CAPITULO 14

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CAPITULO 14:

Pobre Alexandra, no me ha dado demasiados motivos para odiarla. Yo a ella sí, ya que de alguna forma le estoy robando la atención del chico que ella tan anhela, y eso no es bueno. Por lo menos no para ella.

—___________ —Me saco de mis pensamientos Alan.

—¿Qué? —Respondí un poco idiotizada.

—Ya termino la clase, vámonos, ¿Estás bien? —Me cuestiono esté.

—Sí, sí, lo estoy... —Me levante del asiento con movimientos torpes, tome mis cosas y salí de la sala donde nos encontrábamos.

—¿No irás a ver a tu enamorado? —Me pregunto Alan haciendo un gesto de insinuación bastante peculiar.

Agache un poco la cabeza—¿Sabes que me harían si Mara sabe que me veo de esa forma con Bryan? —Le hable con un poco de temor.

—¡Demonios ________!, no pienses más en ella... —Me reprendía el moreno.

—Debo hacerlo Alan, ella es tan mala, me da miedo que Cara y Mía lo sepan y le cuenten todo...

—No les temas, deberías escudarte en alguna institución jurídica, ¡no lo sé!, algo...

—Creo que lo ideal sería dejar de lado a Bryan, y conseguir a alguien solo cuando concluya mis estudios, y ya no dependa de nadie.

—No creo que sea la mejor alternativa... —Me dijo.

—Yo creo que sí, porque...

Mientras avanzábamos escuchábamos una voz, la voz de... ¿Jos?

—¡No, No!, tiene que ser para hoy, recuerda que debe ser una semana completa —Espero a que la otra parte contestará —El fin es que Bryan este con ella, y que no tengan distracciones, ¡Nada! —Comentaba el chico de los grandes ojos —Prepara una excelente habitación para que ella este de buenas... Y desaparezca su mal humor cada noche.

Un nudo se formó en mi garganta, mis ojos vieron el suelo, Alan buscaba mi mirada, había algo en el ambiente que impedía que alguien hablara, nos sentíamos mal.

Jos salió de donde estaba, nos encontró a Alan y a mí parados, ambos igual de sorprendidos.

—Hola ________, Hola Alan —Saludó Canela.

—Idiotas —Expreso con descontento Alan.

—¿Qué? —Pregunto asustado Jos, fingiendo demencia.

—Son un par de hipócritas —Dije destrozada, ¡Maldita sea!

—No, espera, no... —Comenzó a balbucear nervioso Jos.

—¡Vete al demonio! —Me atreví a decir.

Gire y comencé a caminar demasiado rápido, a pasos agigantados, esperando que nadie más hubiera sabido de mi existencia y de mi ingenuidad, porque había caído muy bajo, con un chico que me quería, pero únicamente como su juego, ¡Qué estúpida soy!, de alguna forma esto se debe esperar, porque la mayoría de los hombres son unos sin vergüenzas, así, pero ¡No lo esperaba tan pronto!

Alan y yo nos refugiamos bajo una escalera de la escuela, donde nadie nos vería, donde nadie se enteraría que yo estaba llorando. La mayoría de las personas estaban en la cafetería, o las áreas verdes, por lo que no había demasiada afluencia de alumnos en el lugar donde estábamos.

Estrellas Rotas (Bryan Mouque y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora