CAPITULO 6

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Sentí como su mano atrapaba rápidamente mi brazo, no quería escuchar más, no me gusta tener palabras de más, si con una simple mirada me había respondido.

—Suéltame por favor —Le dije molesta, intentando jalar mi brazo para soltarme de su agarre.

—No, ¿Por qué dijiste eso?

Me logro girar, le iba a prestar atención. Yo tenía el ceño ligeramente fruncido, con la nariz arrugada, como un berrinche de una pequeña.

—Pues sí, no me des esa flor a mí, dásela a tu novia. —Me miro bien, sonrió gracioso, para después dar una carcajada —¡Al demonio! —Exprese al notar que se burlaba.

—No, no, no, disculpa, no me burlo de ti —Me volvió a detener, pues estaba a punto de irme.

Seguía notando como el lugar se vaciaba, había cada vez menos alumnos alrededor.

Le mire mal—Ya me voy, tengo clase.

—No seas berrinchuda —Dijo riéndose aún, evito que hiciera algo abriendo los brazos y atrapándome en ellos, sus brazos me ceñían, me estaba abrazando, y me gustaba, me reconfortaba, di un fuerte suspiro.

—No lo soy —Hable quedito.

—____________ —Me soltó un poco, se alejó a una corta distancia y puso ambas manos en mis hombros, con su altura, eso era sencillo— No tengo novia, no sé quién te haya dicho eso, pero no es cierto —Dijo lo más tranquilo posible.

—Alexandra dijo que tú...

—¿Quieres que te cuente un secreto?... —Decía apenas audible.

—¿Tu quieres contarlo?...

—Siempre y cuando tu quieras escucharlo.

—Está bien... —Respondí.

—Entonces ven, vamos...

—¿A dónde?, tengo clase.

Me tomo de la mano—Vámonos, de todos modos, ya no te dejaran entrar.

Cedí, ¿Desde cuándo alguien tiene tanto poder de convencimiento en mí?...

—Bryan, si un prefecto me levanta un reporte por no entrar a clases, Mara me matará —Hable preocupada.

—Descuida, diré que te estoy raptando.

Reí cortamente. Caminamos por los pasillos de la escuela. Yo lo noté, algo que me hacía sentir mariposas en el estómago, su mano, estaba con la mía, no me había soltado, aun cuando no había motivos para tenerme así, ¡Dios!

Nos detuvimos en la parte trasera de la escuela, en un sitio que no conocía, un lugar apartado, justo atrás de unas gradas que había a un lado del campo deportivo.

—¿Es seguro estar aquí? —Él se había alejado un poco, viendo que nadie viniera.

—Los prefectos nunca pasan por aquí, y no hay alumnos tampoco.

—Entonces, sí...

—Así es linda.

Se acercó a mí, me miro a los ojos poniéndome nuevamente nerviosa, y logrando que quitara mi vista de él.

—Hmmm —Hice un pequeño sonido quitando la tensión que sentía—¿Qué ibas a decir?

—Te contaré una historia.

Estrellas Rotas (Bryan Mouque y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora