—Aquí tenéis...
Wodahs dejó sobre la mesa su delicioso estofado. Se despidió con una pequeña reverencia y se esfumó.
Kcalb y Etihw comieron envueltos en un incómodo silencio, sin mirarse ni hablarse en ningún momento. Cuando el cuenco de estofado ya se encontraba completamente vacío, Etihw cogió mucho aire y levantó la vista hacia el Diablo.
—¿Sabes? Aún estoy esperando —dijo.
Kcalb también la miró, algo sorprendido de que Dios por fin le dirigiera la palabra.
—¿Esperando? —repitió el demonio.
—Sí, a una respuesta en condiciones.
Kcalb alzó las cejas y su pálida piel se tiñó con un poco de rubor. Apartó la mirada de Etihw y suspiró.
—No tengo porqué dar una respuesta.
El ángel contuvo la respiración, con los ojos a punto de inundarse.
—Una simple palabra, Kcalb. ¡Una simple palabra es lo que quiero! —exclamó al borde del llanto— ¿¡Piensas dejarlo así, Kcalb!? ¿Hacer como si nada hubiera pasado? ¡Pues, SÍ que ha pasado, y aunque no sea lo que quieras, no puedes borrarlo! Sólo necesito saber lo que sientes por mí, es lo único que te pido...
—Yo... no tengo que decir nada sobre eso.
—¡Nunca quieres! —Ahora sí, las lágrimas resbalaban por las pálidas mejillas de Etihw— ¿Por qué?
—Yo... tengo mis motivos... —respondió Kcalb, casi en un susurro.
—¿¡Y bien!? ¿Cuáles son esos "motivos"?
El Diablo se giró a Etihw, con el semblante serio. Se puso en pie y apretó los puños.
—Eti....... ¡Soy el Diablo! —exclamó— ¿Sabes cuántas personas desean mi poder? ¡Ivlis no es el único! Ya es muy peligroso vivir a mi lado para que encima... tuvieras que tener una relación en serio conmigo. Eti yo... —Kcalb se sonrojó algo y bajó la vista hasta sus pies— te quiero demasiado como para hacerte eso. Me prometí... protegerte hasta el final de mis días, y no podría hacerlo si fuéramos... algo más de lo que ya somos...
El silencio volvió a la habitación. Nadie movió un dedo, nadie dijo nada. Y sin previo aviso, Etihw envolvió al demonio en un cálido abrazo. Él no hizo nada, sólo siguió mirando al suelo con el rostro triste. Muy lentamente, alzó los brazos y le devolvió el abrazo a Dios. Cerró los ojos, y así se quedaron un rato, sin decir nada.
Porque las palabras no eran necesarias para expresar lo que querían decirse.
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Killer Sunlight
ФанфикHabía una vez... Existía cierto mundo. Tenía dos grupos, que llevaron destrucción uno a otro, en una horrible guerra que causó miles de pérdidas... Miles de muertes. ¿Por qué se destruían? ¿...Por qué... mataban? La razón ha de estar perdida, olvida...