CAPITULO 23

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La semana se había pasado tan rápido, no puedo explicar todo lo que sucedió en esta maravillosa, SEMANA.

Hemos comido juntos, todos los días, a su lado, es algo perfecto. Él me espera para llevarme a casa, a veces nos besamos a escondidas, pone sus ojos en los míos y recita breves poemas que seguramente aprende la noche anterior.

Busca hacerme reír a como dé lugar, hace bromas todo el tiempo. Su ternura rebaza cualquier límite.

—Leí sobre el amor —Me dijo —Pero no creí que se sintiera así...

Cada día busca sorprenderme con algo nuevo, comprendí que una palabra puede hacer la diferencia, y que una sonrisa puede acabar con un mal día, que el mal humor se cura con una risa, y que la manera perfecta de sorprender a alguien, es con un abrazo, que el regalo más grande, puede ser un beso, y que el alimento perfecto para el corazón, es estar a su lado.

Cada día me lleva a un lugar distinto. Y no es que eso me interese, yo podría estar en una isla desierta, y estando a su lado me sentiría igual de bien. Él tiene ese poder, una cualidad distinta, que hace sentirme llena. Llena de amor, de vida, de paz, de todo aquello que sea bueno y productivo.

Espero con ansias el día siguiente, y pido que el día en el que vivimos, no se vaya nunca, pues con él, mi día es perfecto.

Desafortunadamente, hoy, ya es jueves, lo que significa, que la semana está por concluir, y al día siguiente, Mara regresaría a casa, e indudablemente, todo se complicaría.

—¿Y qué harás? —Me preguntaba Alan.

—No sé, ayer por la noche lo pensé mucho... Y las conclusiones no son favorecedoras —Le conté.

—¿Por qué?

—Bien. Creo que, sí esto pasa es por algo. Él no me ha dicho que sea su novia, y tal vez lo mejor será olvidar todo. Olvidar todo esto —Apague un poco mi voz, baje la mirada.

—No, es estúpido pensar eso ________ —Me reprendió.

—A veces debes despertar de los sueños, sino, podrías acostumbrarte a ellos, y cuando alguien más te haga despertar, seguramente dolerá —Le guiñe el ojo con una sonrisa fingida.

—No puedes abandonar tus sueños, ella siempre quiere eso, ella te destruye, debes afrontarla, debes destruirla, su imagen no puede pesar tanto en tu vida, ________, ¿Toda la vida le pedirás permiso a esa mala mujer para hacer algo? —Me quede callada, no sabía que responder —Es hora de que el miedo cambie de bando, es hora de que hagas tu vida sin que te importe lo que ella pueda hacerte.

—¡No, Alan!, sé que quieres ayudarme, pero no podrás, no así, sabes que ella es mala, no quiero provocarla.

—No se trata de provocaciones, solamente debes hacer valer tus derechos, ¿No te has cansado de siempre ser pisoteada por ella y sus hijas? —Me cuestiono.

—Solamente quiero vivir por la paz estos meses, después se verá que haré.

—Pues si buscas la paz, aléjate de ella.

—Eso quisiera —Aceleré mi paso. Quería deshacerme de una vez de esta plática.

Me siguió, y conociéndole, estaría insistiendo así hasta lograr algo.

—Pues no lo parece —Respondió

—Ya basta Alan —Me di la vuelta, lo mire a los ojos —No quiero discutir más por esto, he tenido batallas en mi cabeza día y noche, y no quiero tener una con mi mejor amigo ahora mismo.

Estrellas Rotas (Bryan Mouque y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora