Sentimientos ocultos

230 27 14
                                    

-... Y eso es más o menos todo... -suspiró el Diablo, al terminar de contar toda la historia.

Las chicas lo miraron con expresión triste. Ver a Kcalb tan deprimido las hacía sentir de la misma manera. Él les había contado toda la historia, con tanto detalle que ya había empezado a anochecer por la tardanza. Pero aun así, aún había algo que no tenía sentido...

-Señor Kcalb, todavía hay algo que no consigo entender... -dijo Froze, mirando al Diablo a los ojos- ¿Por qué dejó a la señorita Etihw sola?

Los ojos de Kcalb se abrieron de par en par y poco a poco se fue ruborizando.

-B-bueno... -tartamudeó, revolviéndose incómodo en el sitio- Es que, esta mañana no me encontraba demasiado bien, y yo...

Yosafire esbozó una sonrisa maliciosa y entornó los ojos.

-Viejo, mienteeeees~ -rió acercándose más a él.

Kcalb se ruborizó aún más y agachó la cabeza con los labios temblando por los nervios.

-Es que, verás... -murmuró- Bueno, yo estaba en el jardín de noche, y también estaba Etihw... Entonces, esto... E-empezamos a hablar, y una cosa llegó a otra y...

-¡¡OS BESASTEIS!! -chilló Yosafire, casi tan roja como él- ¡¡Aw, qué bonitooooo!!

-¡C-cállate! -exclamó Kcalb, muerto de vergüenza- ¡S-sólo es un beso, por Dios!

-¡Ya, pero fue TUYO con ETIHW, eso es fantáaastico! -Yosafire había empezado a dar saltitos de felicidad- ¡¡Definitivamente, hay que salvarla para que volváis a estar juntos!! ¡Oh, oh, oh, si tenéis un hijo, ¿lo llamaréis Yosafire?!

La cabeza de Kcalb parecía más un tomate que una cabeza normal.

-¡¡No voy a tener ningún hijo con ella, ¿vale?!! ¡¡Y aunque lo tuviera, no lo llamaríamos Yosafire!!

De repente, todas las chicas parecían más contentas. Se sentían muy felices por Kcalb. Aunque, a una de ellas le brillaban los ojos, amenazando con llenarse de lágrimas de un momento a otro...

-¡KYAAAAAAA!

Todas se giraron a Macarona, que se había levantado y señalaba algo que se encontraba a unos veinte metros de ellos. Era una especie de murciélago de ojos naranjas rodeado por una luz blanca amarillenta. El resto también se levantó rápidamente, y Gris sacó de su bolsillo una pequeña vara de plata. Frunció el ceño y murmuró algo. Instantes después, la vara aumentó su tamaño considerablemente, y de uno de sus extremos salió una hoja curva plateada bastante afilada.

-Apartad -ordenó con un tono serio y bajo.

Los demás obedecieron. Gris agarró la guadaña con las dos manos, apuntando al murciélago y dobló las rodillas. En el suelo, justo bajo ella, apareció un círculo lleno de extraños símbolos que desprendía una luz blanca. Un fuerte viento proveniente de él le levantaba el pelo y la chaqueta. De repente, la hoja del arma comenzó a arder con fuerza. Gris salió corriendo hacia el murciélago, y sin que a éste le diera tiempo a reaccionar, lo atravesó con la guadaña, partiéndolo en dos. La sangre salpicó el suelo y la ropa de la chica. Ella volvió a agarrar el arma con una mano y la otra se la llevó a la cintura, satisfecha.

-Pues no ha sido tan complicado... -rió.

Dicho esto, el arma volvió a convertirse en una vara. Se giró al grupo, que se estaban acercando a ella.

-¡Ha sido una pasada! -exclamó Yosafire, con los ojos brillantes- ¡Vuelve a hacerlo, porfa!

Gris se rió por lo bajo ante su comentario. Regresó la vara a su bolsillo y suspiró.

-Por ahora, dejémoslo para cuando haya enemigos, ¿vale? -dijo- Por cierto, creo que deberíamos estar atentos. Podrían llegar más...

-Pero ya casi es de noche... -dijo Macarona- ¿No deberíamos dormir?

Gris la miró y se mordió el labio inferior.

-Supongo que alguien tendrá que hacer guardia esta noche, ¿no? Y si ve que se encuentra muy cansado, pues... qué despierte a alguien y lo sustituya.

Todos parecieron de acuerdo con la idea. Al rato, ya lo tenían todo preparado para dormir. Estaban tumbados alrededor del árbol, con las almohadas que habían traído bajo sus cabezas. En tan sólo unos minutos, todos se habían dormido. Todos menos Gris, quien se había ofrecido para hacer guardia.

Mientras el resto dormía, ella se encontraba sentada con la espalda apoyada en el tronco del árbol. Realmente no tenía sueño, y quería despejar su mente un poco. Recordó lo que Kcalb les había contado y suspiró tristemente. No le gustaba nada que se hubieran llevado a Etihw, ella le caía muy bien. Pero le gustaba aún menos... que al Diablo le importara tanto.

Un crujido a sus espaldas la sobresaltó. Se levantó con rapidez, agarró su arma y se asomó al otro lado del tronco, lista para atacar. Entonces, se le subió el corazón a la garganta.

-¡L-lo siento si te he asustado! -susurró Kcalb, protegiéndose con las manos- ¡Pero no me ataques, soy yo!

Gris se quedó un buen rato mirándolo, sintiendo como el corazón había empezado a latirle mucho más deprisa.

-N-no me has asustado -dijo, apartando la vista.

-Ah... bien...

La chica volvió a sentarse, intentando parecer natural, aunque por dentro se sentía aterrada.

Un escalofrío le recorrió la espalda al sentir como el demonio se acercaba más. Ahora lo tenía justo a su lado, muy cerca.

-¿Q-qué quieres? -preguntó con la vista en el suelo.

Kcalb se sentó junto a ella. Gris pudo notar como sus brazos se rozaban, y rezó por que la noche fuera lo suficientemente oscura como para ocultar lo roja que se había puesta.

-No era capaz de dormir... -confesó Kcalb- Es... por Etihw.

¡Y otra vez con Etihw! ¿No sabía hablar de otra cosa?

-¿Y... por qué vienes aquí? -se atrevió a decir Gris- Podrías haberte quedado descansando, aunque no te durmieras...

Él sonrió levemente y se rascó la parte trasera de la cabeza.

-Bueno... Me apetecía pasar el rato con una amiga de verdad.

Amiga... Claro, así la veía él. La única persona que realmente se ganaba el amor del Diablo... era Etihw, nadie más. Ella era sólo... una amiga.

Sus ojos habían vuelto a llenarse de lágrimas, pero parpadeó para espantarlas.

Permanecieron un largo rato en silencio. Kcalb miraba la enorme luna que iluminaba el cielo; en cambio, Gris tenía la cabeza agachada.

Y cuando menos se lo esperó, se durmió.

Kcalb la miró y sonrió. Realmente, él la quería mucho. Antes de la guerra, los dos eran muy amigos. Pero, al hacerse el Diablo, habían tenido que separarse. Muchos años después, volvieron a verse. Ella se había hecho una guerrera muy fuerte, y su expresión de niña había sido sustituida por otra llena de valentía y dureza. Se sentía feliz de poder estar con ella se nuevo, como cuando eran simples niños...

Kcalb también cerró los ojos, y al rato, se durmió. Pero no tuvo pesadillas con Etihw, sino que soñó con su infancia, que pasó siempre al lado de su mejor amiga...


¡Holaaaa! Ehehe, sólo quiero daros una aclaración: sí, faltaba otra sesión de preguntas. Peeeero como nadie me dejaba sus preguntas y ya tenía esto escrito, me dije a mí misma: "Ñeh, publiquemos ahora", ¡y eso he hecho!

¡Espero que os haya gustado el capítulo!

Un achuchón de pingüino,

Gris-sensei :'3


Killer SunlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora