Capitulo 23.

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Cap.23

Al día siguiente, entro por las puertas de HI a las 8:00 exactamente, abordo el ascensor y llego al piso diez. Saludo a mis compañeros y llego hasta el puesto de Bride, donde ella y su novio Justin se besuquean desenfrenadamente contra la pared. ¡Qué fuerte!

Carraspeo y ellos se separan y me miran, ambos sonrojados.

-¡hola chicos! Perdón por la interrupción- los saludo y ellos ahora me abrazan cálidamente. Justin huele a Bride, y Bride huele a Justin ¡qué bonitos!

-hola Susi, te extrañamos mucho aquí- dice Justin.

-oh si, nada es lo mismo sin ti, nena- agrega Bride y yo sonrío feliz.

Duramos hablando sobre mi viaje y el embarazo de Bride unos diez minutos junto al escándalo del departamento hablando riendo sobre cualquier cosa, hasta que de repente todos se callan y se organizan en un sumiso silencio. Bride me hace mirar hacia el ascensor y ahí está él.

Tan sepxi como siempre.

En la otra esquina Rebecca Collings se abanica frenéticamente con unos papeles a punto de tener un infarto. Pobrecita.

-buenos días- murmura él y todos le respondemos con el mismo siniestro murmullo. Entonces el adelanta sus pasos hacia nosotros, Justin se despide de nosotras y se va a su despacho. Cuando Aydan llega hasta dónde estamos y me mira serio, yo siento que me convertiré en piedra.

-valla a su oficina, Lambert- me ordena el Gran Amo y Señor, yo asiento igual de sumisa que mis compañeros y me dirijo a mi oficina.

Entro en ella y sonrío feliz, esta igualita a como la deje. Me siento en el escritorio y enciendo el ordenador, en el descubro que tengo mucho trabajo y sin pensar en nada más que en eso, empiezo a hacerlo. No quiero pensar en nada mas, quiero enfocarme en mi trabajo y en hacerlo lo mejor que puedo.

Estoy revisando los últimos estados financieros cuando se abre la puerta y Bride se asoma por ella.

-Susi, el jefe quiere que vayas a su oficina, ahora mismo-

Me pongo pálida, lo sé, fría, perpleja ¿estaré en problemas? ¿Me ira a despedir? No, no lo creo hecho nada malo. Así que me tranquilizo y me levanto de mi cómoda silla; Bride me guiña el ojo y se va, dejándome salir para ver que quiere el jefe.

Cuando llego a su oficina, la puerta está abierta y el está igual de centrado en su trabajo que como lo estaba yo, segundos antes. Tiene su impecable camisa blanca enrollada en los codos y unos sexys y caros lentes de lectura en sus ojazos avellanas.

Es todo un bombón de hombre.

Y mi yo atrevida y loca solo quiere cerrar esa puerta y...abusar de él...de muchas sucias maneras...

¡Oh Dios mío, sí!

Pero el me mira de manera extraña y solo ahora me doy cuenta de la cara de imbécil que debo tener. Rápidamente recupero mi compostura y lo miro con mucho profesionalismo...esto es como volver a los viejos tiempos.

-aquí estoy ¿Qué se le ofrece Sr. Gautier?- pregunto con mi voz de licenciada, pero él me mira por un momento y permanece callado, aun mirándome; estoy por decirle algo cuando el respira profundo y se levanta, pero no se dirige a mí, sino hacia el archivo de la derecha y de ahí saca unos papeles y me los ofrece.

-quiero que los revise, no quiero datos erróneos así que si los hay, corríjalos- asiento y tomo los papeles para llevármelos pero él no los suelta y otra vez se queda mirándome, taladrándome con sus ojos, haciéndome sentir enferma ¿Por qué me mira así?

-señor, tengo que regresar a la oficina- musito y él al fin suelta los papeles para que yo me pueda ir.

-tómese su tiempo, ahora, salga de mi oficina- asiento sumisa y me doy vuelta para salir de ahí, sin embargo, aun siento su mirada en mi espalda.

Y de esa manera pasamos los días; yo llego a las 8:00, el llega diez minutos después. Todo es exactamente como antes, él es el jefazo, yo la contable. Sin embargo, a diferencia de antes, me mira, me observa, me escudriña, me examina, pero no dice nada, y yo intento ignorarlo, lo intento, pero me es totalmente imposible

Con el paso de los días empiezo a arrepentirme de sacarlo así de mi vida, yo misma se lo pedí, en ese momento fui una tonta. Lo miro, lo miro y lo miro, todos los días, esperando que tan solo me sonría, pero no lo hace. No hace nada. Igual que antes.

Bride y Justin hacen que el amor parezca una cosa tan simple y fácil, tan linda y tan divertida. Pero para mí es tan complicado, quiero dejar de sentir cosas por Aydan, pero me es imposible, aunque muchos dirán que después de cincos años sintiendo lo mismo es mas costumbre que otra cosa, pero les aseguro que no porque todos los días Aydan Gautier hace algo para enamorarme, para ser el primero y el único en mis pensamientos las 24 horas del día, los siete días de la semana. Si solo fuera costumbre, ahora mismo no lo estuviera mirando, las manos no me sudaran y mi corazón no latiera a mil por hora, como una adolescente.

Me arrepiento de lo que paso en Dubái, también me arrepiento de la discusión que tuvimos luego en su casa. Recuerdo que él quería disculparse conmigo, pero la egoísta fui yo, ya que en ningún momento me detuve a pensar en sus sentimientos y por lo visto, le hice daño. Pero sobre todo me arrepiento de alejarlo de mi vida, aunque eso no lo logre, ya que él es mi vida.

Por otro lado, James y yo somos más amigos que otra cosa, es un noviazgo insípido para dos adultos. Nos divertimos, sí, salimos, nos abrazamos y a veces el me besa, pero entre cuatro paredes no hemos estado a solas y creo que nunca lo estaremos; no deseo a James de esa manera y sé que si él me deseara, me lo haría saber, cosa que no ha hecho y que realmente no me preocupa.

Mis padres viven en una eterna luna de miel, son insoportables, incluso, el otro día estábamos los tres jugando Monopoly en la mesa del comedor, cuando ambos se miraron, asintieron, y sin decir nada se levantaron y se encerraron en su habitación y momentos después volví a escuchar sus gemidos . Fue súper traumante. Está bien, soy adulta, pero juro que los traumas no escatiman en edad.

Francis es el mismo cantar. Miranda, la chica que vende cosas en recepción se ha puesto de acuerdo conmigo para emparejar a su perrita pastor alemán con él. Ahora Lola, la perra y Francis están juntos la mayor parte del día y a veces se escapan al sótano del edificio...para hacer sus trámites.

Pero de Aydan, no se absolutamente nada. Solo que ha vuelto a ser el mismo jefazo de siempre. Sin embargo Rebecca Collings intenta aprovechar nuestra distancia y lo busca, lo busca, le insiste y le insiste y el, hace una de las cosas que mejor sabe hacer: ignorarla.

Y pasa los días y él me mira, me mira y me mira y creo que me va a gastar con su mirada y eso me pone cardiaca y nerviosa...y me encanta.


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