CAPÍTULO 19

12 3 0
                                    

- Debe estar ciego para no darse cuenta que le gustas - comentó Fabio, cambiando de canal.

- Pues sí, pero yo todavía no estoy segura de que él sienta lo mismo por mí.

- ¿Por qué no le preguntas?

- Porque lo dañaría todo. Si el llega a responder que no, me rompería el corazón y nuestra amistad terminaría - tomo un sorbo de su gaseosa y continuo -. Además, yo soy de sus pocos amigos y me pondría mal saber que se quedo solo por mi culpa.

Fabio asintió, pensándolo.

- Bueno, es razonable - acordó -. Aunque, ¿no te has imaginado que él dijera que si?

- Es en lo que pienso cada noche, para serte sincera.

- Lo quieres, ¿cierto?

- Creo que sí. Pero, algunas veces, creo que es más que eso.

- ¿Enamorada?

- Podría - susurro -. ¿Quién no lo estaría después de todas esas hermosas cartas?

- ¿Cartas?

- Sí. Él me ha escrito algunas con cosas muy bonitas.

- ¿Puedo verlas?

Ella asintió y fue a su cuarto en búsqueda de la caja donde las guardaba.

Volvió con ella en sus manos y se la entrego a Fabio.

- ¿Esto huele a chocolate?

- Chocolates y fresa, en realidad - le corrigió.

- El chico es muy detallista - reconoció, mientras abría la primera.

La leyó sin pausas y siguió así una tras otra. Fabio se había quedado sorprendido con la facilidad de David para manejar las palabras, escondiendo muy bien sus sentimientos detrás de cada frase.

- Esto es precioso, Melisa - afirmó.

- Lo sé. Me gusta leerlas solo para sentir mariposas en el estomago.

Él rio.

- No entiendo por qué dices que él no siente lo mismo que tu.

- Porque así es.

- ¿En serio? - preguntó, retorico -. Te dice linda. Te dice que mereces el mundo entero y más. ¡Dijo que tu nombre era precioso!

- Bueno, sí. Aunque, eso no significa nada si él me llama "amiga" a cada rato.

- Cariño, a él le sucede lo mismo que a ti. Tiene miedo de perderte.

Ella bajo la mirada, sintiendo como se calentaban sus pómulos de solo pensar en David queriéndola.

- Haz algo, Mel - le sugirió -. El ha dado los primeros pasos todo este tiempo y le es difícil. Él lleva lo tímido a otro nivel.

- Esta mañana, cuando me pediste la cita, yo iba a hacer lo mismo con él - dejo salir.

- ¡Oh, no sabes cuándo lo siento!

- No es importante. Te agradezco por estar conmigo y aclararme las cosas.

Él le sonrió, amigablemente. En ese momento, sonó el timbre y ella se levanto para ir a abrir la puerta.

- ¿Esperas a alguien? - le preguntó Fabio.

- No.

- Te acompaño.

Ambos fuero hasta la entrada de la casa y ella abrió con timidez.

La sorpresa fue para ambos al encontrarse a un cabizbajo David en frente de ellos.

Él subió lentamente la mirada, decepcionándose al verlos juntos.

- Esto fue una mala idea - susurró, mirándolos -. Yo ya me voy.

Se dio la vuelta y comenzó a caminar.

- ¿Qué diablos?

- ¿Cómo así que "Qué diablos", Melisa? - inquirió Fabio -. Ve por él, niña, o lo vas a perder.

Ella se asusto de solo pensarlo y corrió hacia él rápidamente.

Lo tomo del brazo, antes de que cruzara la esquina.

- Oye, David - lo llamo -. No te vayas.

Él voltea a verla, triste.

- No sé, realmente, a que vine - confesó, mordiéndose el labio.

- Entonces, ¿por qué estás aquí?

- Impulsos, creo.

- Ya veo...

Melisa lo soltó y planeaba volver a su casa, hasta que él hablo.

- Yo, tal vez, quería revisar si estabas segura - dijo, en un suspiro -. ¿Lo estás?

- Si. Nos hemos pasado toda la cita hablando. No tienes de que preocuparte.

- Pero, me importas. Eso hace que quiera librarte de cualquier peligro.

Ella se ruborizó enormemente al oírlo. Agradeció que estuviera oscuro, para que él no lo notara.

- Eso es tierno, David.

- No más que tu - le susurró -. Y, ya que estas bien, es hora de que regrese a mi hogar.

- Umm, vale.

- Nos vemos luego - se despidió y volvió a emprender la marcha.

Ella lo miro desde la otra acera. "Esto no se puede quedar así" pensó.

- ¡Espera! - exclamó y volvió a correr detrás de él.

- ¿Qué sucede? - le preguntó él, cuando estuvieron cerca.

- Me preguntaba si nos podríamos ver mañana e ir a jugar o salir un rato.

El corazón de David bombeo sin parar. "¿Cita? Dime que así, porque me suena demasiado parecido."

- Vale.

- Bien. ¿Pasas a recogerme a las 3 de la tarde?

- Seguro - contestó.

- Adiós - dijo ella, acercándosele más.

Se paro en las puntas de sus pies y le dio un sonoro beso en la mejilla a David.

- Hasta mañana - habló en su oreja y salió corriendo a su casa.

El chico se quedo sin habla. Había soñado con esto desde hace mucho tiempo.

Nota de Autora:

¡Esto me encanto!

Por fin, esa acción que tanto esperaban. Pero, como dice Taylor Swift: "Nothing last forever".

Él que lo entendió, lo entendió.

Para que no digan que soy mala, este el 3 capitulo que publico esta semana. Mañana, hay otro.

Nos vemos dentro de 24 horitas.

Adiós y gracias por leer.

OS AMA CON TODO EL <3

TAG

)˜78CP


Entrégaselo a tu hermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora