Me levanté muy temprano, eran apenas las 5:30 de la mañana, y es que mi habitación es la última de la segunda planta, la más alejada y fría, la del rincón, aquella donde la luz del día daba raramente debido a los grandes árboles de los costados de la casa, donde el invierno se siente más, y por supuesto, donde la soledad alimenta poco a poco mi vida.
Me duche desde muy temprano, me aliste lo suficiente para poder asistir a lo que sería mi primer día de clases... Les contaré.
Hoy comienzo la preparatoria, el bachillerato, eso me hace sentir emocionada, contenta, feliz, y es qué por cada paso que doy en la escuela, doy un paso más para salir de este lugar, lo único que deseo es edad para poder largarme, huir de este infierno.
Me mire al espejo, no conseguí nada especial, soy simple, quizás insípida en muchos sentidos, necesito fortaleza... la necesito.
El reloj apuntaban las 6:30 de la mañana, y así parecía, se escuchaba ruido por todos lados, eran Cara y Mía, seguramente no encontraban con que conjugar su ropa, lo cual se me hacía estúpido y de niñas idiotas, pues en la escuela, no hay necesidad de vestir con cosas excéntricas.
Salí de mi habitación, cómo siempre apática, no quería convivir con nadie, era como un extraño zombi, uno de esos que andan por las calles sin nada que decir, únicamente caminando, con la vista perdida...
Mi padre solía decir, "Todo lo que no te mata, te hace más fuerte", y quizás tenga razón, desde que tengo memoria, Mara, mi madrastra, me ha hecho la vida imposible, y aunque muchas veces me he quebrado, la mayoría del tiempo solo me hace más fuerte, me da ánimos para irme de aquí, para ser mejor y salir de este pozo sin fondo.
Estaba en la cocina, bebiendo un poco de jugo, escuche como alguien se acercaba al lugar donde yo estaba.
—Niña —Dijo despectivamente Mara.
Gire a verla sin ganas, ya traía consigo un carísimo abrigo de marca, unos tacones del 15 y un labial bastante exagerado para mi gusto.
—¿Sí?
—Martina se fue 15 días de vacaciones, así que desde ahora y por los próximos 15 días, tú harás el desayuno todas las mañanas, ya por las tardes y noches yo compraré comida, ¿De acuerdo?
En esta ocasión ella volvía a imponerse, y nuevamente demostraba que yo era su segura sirvienta. —Sí —dije tragándome las miles de cosas que quería decirle.
Martina es la asistente de la casa, hace la limpieza, y la comida, es muy buena persona, confidente y amiga personal, ambas compartimos el odio a Mara.
—Bien, ahora ve rápido a la camioneta que las llevaré a la escuela...
Asentí a su orden, camine a un lado de ella agachando ligeramente la cabeza.
—Oye... —Me llamo apenas avanzaba un poco más. Me gire a verla —¿En verdad irás así a la escuela?
Miro mi aspecto con desagrado, no le gustaba en ningún sentido que no fuera maquillada o con demasiada producción en el cabello.
Quise no provocarla—Es el uniforme de la escuela, no puedo cambiarlo
—No, no, no, yo no hablo del uniforme, hablo de ti, mírate, cada día luces peor, deberías maquillarte un poco, peinarte de otra forma.
—Tomaré en cuenta tus comentarios.
—Por eso no consigues novio, solamente tus raros amigos —Dijo mordaz.
ESTÁS LEYENDO
Estrellas Rotas (Bryan Mouque y tú)
FanfictionCuando tenía 6 años, mi madre falleció, se fue, dejando un gran hueco en mi interior. 2 Años después, mi padre consiguió una mujer, una mujer que tenía un par de hijas, gemelas, que las unía la maldad y el egoísmo, mi padre y ella se casaron, las 3...