todas esas hermosas cartas?
- ¿Cartas?
- Sí. Él me ha escrito algunas con cosas muy bonitas.
- ¿Puedo verlas?
Ella asintió y fue a su cuarto en búsqueda de la caja donde las guardaba.
Volvió con ella en sus manos y se la entrego a Fabio.
- ¿Esto huele a chocolate?
- Chocolates y fresa, en realidad - le corrigió.
- El chico es muy detallista - reconoció, mientras abría la primera.
La leyó sin pausas y siguió así una tras otra. Fabio se había quedado sorprendido con la facilidad de David para manejar las palabras, escondiendo muy bien sus sentimientos detrás de cada frase.
- Esto es precioso, Melisa - afirmó.
- Lo sé. Me gusta leerlas solo para sentir mariposas en el estomago.
Él rio.
- No entiendo por qué dices que él no siente lo mismo que tu.
- Porque así es.
- ¿En serio? - preguntó, retorico -. Te dice linda. Te dice que mereces el mundo entero y más. ¡Dijo que tu nombre era precioso!
- Bueno, sí. Aunque, eso no significa nada si él me llama "amiga" a cada rato.
- Cariño, a él le sucede lo mismo que a ti. Tiene miedo de perderte.
Ella bajo la mirada, sintiendo como se calentaban sus pómulos de solo pensar en David queriéndola.
- Haz algo, Mel - le sugirió -. El ha dado los primeros pasos todo este tiempo y le es difícil. Él lleva lo tímido a otro nivel.
- Esta mañana, cuando me pediste la cita, yo iba a hacer lo mismo con él - dejo salir.
- ¡Oh, no sabes cuándo lo siento!
- No es importante. Te agradezco por estar conmigo y aclararme las cosas.
Él le sonrió, amigablemente. En ese momento, sonó el timbre y ella se levanto para ir a abrir la puerta.
- ¿Esperas a alguien? - le preguntó Fabio.
- No.
- Te acompaño.
Ambos fuero hasta la entrada de la casa y ella abrió con timidez.
La sorpresa fue para ambos al encontrarse a un cabizbajo David en frente de ellos.
Él subió lentamente la mirada, decepcionándose al verlos juntos.
- Esto fue una mala idea - susurró, mirándolos -. Yo ya me voy.
Se dio la vuelta y comenzó a caminar.
- ¿Qué diablos?
- ¿Cómo así que "Qué diablos", Melisa? - inquirió Fabio -. Ve por él, niña, o lo vas a perder.
Ella se asusto de solo pensarlo y corrió hacia él rápidamente.
Lo tomo del brazo, antes de que cruzara la esquina.
- Oye, David - lo llamo -. No te vayas.
Él voltea a verla, triste.
- No sé, realmente, a que vine - confesó, mordiéndose el labio.
- Entonces, ¿por qué estás aquí?
- Impulsos, creo.
- Ya veo...
Melisa lo soltó y planeaba volver a su casa, hasta que él hablo.
- Yo, tal vez, quería revisar si estabas segura - dijo, en un suspiro -. ¿Lo estás?
- Si. Nos hemos pasado toda la cita hablando. No tienes de que preocuparte.
- Pero, me importas. Eso hace que quiera librarte de cualquier peligro.
Ella se ruborizó enormemente al oírlo. Agradeció que estuviera oscuro, para que él no lo notara.
- Eso es tierno, David.
- No más que tu - le susurró -. Y, ya que estas bien, es hora de que regrese a mi hogar.
- Umm, vale.
- Nos vemos luego - se despidió y volvió a emprender la marcha.
Ella lo miro desde la otra acera. "Esto no se puede quedar así" pensó.
- ¡Espera! - exclamó y volvió a correr detrás de él.
- ¿Qué sucede? - le preguntó él, cuando estuvieron cerca.
- Me preguntaba si nos podríamos ver mañana e ir a jugar o salir un rato.
El corazón de David bombeo sin parar. "¿Cita? Dime que así, porque me suena demasiado parecido."
- Vale.
- Bien. ¿Pasas a recogerme a las 3 de la tarde?
- Seguro - contestó.
- Adiós - dijo ella, acercándosele más.
Se paro en las puntas de sus pies y le dio un sonoro beso en la mejilla a David.
- Hasta mañana - habló en su oreja y salió corriendo a su casa.
El chico se quedo sin habla. Había soñado con esto desde hace mucho tiempo.
Nota de Autora:
¡Esto me encanto!
Por fin, esa acción que tanto esperaban. Pero, como dice Taylor Swift: "Nothing last forever".
Él que lo entendió, lo entendió.
Para que no digan que soy mala, este el 3 capitulo que publico esta semana. Mañana, hay otro.
Nos vemos dentro de 24 horitas.
Adiós y gracias por leer.
OS AMA CON TODO EL <3
TAG
)˜78CP
ESTÁS LEYENDO
Entrégaselo a tu hermana
Historia Corta"El mundo está lleno de coincidencias" era la frase que definía a David. Tuvo la suerte de encontrarse en el mismo grado de la chica que le gustaba, Melisa. Y, por casualidad, a su hermana Valeria le ocurrió igual con Camilo, el hermano de que aquel...