Mi nombre es Alexandra y tengo 15 años.
No me gustan las etiquetas, mucho menos los números del 1 al 10. Las primeras nunca me han gustado. Los segundos, solo los tolero porque muy a mi pesar, los veo en todos lados.
Las personas no son un producto a la venta el cual depende de la forma de su empaque o, una marca que avale su categoría. El día en que la gente entienda el verdadero sentido del porqué desechas el papel del envoltorio de un regalo cuando lo abres, creo que ese será el momento en que la humanidad dejará de catalogarse entre estereotipos tontos.
Pero la mayoría no piensa así y yo aborrezco ello. Sin embargo, ¿no es lo que habría de esperarse? O,¿he sido muy optimista al pensar así?
Debo confesar que yo jamás tiro los papeles de regalo, siempre los guardo. Incluso con sus dedicatorias. Aún recuerdo la fecha del más fatídico presente que me ha sido entregado.
Cuando uno ya no encaja en la etiqueta que te han designado, ¿QUÉ HACE? ¿Te colocas tú mismo otra? ¿O esperas que te la coloquen?
Mi nombre es Alexandra y caí en desgracia el último año.
Mi nombre es Alexandra y ya no puedo permitir que sigan haciendo tanto daño.
Ahora ya sabes que esperar de mí si creías en algo que habías escuchado.
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Sin Etiquetas
Teen FictionA sus 16 años, Ale conocía muy bien la montaña rusa que es la vida. Solo se dio cuenta de que era popular ante la traición de su mejor amiga y ello la condenó al destierro social a cargo de la misma. Tras un largo tiempo de reflexión, ya no está di...