Era una cálida tarde de primavera. Una niña de pelo rizado y de color dorado descansaba bajo un árbol mientras comía una manzana que había recogido del mismo. Esa había sido una noche muy dura; había tenido que refugiarse de la lluvia como pudo sin ser vista, pues entonces volverían a llevarsela a un orfanato. Y ahora estaba allí, tan tranquila en el Bosque de Manzanas, sin nadie persiguiéndola para llevarla a un lugar en el que "cuidarla".
Al llegar al corazón de la manzana, la tiró por encima de su hombro y se acomodó, soltando un laaaargo bostezo de puro cansancio. Le entró la morriña, y justo cuando iba a cerrar los ojos para dormir, un crujido a sus espaldas la alarmó.
Pensando que se trataría de la señorita Anne (la directora del orfanato del que se había escapado) en busca de ella, se levantó rápidamente y se escondió tras el árbol, intentando no hacer ruido.
Asomó lentamente la cabeza, y para gran alivio suyo, sólo vio a una chica sentada en en suelo sobre la hierba, de espaldas. Llevaba puesto un vestido largo y gris, y por su espalda caía un desordenado pelo castaño, del que sobresalían dos pequeños cuernos rojo como la sangre.
La niña la observó un rato, con curiosidad. Aparentemente, las dos tenían la misma edad, y ella nunca se imaginó a alguien de su edad descansado el el bosque como ella. Se asomó un poco más para observar mejor. Gran error, vaya. Al hacerlo, tropezó con una de las raíces del árbol, cayendo justo encima de la chica, que se sobresaltó y se levantó velozmente, asustada.
-¡Arg! -exclamó, mirando a la rubia que aún estaba boca-abajo en el suelo- ¿¡Me estabas espiando!?
-¿¡Eh!? -Ella se levantó con rapidez y se sacudió el polvo y las hojas de la ropa- ¡Claro que no! Sólo te observaba...
-¡Eso es espiar! -La señaló con un dedo acusador- ¡Ya verás como se entere el Diablo! ¡Es un gran amigo mío, se lo contaré!
-¡No no no, por favor! -La niña sacudió las manos para luego juntar sus palmas- ¡Te lo suplico! ¡Si haces eso, me llevarán de nuevo al orfanato!
La castaña alzó las cejas. Entonces, sacudió la cabeza y salió corriendo hacia la entrada del bosque, dejando a la otra chica completamente sola.
-Vaya... -murmuró. Entonces suspiró y se dejó caer al suelo- Espero que no se lo diga a nadie... No sería nada bueno...
Pero al parecer, la chica no dijo nada a nadie, pues en todo el día, no ocurrió nada interesante. Nadie la encontró, y pudo descansar tranquila en el refugio.
Y tras eso, pasó un año entero. La chica rubia había aprendido a vivir y a apañárselas ella sola. Algunas veces, la gente del pueblo le daba de comer e incluso de vez en cuando la dejaban dormir en sus casas. Ella se sentía realmente feliz. Un año anterior había perdido a sus padres en esa maldita guerra entre su ahora Dios y el Diablo, por eso, haberlo superado era un paso más hacia lo que de verdad buscaba: ser siempre feliz. Decidió sonreír siempre que pudiera, para que a las personas de su alrededor se les contagiara esa alegría. Incluso le daba igual si para que otras personas pudieran vivir contentas ella tenía que pasarlo mal. Incluso se sacrificaría por otras personas... para hacerlas felices.
***
La sangre de su familia la salpicó, dejándola inmóvil y con los ojos muy abiertos debido a la sorpresa. Jamás pensó que eso podría ocurrir, ver como sus padres morían justo delante de sus ojos. Ellos la habían apartado del ataque de ese ángel, perdiendo de esa manera la vida. El ángel se volvió a ella lentamente, con el ceño fruncido. La niña empezó a temblar, con las piernas pesadas como el plomo. Iba a morir, no tenía nada que hacer...
-¡Eh!
Despertó y se incorporó muy asustada, empapada en sudor y con lágrimas en sus ojos. Había sido sólo una pesadilla...
Delante de ella se encontraba la persona que la había despertado con sus gritos. Por alguna razón, le parecía vagamente familiar... Era una chica de su edad de pelo castaño por los hombros, vestida con una camiseta gris y unos pantalones negros. La taladraba con su mirada verde, aparentemente preocupada.
-¿Se puede saber qué te pasaba? -preguntó con el ceño fruncido- ¡No dejabas de gritar en sueños!
-Yo... sólo tuve una pesadilla, nada más -respondió la otra chica.
-¿Segura que estás bien?
Ella asintió para tranquilizarla. La castaña se levantó y ayudó a la rubia a hacerlo también. Se quedaron unos instantes mirándose, envueltas en un incómodo silencio. Entonces, las rubia carraspeó para llamar la atención de la otra chica.
-¿Y cómo te llamas? -dijo.
La castaña entornó los ojos y se rascó la barbilla, como pensando si debería confiar en ella. Entonces, negó con la cabeza.
-Lo siento. No te conozco lo suficiente como para decírtelo. No aún.
-¿Q-qué quieres decir?
La chica de pelo castaño sonrió levemente y le tendió una mano a modo de saludo y dijo:
-Por ahora no puedo decirte mi nombre. No sé nada sobre ti, no nos conocemos de nada. Mis padres siempre decían que nunca les dijera nada sobre mía a desconocidos, ¿sabes? Por eso... ¡durante un tiempo, llámame Gris, como nuestro mundo!
La rubia primero miró su mano extendida y luego la miró a ella. Entonces imitó su sonrisa y apretó con fuerza su mano.
-¡Encantada Gris! -exclamó- ¡Yo soy Leila!
Las dos se sonrieron y rieron por lo bajo. A partir de ese entonces, las dos se tenían la una para la otra. Fueron siempre amigas, lucharon por la felicidad de los demás. Las dos eran el todo de la otra.
Ahora, el todo de una de ellas acababa de esfumarse delante suya.
-¡¡LEILAAAAAA!! -Gris salió corriendo hacia su amiga, más rápida que los demás, sin hacer caso a Igls que le gritaba que no se acercara.
La demonio de ojos verdes se arrodilló junto a Leila, viendo como la sangre manaba de su cuerpo y sus ojos azules habían perdido completamente la vida. Sin pensárselo dos veces, abrazó el cuerpo de su amiga, mientras lloraba como nunca. Cerró los ojos, esperando que todo eso sólo fuera una pesadilla, que realmente nada de eso había ocurrido.
Sus amigas y Kcalb intentaron en vano separarla de ella, también llorando. Pero Gris no se soltó de Leila en ningún momento. La apretó más contra ella, intentando sentir el latido de su corazón de nuevo. ¿Qué sentido tendría ahora la vida, si toda ésta la había pasado junto a Leila? Y ahora ella no volvería a estar con Gris...
"Aún lo recuerdo... el día en el que te conocí..."
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Killer Sunlight
FanfictionHabía una vez... Existía cierto mundo. Tenía dos grupos, que llevaron destrucción uno a otro, en una horrible guerra que causó miles de pérdidas... Miles de muertes. ¿Por qué se destruían? ¿...Por qué... mataban? La razón ha de estar perdida, olvida...