Capítulo 26.

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Maratón 2/2

POV Luke.

Una semana.

Había pasado una semana desde que el médico reveló la hemofilia de Lauren. Y como si hubiera sido el detonante de su enfermedad, había sangrado de repente tres veces y cada día más moretones tomaban lugar en su cuerpo.

Las cosas no estaban yendo demasiado bien. Ella estaba extremadamente cansada, algo de lo que nos avisó el doctor, pero se negaba a faltar un sólo día a clases. El otro día llegó a decir: "el doctor dijo que tendría una vida normal, ¿no? Pues por mis narices que la tendré", y después de eso se fue a correr. Sí, ahora ella salía a correr casi todos los días. ¿La razón? El doctor dijo que hacer algún deporte suave ayudaba a las articulaciones pero Lauren decidió que correr estaba bien, aún el médico la contradecía.

Era una auténtica cabezota, pero era otra de las cosas que me gustaban de ella.

Acabábamos de volver de hacer la compra cuando subíamos por las escaleras del edificio, porque también se le puso entre ceja y ceja que tenía que caminar y que coger el ascensor no estaba bien.

-Déjame que te coja esa bolsa- me ofrecí al verla como le costaba ya caminar. No la culpaba, cada uno llevaba dos bolsas llenas hasta las trancas con verduras y frutas y ya pesaba lo suyo.

-No, yo puedo- dijo entrecortadamente por el esfuerzo, rodé los ojos ante su cabezonería. ¿Por qué no sólo me dejaba ayudarla?

Yo iba detrás de ella, vigilando que no se cayera o tropezara.

Sí...también la miraba el culo.

No me culpen, soy un hombre y si Lauren pone su precioso culo en mi cara, pues no podré evitar mirarlo.

Eran los últimos cinco escalones hasta llegar a la puerta del piso, y estaba claro que Lauren no podía más.

-Por favor Lauren, déjame ayudarte, dame esa bolsa- le rogué por decimoctava vez en el día.

-Que yo p...

Y el sonido de alguien cayéndose se hizo presente en las escaleras. El sonido de Lauren cayéndose.

Instantáneamente dejé las bolsas en el suelo, viendo como una naranja salía rodando escaleras abajo. Estaba claro que no iba a ir a por ella.

Recogí a Lauren del suelo, la que hacía gestos de dolor mientras miraba su brazo. Seguí su mirada y me encontré con un profundo corte chorreando sangre.

-Vale, te pongo la inyección, cojo unas gasas o algo y vamos al hospital- hablé tan rápido que dudaba en si Lauren me había escuchado bien o no -Quédate aquí.

-No- dijo cuando yo comenzaba a levantarme.

-¿Qué?

-No quiero ir al hospital- hablaba mientras la sangre seguía saliendo y yo ya me estaba exasperando.

-Lauren, a lo mejor necesitas puntos de sutura- dije sin intentar alzar la voz.

Pero era verdad. Podía soportar toda la movida del deporte y de salir a correr, pero esto era demasiado, estaba pasando los límites. Joder, se estaba desangrando en medio de la escalera.

Aún así, si algo he aprendido de ella es que bajo presión no hace nada, así que lo de ponerse a gritar y montar un numerito no iba a funcionar.

-Puedo curarlo en casa, no es para tanto- contestó calmada.

Solté un gruñido, resignándome.

-De acuerdo.

La cogí del brazo que no se había hecho daño y la ayudé a terminar de subir los escalones restantes y entrar a casa.

Lo primero que hice fue inyectarle el suero que nos dio el doctor para su hemofilia. Después de eso, fui con ella al baño, donde le lavé con agua la herida. Era un corte recto y profundo, daba impresión sólo de verlo.

Cogí un algodón y lo mojé en alcohol y, bajo los quejidos de Lauren, lo pasé por la herida repetidas veces. Puse una gasa encima y enrollé su brazo con una venda que terminó cubriendo desde su muñeca hasta su codo.

Cuando terminé, la acompañé hasta el salón, sentándola en el sofá.

-Descansa, yo voy a recoger lo de afuera- ella asintió y yo dejé un beso en su frente.

Dejando la puerta abierta, me dispuse a recoger todas las bolsas con comida que habíamos dejado en medio de las escaleras.

-Buenas tardes, Luke- me saludó la vecina de enfrente mientras salía de su casa.

-Buenas tardes, señora Mckenzie- intenté sonreír por educación, pero después de toda esta semana de locos ya no podía ni fingir una mísera sonrisa para la vecina de enfrente.

-Oh, ¿qué ha pasado?- preguntó con el ceño fruncido.

Nada, que quería hacer una macedonia y me salió mal.

-Lauren se ha caído por las escaleras y se ha hecho un corte en el brazo. Venía a recoger todo esto- le expliqué amablemente, o todo lo amable que podía en ese momento, a la señora de sesenta años más molesta de la historia.

Es la típica señora que te pones a freír un huevo y a los dos minutos llega diciendo que se oye un ruido horrible desde su casa.

Y puedo juraros que esto ha pasado.

-Vaya, ¿y ella está bien?- fingió preocupación de una manera tan artificial que me entraron ganas de vomitar.

-Más o menos. Ahora si me disculpa, voy a terminar de recoger esto- fingí otra sonrisa y por fin la mujer se había ido.

Enserio, suelo ser muy amable con todo el mundo pero esta señora me sacaba de mis casillas.

Recogí todas las bolsas de la compra y las metí el casa. Terminé de limpiar la sangre de las escaleras y cerré la puerta de casa junto con un suspiro.

Guardé cada cosa en su lugar; la mantequilla a la nevera, la leche en el armario de arriba, los Skittles...los Skittles me los comeré ahora mismo.

Entré al salón, donde Lauren estaba viendo la televisión.

Pero, ¿a quién quería engañar? No estaba viendo nada.

Por la forma en que mordía su labio y sus ojos brillaban, podía decir que estaba aguantando las lágrimas. Pero de nuevo, ¿a quién quería engañar? Yo ya sabía que ella no estaba bien y aún así intentaba ocultarlo.

Pero es normal que se sienta así, su vida y con ella la mía han dado un giro de trescientos sesenta grados y no necesariamente para bien. Lo que no entendía es porque se hacía la dura, conmigo podía llorar o soltar todo lo  que piensa de una vez, desahogarse, en cambio se estaba encerrando en sí misma, como si yo no existiera, como si yo no pudiera ayudarla.

Quería que se acercara a mí, que me hablara sin rodeos, como siempre ha hecho.

-¿Skittles?- le ofrecí mientras me sentaba en el sofá con ella. Rápidamente parpadeó, queriendo ocultar las lágrimas que estaban apunto de salir de sus preciosos ojos marrones. Asintió sin decir nada y cogió un caramelo de la bolsa. Pasé mi brazo por sus hombros, acercándola a mí -No pasa nada- susurré en su oído y ella se escondió en mi pecho, rompiendo a llorar.

Y después de todo lo que ella ha hecho por mí, lo único en lo que podía pensar era: ¿cómo he podido hacerle esto a ella?

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Hey ho, let's go!
(No sé a que viene ese saludo pero me gusta decirlo)

Siento que sean solo dos capítulos pero es porque el final está muy muy cerca y quiero alargarlo un poco más porque no me creo que esto esté acabando😭

Pero hay segunda temporada! (Siempre que la lean) Ya estoy preparando el final y la segunda temporada y espero que os guste mucho mucho.

¿Qué habrá hecho Luke?

Muchos besitos de Nutella (estoy golosa hoy)
-Mer.

The Neighbour // l.h #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora