Quiero una casa grande,
autos grandes y grandes anillos.
Pero, en realidad,
no tengo ningún sueño grande.
Já, vivo muy cómodamente.
Incluso si no sueño, nadie dice nada.
No more dream, BTS- La zarina Katerina lero lero lá - oí prácticamente a una frecuencia que solo le faltaba unos diez decibeles para romperme el tímpano.
- Por favor, no presiones mi límite de paciencia en este momento.
- Oye pero si fuiste tú quien la mencionó.
- Sí pero porque fuiste tú también quien me preguntó quién se fue antes de que Mónica empezara con su bendita guerra de comida.
- Ah, cierto. Pero al menos lo disfrutamos todos, ¿no?
- ¿Sabes que lo hizo adrede no?
- Boberías. Si ella fue quien acabó con más crema chantilly en el pelo - ni siquiera me molesté en quitar mis manos de mi cara para verlo - Si esa fue su intención, puedo jurar que Nicole se sintió en el maldito cielo con solo embarrarle medio pedazo de torta en la cabeza.
- Como te oiga decir eso, va a tirar de sus rulos hasta quedarse calva - giré hacia la carpeta atrás de la mía - Si es que ya terminó de sacarse todos los restos de crema de la cabeza - levanté una ceja tanto como pude pero claro, sin poder hacerlo como lo hacía quien nombraba - ¿O acaso miento?
- En esto sí que te doy toda la razón - Danny rió ante mi respaldo - Pero eso no te exime de que te voy a devolver la embarrada que me has dado en el próximo cumpleaños.
- Crecen tan rápido - mi cabeza se veía ahora aprisionada entre los brazos del ojiverde quien me apegaba a su pecho mientras sollozaba teatralmente - Pensar que hace unos días se negaba a ser vengativa y hoy ya puede amenazar sin tapujos. Me siento orgulloso.
- Pero nadie te va superar de la manera en que no invitaste a Lidia - logré decir mientras intentaba zafarme de sus brazos para poder tragar aire.
Pero claro, ello prácticamente era imposible si ahora me había puesto ambas manos sobre la boca.
Bueno, Alexandra, creo que ha llegado la hora de usar los dientes para morder algo más que un par de gomitas con forma de ositos.
- No digas eso aquí - susurró mientras me devolvía la capacidad de aspirar por la boca - Creí que no lo notarían - Luis rascó su cabeza como si de pronto algún piojo suyo se hubiera despertado.
- Que tu mamá se trague de vez en cuando tus cuentos no significa que todos lo hagamos - Danny mordía sus labios en un intento por no echarse a reír estruendosamente - Y cualquiera lo hubiera notado dado que hasta Mónica estaba ahí pero, ella no.
- ¿Qué hubieran hecho en mi lugar? Puedo aguantar hasta a Mónica por unas horas pero, ¿a ella? Definitivamente no - bufó reacomodándose en su sitio como si fuera a darle la espalda a Danny.
- Exageras, Luis.
- Sabes que no me gusta contrariarte, Ale, pero en serio que lo que menos me apetecía era tenerla ahí. Mucho menos en mi cumpleaños, ¿comprenden? - sus hombros se bajaron tan rápido como se elevaron - Se supone que era para pasar un buen rato - chasqueó la lengua antes de proseguir mientras tanto Danny como yo permanecíamos en silencio - Que oportunamente se me haya olvidado avisarle y que Nikki tampoco se lo dijera ha de ser una mera coincidencia - su tono había vuelto al característico estilo juguetón del que le gustaba valerse.
- ¿Ella también se prestó a eso no?
- Claro que no - le di un pellizcón en el abdomen ante su repentina distracción - Ay, está bien. Sí. Pero yo no la obligué ni nada. Ella sola me dijo que creía que no era necesario avisarle siendo ya pleno sábado.
ESTÁS LEYENDO
Sin Etiquetas
Teen FictionA sus 16 años, Ale conocía muy bien la montaña rusa que es la vida. Solo se dio cuenta de que era popular ante la traición de su mejor amiga y ello la condenó al destierro social a cargo de la misma. Tras un largo tiempo de reflexión, ya no está di...