Capitulo 8 ''Olivia''

409 65 10
                                    

Olivia

Al llegar a casa del colegio la casa se encuentra sumida en un silencio sepulcral y es un alivio, eso quiere decir que no hay nadie en casa, que estoy sola y que puedo respirar y estar tranquila porque no hay nadie que me moleste, nada que pueda hacer hará molestar a nadie.

En la cocina, busco en la nevera al que picar. Desde que llego el novio de mi mama los cajones y la nevera siempre están abastecidos. No creo cuando fue la última vez que estuvo así.

Sé que cuando era más pequeña mama preparaba buenas comidas, que tenía mis meriendas. Que la casa estaba limpia y que yo simplemente me quedaba a un lado viendo televisión o jugando con mis muñecas–muñecas que fueran desapareciendo con el tiempo porque era una mala niña y mamá o las botaba o vendía para comprar lo que sea que ella quisiera, porque yo no merecía nada bueno–mientras mamá limpiabaaunque no era una de sus tareas favoritas o planchaba ropa de los vecinos para tener dinero adicional.

Pensando en cualquier cosa que viniera a mi cabeza mientras lavo los platos sucios que se encontraban en el fregadero, no me doy cuenta que alguien entra a la cocina, ni que se pusieron detrás de mí. Me sobresalto cuando una mano se posa en la parte baja de mi espalda y la otra toma con fuerza mi cabello desde la raíz.

-Ese pequeño trasero apretado en esos pantalones hacen que piense cosas nada sanas.-Un desagradable aliento habla en mi cara, cuando la fea voz hace que se ponga la piel de gallina por todo el desagrado que siento.- ¿Lo haces para provocarme? ¿No es así pequeñita zorra? Eres peor que tu madre.-En mi cabezo me grito que tengo que escapar, que estoy en un serio peligro, pero mi cuerpo no coopera estoy congelada de miedo.- ¿Te gusta ponérsela dura a los hombres mayores? ¿No es así?-Siento arcadas cuando pasa su lengua por mi mejilla.

Las lágrimas caen por mi cara y mi cuerpo se estremece por el desagrado que siento. Cuando las llaves suenan en la cerradura de la puerta de entrada de la casa, el peso que sentía en mi espalda se aligera cuando él se aleja de mí y sin pensarlo corro a mi habitación, con los sollozos atrapados en mi garganta con ganas de salir.

Cuando me encierro en mi habitación, no siento la seguridad que me dan estas cuatro paredes, porque ahora siento que estoy en más peligro que nunca...

Sin pararme a pensar envié a Lauren para que consiguiera algo con que secar a Jackson y poderlo mantener el calor, tomo las toallas que me da–El uno de los armarios hay de todo, hay veces que al dueño de la librería su esposa lo echa de su casa y necesita un lugar donde dormir y para el tacaño no pagar una habitación o arreglar las cosas, viene a dormir acá. Una vez me lleve un susto de muerte cuando lo conseguí durmiendo aquí en un colchón inflable. –no es que sean muy grandes y hay una sabana entre ellas, me acerco a él y le tomo del brazo y sin hablar todavía lo siento donde yo estaba hace unos minutos.

Lauren fue a hacer café y apago el aire, no pregunta en ningún momento el por qué estoy ayudando a un desconocido, bueno no un desconocido, pero si el chico que hace semanas vino a comprar un libro–no le hable de las cosas de pasaron anoche, no tengo idea de por qué, o quizás sí, simplemente no quería que otra persona supiera del rechazo de él si no me escribió, ahora está aquí–.

-Hola.-Sus dientes castañean un poco pero logra embozar una sonrisa.

-Hola.-Sigo tratando de secar su cabello, pero no hay solución con su ropa.-Quítate la camisa.-Digo sin pensar, Lauren deja de hacer lo que está haciendo y me ve con los ojos más grande que su cara, Jackson logra hacer su sonrisa más grande y sus ojos brillan con una picardía que hace que mis dedos de los pies se retraigan.

-Olivia, no hemos salido aun en nuestra cita y tu ya me quieres quitar la ropa.-Su tono deja entrever la risa contenida y la burla sana detrás de ella.

Destinado a SerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora