CAPÍTULO 26: Porque los niños y los borrachos siempre dicen la verdad

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<< ¿Qué debería hacer en este momento de nerviosismo?
Cubro tus ojos sin hacer ningún sonido.
Si estás de acuerdo con mi plan,
no intentes lastimarme más.
Solo piensas en ti, es por eso.
Bueno, tratas "eso" como algo normal.>>
Wind flower, MAMAMOO

- Ya – solté cansada de ser inspeccionada como una bacteria de laboratorio cerca de una hora – No me mires así – puse el libro que sostenía sobre la mesa para fijar mi vista totalmente en el chico frente a mí.

- No te estaba mirando.

Pero vaya que sí lo había estado haciendo. Prácticamente, lo había hecho desde que había llegado a la biblioteca esa mañana hasta cuando estábamos hablando del buen Dorian Gray. La misma expresión se había mantenido en su cara cuando les dije que Kat no vendría hoy porque debía terminar con sus trabajos en grupo para la otra semana.

El miércoles sería todo un loquerío en el colegio, pero en los días anteriores aún había tarea por entregar. Los deberes que le habían dejado a Kat eran casi todos requeridos para el día que jugaríamos la primera fecha del torneo y, ya suficiente presión teníamos todas con eso. Así que, el adelantar y aprovechar este fin de semana para acabar con todo el asunto parecía lo mejor para ella. Se lo había sugerido días antes y se mostró agradecida con la idea. Por eso yo misma le había dicho que, por faltar una vez al club, no la lapidarían. Ella había hablado con Diego ya y él también se mostró de acuerdo con el plan.

- Entonces porque cuando he levantado la cabeza, ¿me he topado con tus ojos sobre mí? – rehuyó la mirada como había hecho en el suceso que nombraba – ¿Ves? Estás haciendo lo mismo. Sabes que estoy en lo cierto – repuse mientras apoyaba mi cabeza sobre mi mano derecha – A menos que yo esté equivocada y tenga una verruga en la cara. Sobre lo cual, ninguna de ambas opciones es muy probable.

- Es que no puedo evitarlo. No me explico como tú y Diego... – tan rápido como lo había soltado, el pelirrojo se calló.

- Yo lo sabía. Lo presentía. Iba a pasar tarde o temprano.

- Tú siempre dices lo mismo – ver a Arnie rodar los ojos era algo tan atípico en comparación a las veces en que alegaba lo mismo para refutar a Trina.

- Y tú siempre te resistes a creer – la sonrisa de satisfacción en la cara de la chica sentada frente al asiento vacío junto a mí – No es mi culpa que seas tan terco frente a lo evidente. O a lo tan no evidente.

- Pero es que ni me lo dijo a mí. No te ofendas, Ale – con mi mano libre le di a entender que no había nada para que pensara ello – Es que, ni siquiera ha hecho la mínima alusión al asunto. Silencio absoluto. Jamás me ha mencionado que le gustara una chica. Si no es que Catalina le mencionaba algo respecto a ello en el salón, yo ni enterado – el cabello hasta se le había despeinado un poco a causa del continuo movimiento de su cabeza en complemento a los gestos en su cara – Diego y Nikki sentados en una misma mesa es algo que juraría que solo pasaría en el Apocalipsis. Y ahora resulta que hasta ella misma le ha subido el puntaje y...

- ¿No crees que estás exagerando?

- Se supone que soy su mejor amigo – soltó y sus cejas se juntaron al fruncir al ceño –Debería de tener la suficiente confianza para decirme esa clase de cosas y, no enterarme por terceros. No es que me moleste el que salga contigo – Trina golpeó su frente ante las palabras del chico a su lado – Me daría igual si fuese cualquier chica. Pero lo que no entiendo es por qué no me he dado cuenta antes. Nos vemos todos los sábados aquí y, ahora, de repente, dice que va a llegar tarde. Y de seguro te ha avisado a ti antes que a mí de ello.

- ¿No te parece suficiente el que dijera que tenía cosas por hacer? Por un día atareado más que de costumbre no significa que el mundo esté de cabeza, Arnie – chasqueé mi lengua antes de rematarlo – Y no sé por quién me tomas para creer que tu amigo me reporta todo lo que hace.

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