CAPÍTULO 30: MÓNICA / LOOK WHAT YOU MADE ME DO

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LA CHICA QUE JUGABA CON LAS SERPIENTES

<< Pero me volví más lista,
me hice más fuerte justo a tiempo.>>
Look what you made me do, Taylor Swift


- Te quiero más de lo que lo hago conmigo misma.

- Ese es otro problema.

- Pero, ¿qué tiene ella que no tenga yo?

- A mí.

¿Por qué iba a querer yo ser como tú? ¿Por qué hasta él se había atrevido a decirme que por ello no podría jamás fijarse en mí? Porque no era como tú. ¿Es así de simple? ¿Nunca nadie se va a enamorar de mí otra vez? ¿Solo porque no soy el tipo de persona del que les gustaría enamorarse?

Creo que yo ya he sufrido lo suficiente como para que, en esta vida, él también fuera un sentimiento equivocado. Y lo lamentaría, sí. Lamentaría ver pagadas sus palabras donde más le dolía.

No me gustan tus "jueguitos".
No me gusta tu escenario inclinado,
el papel que me hiciste interpretar,
el "de la tonta".

- No me digas que recién te acabas de dar cuenta del papel de tonta que haces. Creí que lo de ser buena para los estudios quizás pudiera ir más allá de tus libros, pero veo que me he equivocado totalmente. Pero felizmente fue solo en ello.

Recuerdo que pensaba que solo eras amable conmigo, que eras solo mi amiga o que solo te reías con nosotros. Pero resulté siendo una más de todos a los que tratabas así.

No, no me agradas.

Te olvidaste de mí. Te olvidaste de que confiabas en mí. De que era yo tu mejor amiga y no ella. ¿Y es así como pagabas? ¿Arrebatándome todo lo que quería? En tu ímpetu acaparador de ser el centro de atención, de ser doña perfecta en todo aspecto y robar la estima de todos, ¿no te dabas cuenta de todos los sueños que destrozabas a tu paso? ¿O lo hacías a propósito?

Realmente fue estúpido pensar que cuando te conocí, mi suerte empezaba a mejorar.

¿Recuerdas cuando éramos solo nosotros cuatro? Creí que a Luis no le importaba tanto el tener que hacer dúo conmigo ya que Danny ni muestras daba de querer sentarse en otro sitio que no fuera a tu lado. Pero ahí también me equivocaba. Probablemente el ojiverde era el más frágil de los tres y no VanDan. Que aceptara sin rechistar el sentarse a mi lado no quería decir que le diera igual, sino que no veía necesidad por la cual pelear si de todos modos éramos amigos. Cuando empecé a sentarme contigo, no intentó más que apaciguar a quien debía sentirse dejado de lado.

Pero ello no podía alejarte de ser el centro de atención, ¿no?

No me gusta tu crimen perfecto,
cómo ríes cuando mientes.

Eso de parecer amigable no es más que una fachada, ¿no?

Dijiste que la pistola era mía.
Eso no está bien.

- Lo que haces es realmente asqueroso y denigrante.

- ¿Y eso importa? A ti no parecía incumbirte en lo más mínimo.

- Te repetí mil veces lo repulsiva que estabas llegando a ser por ello. Y si estás haciendo esto ahora mismo, es porque sabes que tengo la razón. Y no necesitas echarme porque soy yo quien me voy.

- No tenías mucho futuro con ellos tampoco.

- Tú tampoco lo tendrás si es que sigues así. Pero no seré yo quien recoja tus despojos. Y ellos se pueden ir al demonio si es que piensan como tú. Poco me importa lo que pase más adelante con ustedes. No quiero tener nada que ver en este asunto.

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