CAPÍTULO 6

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– ¡Hoy hay fiesta, fiesta! –gritó Karen, haciendo eco en el salón–. ¡Y vamos a gozarnos la fiesta, fiesta!

Melisa rodo los ojos por lo entusiasmada que se encontraba su amiga.

Todos los años, se celebraba una fiesta antes de la elección del personero estudiantil. Ese era el cierre de campaña. En el patio de la institución, se armaba una pista de baile improvisada y se traía un DJ que amenizaría toda la tarde.

Para todos los estudiantes, era común. En el caso de David, era más que extraño. No bastaba suficiente con el hecho de que no podía relacionarse; ahora, tenía que bailar.

Ese día habían venido de particular y traído demasiada comida para pasar el rato.

Melisa se junto con sus amigos, pero sintió que le faltaba algo: él. Lo busco y lo tomo del brazo llevándolo con ella.

– ¿A dónde vamos? –preguntó David, sin detenerla.

– Al patio.

– Y, ¿a qué?

– A bailar.

Él se paralizó con esas palabras.

– ¿Tu...tu vas a...bailar con...conmigo? –tartamudeó, palideciendo.

– Claro que si –respondió ella, sonriente –. Son ese tipo de cosas que hacen los amigos.

"Otra vez en la Friend Zone", pensó él, decepcionándose de sí mismo.

– También bailaras con Fernanda y Karen, obviamente. Y si alguna otra chica te lo pide, de seguro –le indicó ella.

Melisa...–la llamó, en un suspiro. Ella se detuvo y regreso a verlo.

– ¿Qué pasa?

– No sé bailar –contestó, cabizbajo.

Ella sonrió de lo tierno que se veía tímido. Y es que él se sentía realmente apenado cuando todos los jovenes de su país bailaban y hasta eran reconocidos mundialmente por ello. Él era como una excepción a la regla; en cambio, su más que amiga, era una experta en este tema aunque lo que Melisa buscaba era hacerlo sentir en confianza.

– Yo te enseño – propuso, creando emociones en David –. Aunque, no soy tan buena como los demás.

– Ya eres mejor que yo. Ni siquiera puedo con el "Gangnam Style".

Ella rió a carcajadas, dándose cuenta de que era la primera vez que él contaba un chiste.

– No puedes ser tan malo y, si es así, te ayudare.

Ella le tendió la mano y él el tomo con gusto.

Dejo de lado las inseguridades que poseía para tomar la cintura de la chica y moverse al ritmo de la salsa. Atendía a cada orden, intentando no pisarle los pies. Su parte favorita era cuando ella le decía "Vuelta". Podía verla sonriente, con su cabello en el aire, sus manos en las de él y sus caderas al ritmo de la música. Ella era espectacular.

Aquel no fue un momento, fue una experiencia; pensó David.

Cuando ya ambos estaban cansados, salieron de la pista en busca de gaseosa.

David se quedo con Karen y Mario, mientras Melisa danzaba con Rodrigo.

– ¡Hey, amigo, aprendiste muy bien! –lo felicitó el chico, dándole palmaditas en el hombro.

– Gracias ­–devolvió, sin hacer contacto visual.

– Ya, incluso, le llevas el paso a mi amiga –comentó Karen.

Él mostro una pequeña sonrisa.

– Son una buena pareja... – soltó la chica, emocionándolo–... de baile.

Él suspiro. En su mente se repetía una palabra: "amigos".

– ¿Quieres bailar? –le preguntó, intentando limpiar su cabeza.

Ella asintió, mientras Mario lo degollaba con la mirada.

Al salir de clases, tenía los pies cansados, pero eso no le evito ir hasta la casa de Melisa. Le había escrito una carta en un pequeño tiempo libre de la fiesta.

Sabía que Camilo estaría afuera, montando su bicicleta. Lo llamo y, simplemente, le entrego el sobre y el paquete de gomas prometido anteriormente.

El niño sonrió y entro a su casa.

David corrió hasta la suya para evitar que ella saliera a buscarlo. Entre tanto, Melisa abrió el sobre y procedió a leer el papel con un café en sus manos.

"Melisa, creo que nunca me he movido tanto en mi vida. ¿Es normal sentirse así de vivo, bailando? Hablando en serio, cada día tengo una cosa nueva que agradecerte. Lamento si te pisotee o fui demasiado torpe con los pasos que tú me enseñabas. ¿Me creerías si te digo que es la primera vez que bailo en mi vida? Hasta luego. David. Posdata: Pensándolo bien, creo que me sentí así de vivo gracias a tu compañía."

Leyó la última frase y parte del café cayó en su blusa.

"Diablos, David, no sabes cuánto me desconcentras" – pensó.

TAG 5/11/16

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