Nueva aventura...

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—E-entiendo... —confirmó Macarona, mirando con timidez a Gris y Leila.

    —Zzz... —Era lo único que Rawberry decía.

    —¿Está dormida? —preguntó Leila.

    Nadie le respondió. Macarona le dio un empujoncito a su amiga, haciendo que ésta abriera los ojos.

    —¡Qué sueño más rico he tenido! —rió.

    —¡No es necesaria más información! —exclamó Yosafire.

    Froze suspiró y dijo:

    —Entonces, ¿ayudaréis?

    Macarona sonrió y respondió:

    —¡Claro!

    —¿Habrá más murciélagos como los del otro día? —preguntó Rawberry, con una sonrisa golosa en la cara.

    —C-claro —tartamudeó Gris— ¿Por qué lo dices?

    Rawberry dejó escapar una risita que les puso los pelos de punta a las chicas. De repente, un maullido llamó su atención. Las seis se giraron hacia dos gatas que las miraban desde el suelo, bastante calmadas.

    —¿No sois las gatas de Kcalb? —preguntó Leila, sentándose junto a los animales.

    —Ater y Arbus... —afirmó Gris, cruzándose de brazos— ¿Qué hacéis aquí? Creo recordar que el señor Kcalb os envió a investigar... Bueno, "algo".

    Las dos empezaron a maullar. Entonces, la blanca (Ater), carraspeó y dijo:

    —Tenemos algo para vosotras.

    —Algo para vosotras tenemos —dijo Arbus.

    Froze entornó los ojos y se agachó junto a Leila.

    —¿Cómo? ¿El qué? —preguntó.

    Ater extendió las patas, y justo enfrente de ella apareció un holograma a escala de Etihw, por lo que Froze y Leila tuvieron que retroceder para poder verlo mejor.

    —¿Qué es eso? —dijo Macarona— ¿Por qué Etihw está...?

    Pero el holograma comenzó a hablar, interrumpiéndola.

    —"Froze, Yosafire, y el resto. Tengo algo que decir —comenzó Etihw—. Como ya sabéis, la señorita Leila y la señorita... "Gris" están aquí para ayudarnos contra cualquier amenaza que pueda atacar nuestro querido mundo. Pues bien, ahora por fin sabemos de que se trata la amenaza. Seguro que recordáis a Ivlis..."

    —Para no hacerlo... —murmuró Yosafire, con cara de pocos amigos.

    —"..., quien hace unos meses atacó el Jardín Gris. Pues bien, creemos que Ivlis se ha vuelto más fuerte y ha organizado otra guerra para poder... obtener el poder de Kcalb".

    —"Yo sé defenderme solo. No necesito la ayuda de unas niñas..." —se escuchó la voz del Diablo a través del holograma.

    —"¡Kcalb, silencio, estoy hablando yo! —exclamó Etihw, mirando a su derecha con el ceño fruncido. Volvió a girarse a las chicas y continuó— Necesitamos...".

    —"No".

    —"NECESITO que busquéis un portal que se encuentra en los límites de nuestro mundo y entréis en él. Luego, debéis buscar a Ivlis y luchar contra él, ¡como hicisteis anteriormente! Y si tenéis problemas, ¡tan sólo tenéis que pulsar este botón...!"

    Arbus se acercó a ellas, con un mando blanco que tenía un solo botón negro en la boca.

    —"¡... y yo acudiré en vuestra ayuda! Espero que todo haya quedado bien claro, ¿sí? ¡Me despido, chicas!"

    El holograma comenzó a parpadear hasta desaparecer del todo. Todas se quedaron en silencio unos instantes, hasta que Yosafire pegó un grito de entusiasmo.

    —¡Qué pasada! ¡Nos vamos de aventuras!

    —¿Q-qué vamos a hacer...? —tartamudeó Macarona, temblando como un polo— ¡No quiero volver a luchar contra Ivlis...!

    Gris se agachó y tomó el botón entre sus manos.

    —Lo que vamos a hacer, es ir en busca de ese idiota y hacerle pensar en lo que está haciendo.

Killer SunlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora