Sangre de Dios

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Etihw abrió lentamente los ojos. Se encontraba tirada en el suelo de una habitación completamente a oscuras. Intentó levantarse, pero un terrible dolor en los hombros y en la cintura se lo impidieron. Le costaba respirar. ¿Qué es lo que ese ángel le había hecho?

    Se quedó inmóvil, sobre el duro suelo. No tenía fuerzas para usar su magia y poder salir de ese lugar, y lo que más le preocupaba era el hecho de que sus manos se encontraban pringosas, llenas de un líquido extrañamente caliente que también podía notar bajo ella. ¿Sería sangre? ¿SU sangre?

    Cerró los ojos con fuerza y apretó los dientes. A duras penas, y soltando de vez en cuando un gemido producido por el dolor, logró incorporarse. Miró hacia todos lados, buscando un sólo punto de luz, pero nada. No era capaz de ver nada.

    Suspiró, haciéndole sentir un pinchazo en el pecho. Realmente estaba muy malherida, y ni siquiera creía que sus poderes fueran a curarla por completo. Por no hablar de que ni siquiera era capaz de usarlos en esa situación.

    Durante unos minutos, permaneció ahí sentada, completamente quieta, porque el mínimo movimiento le causaba terribles dolores por todo el cuerpo. Entonces, volvió a cerrar los ojos, cogió mucho aire y consiguió levantarse por completo. Un terrible dolor proveniente de su pierna derecha le hizo soltar un gemido. Un par de lágrimas resbalaron por sus mejillas, pero ella no se rendiría tan fácilmente. Comenzó a caminar muy despacio para no dañarse mucho, con las manos por delante para no chocarse con nada. Al cabo de un rato, con las palmas de las manos pudo detectar lo que debía ser una pared. Sonrió un poco y empezó a moverse, siempre tocando esa pared.

    "Así seguro que encuentro una puerta...", pensó.

    Pero por muchas vueltas que dio a la habitación, no logró encontrar nada que no fuera esa dura pared.

    Tras unos cuantos minutos de búsqueda en vano, juntó sus parpados y se dejó caer de nuevo al suelo, con la espalda apoyada en la pared. Se abrazó las piernas y hundió el rostro en ellas. Le dolía cada milímetro del cuerpo, nunca había sentido algo así de horrible. Ni siquiera en su lucha contra Kcalb...

    Una chispa de esperanza se encendió en su interior. Abrió los ojos y levantó la cabeza.

    "Eso es... Kcalb me rescatará..."

La diosa sonrió débilmente y más lágrimas cayeron de sus ojos.

    —Kcalb... me ayudará a salir de aquí —dijo con voz ronca. Volvió a cerrar los ojos, notando como volvía a quedar inconsciente—. Él me va a salvar... Snif... Estoy... s-segura...

    Y volvió a dormirse.



¡Ohayo! Hola, criaturitas de Etihw. Espero que os haya gustado el capítulo, siento haberlo hecho así de corto. Éste ha sido decidido por ryuunoko (creo que se escribía así). Y bueno, ahora me vais a odiar, ¡pero no voy a continuar con la historia! ¡Hey, hey, no os alarméis! No digo que la vaya a dejar, ni loca. Es sólo que aún estoy ideando la siguiente parte, pero creo que me va a tardar unos días más. Así que mientras tanto, ¡podéis escribir preguntas para los personajes, como la otra vez! Y si no queréis, pos no lo hagáis :P Pero buano, da igual. ¡Sayônara!

Gris-sensei

P.D: Para aquellas que comentasteis en la parte anterior: Os equivocáis mucho con lo de Gris, lo que le ocurre no tiene nada que ver con lo que decís. En la próxima parte creo que lo entenderéis mejor 7w7 


Killer SunlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora