CAPITULO 4

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Le sonreía abiertamente, no una de esas sonrisas grandes y escandalosas, sino una de esas sonrisas discretas, que apenas y son perceptibles.

—¡Soy el profesor Román! —Escuche como el maestro de la clase se presentaba haciendo que saliera de mis pensamientos. Le preste atención—En mi clase no aceptaré indisciplinas. Si siguen al píe de la letra mis órdenes, saldrán de aquí siendo unos buenos futbolistas.

Su voz era grave, me aterraba un poco pensar en lo estricto que sería, yo soy la persona menos adecuada para hacer ejercicio, no entiendo en que momento pude quedar en este hoyo, ¡Ha, cierto!, cuando no puse atención en la pizarra.

—Todos vayan a cambiarse, y nos vemos en el campo en 5 minutos...—Nadie se movió todos se quedaron viendo al profesor, como esperando otra orden—¡AHORA! —Dio un grito que marco rápidamente la instrucción haciendo que todos se levantaran apurados de sus lugares y fueran a cambiarse, a ponerse ropa deportiva, para hacer los ejercicios que se nos pidieran.

Yo fui un poco más lenta, como si no me interesará mucho, y realmente no era de mi interés esta clase.

Estaba sola, o por lo menos así me sentía, llegando a los vestidores de la escuela, se notaba el compañerismo que había entre distintos grupos de chicas que unas a otras se ayudaban o asistían en sus vestimentas, mientras yo me arrinconaba para poder cambiarme. Me puse un pequeño short deportivo y una blusa del mismo tipo, comodidad es lo que buscábamos. Guarde en un casillero el resto de las cosas, salí sin hablarle a nadie.

Caminé despacio, iba sola, era increíble que a esta edad, aún, mi capacidad de involucrarme con los demás sea pequeña, se supone que debería estar más abierta a la sociedad.

Cuando todos los alumnos llegamos a la explanada donde nos habían solicitado, el profesor ya estaba ahí esperándonos, con un carácter retador nos comenzó a dar instrucciones.

—Lo primero que harán, será correr por toda la cancha deportiva, ¡TODOS!, quién no lo haga, puede irse de mi clase, ¡Traje a los chicos de 5to semestre!, los traje exactos para que formaran números pares, así que busquen a uno y lleven su ritmo, si los dejan, le darán 10 vueltas a la cancha, por todo el contorno, ¿¡Entendido!? —levanto la voz en estas últimas palabras.

—¡Entendido! —Gritaron varios compañeros para hacerle saber que habíamos captado la información que nos había proporcionado.

Mire a mi alrededor, los y las chicas del quinto semestre andaban por todos lados, tomando a lo que serían sus pupilos, pero nadie se había acercado aún a mí.

—Hola, yo soy de quinto, ¿Tienes equipo? —Gire, una bella chica, rubia, guapa, de piel clara y ojos verdes, alta y de buen cuerpo.

Ella se estaba apuntando para ayudarme, por lo que en ese momento me estaba sacando del apuro de buscar compañero.

Estaba a punto de responder, había ya abierto la boca para hablar, pero escuche como otra voz se apresuraba a contestar por mí.

—Ya Alexandra, ya tiene —Gire al escuchar la voz, el chico con el que me había golpeado anteriormente había hablado, Bryan Mouque—Soy yo...

Dijo haciendo que la joven lo mirara por un segundo, y se retirará.

—Gracias —Le dije a "Alexandra" antes de que se marchara por completo, por su semblante, note que se había molestado.

—¿Qué tal? —Bryan me sonreía, mostrando su perfecta dentadura.

—Hola... —Conteste apenada.

Estrellas Rotas (Bryan Mouque y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora