CAPITULO 11

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—Lo dije a la ligera —Me defendí.

—Pero lo dijiste —Señalo.

—¿Pretendes coquetearme? —Hable tímida.

—No pretendo... —Hizo una breve pausa, ambos miramos los labios del otro —Ya lo estoy haciendo.

Me ponía cada vez más nerviosa. Me acercaba poco a poco a sus labios, tenía miedo, mi primer beso debía ser algo especial, con alguien especial.

Me detuve al escuchar el estruendo de un fuerte rayo. Me asuste en un principio desviando la mirada de su rostro, él no me había soltado, pero cuando escuchó aquel sonido me apretó, supongo que como defensa, quería protegerme.

—La naturaleza no está de tu lado —Dije, pues estuvimos a punto de besarnos.

—Ni del tuyo... —Se defendió.

—Yo no quería besarte —Me hice la difícil.

—¿Ah no? —Pregunto abriendo bien los ojos con una marcada sonrisa.

Negué con la cabeza. Sentí como unas gotas de lluvia comenzaban a caer, al principio era solo una leve brisa, pero de la nada comenzó a aumentar la intensidad.

—Nos vamos a mojar Bryan, será mejor que te lleve pronto —Hable precavida pues la intensidad del agua se hacía mayor.

—Creo que ya habíamos establecido que el hecho de que te sacará era solo para hablar contigo. Yo no tengo miedo a caminar por estás calles de gente bien —Señalo gracioso.

—Entonces no hayo el porque de venir hasta aquí —Le conteste sería.

—¿Quieres que te de una buena razón? —Preguntó pícaro.

La lluvia comenzó a caer sin control alguno, en gran cantidad, era una lluvia densa que me mojo de inmediato.

—Quiero dejar de mojarme

—Entonces vete, no pretendo hacer que te enfermes —Sonrió, la lluvia nos había empapado casi por completo.

—Sí... —Conteste confundida, mirando sus bellos ojos.

—¿Te enojarías si hago que las cosas se emparejen? —Pregunto justo antes de que diera la vuelta.

—¿A qué te refieres?...

No había concluido la frase cuando sentí como su brazo derecho se dejaba ir atrapando mi cintura, halándome hacía él, en un segundo lo tenía frente a mí, su respiración mezclada con la mía, aunque no se sentía en su totalidad pues la lluvia interrumpía.

—¿Puedo besarte? —Me pidió viéndome bien a los ojos.

Mi respiración se hizo apresurada. La mente se me abrió por un momento, el dilema era, guardar ese primer beso, o no dejar pasar la oportunidad, vivir al día y esperar lo mejor.

—Sí —Le respondí de inmediato, apenas el debate mental se había acabado.

Sin más sus labios se acercaron a los míos, su mano izquierda me tomo por la nuca, mis manos se pusieron una sobre su hombro, y la sintiendo su bien marcado abdomen.

No sabía si esto para él sería un juego, o no. Pero me gustaba, yo quería que esos besos fueran míos por mucho tiempo, que sus labios me pertenecieran, que su mirada solo pudiera verme a mí, que sus manos se sintieran tibias solo cuando me tocará.

Estrellas Rotas (Bryan Mouque y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora