CAPITULO 19

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Me acosté sobre mi sillón, ¡bendito sea el amor!. Él me hace sentir como toda una reina, me lo encontré en el momento perfecto, oh sí, el momento perfecto...

Pase gran parte de mi mañana haciendo limpieza, pensando en él, pues es lo único bueno que puedo pensar ahora mismo, es el pilar que en el que quiero apoyarme.

Ya como a la 1 de la tarde llame a Alan, lo necesitaba ahora, aquí, conmigo... Y así fue, llego rápido mi fiel mejor amigo.

—Tu casa luce tan distinta sin esas mujeres —Se sentó en un sillón, inmediatamente me puse a su lado, doblando los pies quedando exactamente frente a él.

—Disfrútala, porque pronto volverán, y harán de esto un caos nuevamente —Le respondí mirando bien alrededor.

—Lo bueno es que eres optimista —Rio cortamente, hice una mueca graciosa —Pero bueno, cuéntame, ¿Te perdió el respeto? —Sonrió grande, hizo un clara referencia a sí Bryan y yo habíamos hecho... ¡Ya saben!, El... SETSOO xD

Me reí ante su pregunta —¡Qué bobo eres! —Le acuse.

—¿Es un sí? —Hice como si estuviera pensando, como si no estuviera segura de mi respuesta —¡eres una loca! —Hablo gracioso.

—Es broma —Comencé a reír —Obviamente no hicimos nada, me dormí, luego él me fue a acostar, y él se fue a otro lado.

—Pero bien que hubieras querido —Afirmó.

Reí nuevamente —¡No!, o tal vez, pero lo que no fue, no fue...

—¿Qué más sucedió? —Pregunto con verdadero interés.

—Bueno, él es demasiado lindo, me trata como a una princesa, me hace sentir tan bien —Hablaba como una enamorada, una loca que había caído en las garras del amor —Pero lo mejor es que me invito a una fiesta, una fiesta familiar.

—¿Enserio? —Se sorprendió —Quien diría que te codearías con esa clase de personas a esta edad —Hablo en un tono de alegría.

—No puedo imaginar como será, seguramente será enorme, las fiestas de las personas como él, son gigantescas —Me ilusionaban con verlo a él, esperando por mí, con un traje negro y el cabello peinado hacía atrás, trazando un baile cuando tomara su mano, ¡Perfección pura!

El timbre de la puerta sonó, me asuste, ¿Quién sería?, fui hasta allá, abrí cuidadosamente.

Un hombre de unos 50 años estaba del otro lado, con un atuendo de mayordomo rojo. Llevaba una caja grande, pero delgada, como aquellas de las boutiques más caras de la ciudad.

—¿Hola? —Le dije al no conocerle.

—¿Señorita __________ Arriaga? —Me cuestiono.

—Sí, soy yo... —Le mire por unos segundos, él hizo las manos hacía adelante dándome la caja, la tome.

—Es para usted, de parte del joven Bryan, y dice que pasaran por usted, a las 7:00 en punto —Me dijo aquel hombre.

—¿Cómo?, ¿Él no vendrá por mí? —Cuestione al sujeto.

—Me temo que el joven Bryan tiene cosas que hacer, pero la esperara en la fiesta, por mi parte es todo señorita, hasta luego —Se despidió.

—Nos vemos —Le dije amable. Cerré la puerta.

—¿Quién es? —Pregunto Alan girando a verme.

Camine en su dirección —Un señor, al parecer es parte de los trabajadores de la familia de Bryan —Puse la caja sobre la mesa de centro de mi sala.

—¿Qué es? —Me cuestiono Alan.

Abrí el paquete —Es un vestido —Dije segura, y así lo fue, un hermoso vestido azul marino, que combinaba perfectamente con mi tono de piel.

Alan tomo la etiqueta del vestido —¡Demonios ________!, ¿Sabes cuánto cuesta uno de estos? —Pregunto totalmente asombrado.

—No —Conteste sin mirar la marca, únicamente el hermoso vestido.

—Una fortuna, seguramente ni ahorrando todo este año conseguiría para darle esto a alguien —Expreso aún admirado —Ese tipo de verdad quiere algo de ti.

—O a mí —Musité. Uf, él de verdad me quiere, aunque después de la fiesta lo regresaré, es demasiado para mí.

Alan se marchó alrededor de las 5 de la tarde, dándome tiempo para bañarme y arreglarme, me puse el vestido, tome unas zapatillas prestadas de Cara.

Llego el momento de la frustración, los peores segundos de mi vida, ¡La hora de arreglarme!, no tenía ni idea de que hacer, no me he maquillado en mi vida, tampoco peinado de una forma distinta a una cola de caballo o con el cabello suelto.

Unas lágrimas de desesperación abundaron en mí, ¿Qué haría?, ni siquiera tenia alguien que me ayudara, alguien que me diera su consejo para arreglarme, le quedaría mal a Bryan, no podría presentarme así en un evento tan importante.

Eran casi las 6:45 de la tarde, faltaban 15 minutos para que pasaran por mí, y había intentado pintarme un poco, pero fue un completo desastre, no mire las etiquetas, por lo que todo salió mal, ¡TODO! Era un completo desastre, mi cabello estaba descompuesto, pues había intentado hacerme unos rizos, y estos no salieron como esperaba, de hecho, ¡Ni siquiera salieron!, lo que se supone sería uno de los mejores días de mi vida, se estaba convirtiendo en uno que jamás quisiera recordar.

Me refugie bajo una mesa en la sala de la casa, estaba llorando amargamente, el maquillaje mal logrado que me había puesto, se derramaba con las incesantes gotas de dolor que salían de mis lagrimales, ¡Maldito sea este día!

El timbre de la puerta sonó varias veces, me asome por la ventana, y era un chofer, con una camioneta suburban del año blanca. Llamaba constantemente a la puerta, pero no había respuesta del interior, ahogue mis penas, no podía hacer demasiado ruido.

Mire por la ventana, el chofer se paró a un lado de su auto y saco su teléfono celular. Yo subí hasta mi habitación, me quite el vestido, limpie con una toalla húmeda mi rostro, quitando mi pésimo maquillaje, y amarre bien mi cabello para que no se notará mi fracaso como estilista. Tome la caja donde venía la prenda y regrese todo a su lugar, baje en bata a la primera planta.

—¡Señorita __________!, ¿Está ahí? —Preguntaba el chofer golpeando la puerta.

La abrí tomando fuerzas del interior, seguramente Bryan ya no me hablaría, se reiría de una patética como yo, que ni siquiera sabe un poco de belleza personal.

El chofer me miro a los ojos, vio el desgaste que había en ellos y la rojez que tenían, le di la caja, él la tomo torpemente —Puedes irte —Le exprese y cerré la puerta antes de que hablara.

Me eché sobre el sillón de la sala, ¡Maldita sea mi vida!, ni siquiera en el mejor momento puedo aprovechar una grandísima oportunidad por mi inexperiencia en todo lo que tenga que ver con socializar, en este caso, una salida para convivir, como una persona normal, una de esas ajenas a mí, una de esas, que no soy yo.

—¡Señorita!, El joven Bryan la está esperando —Seguía insistiendo el chofer —No creo que quiera dejarlo plantado, él es un buen chico, e hizo mucho por usted, ¿Sabe cuánto cuesta un vestido como este? —Hablaba en voz alta, ya no lo quería escuchar.

Tome fuerzas, me levante, sin limpiar mis lágrimas salí nuevamente.

—¡Sí te gusta quédatelo! —Hice referencia al vestido, él me miro asustado —Dale un mensaje a Bryan, dile que no le gustaría salir con una persona tan patética como yo, que lo único que debe sentir por mí, es lo que yo estoy sintiendo ahora, y es lastima —Exprese molesta, y cerré nuevamente la puerta, me recargue sobre ella y me quebré completamente, ¡demonios!

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Hola bebés de luz, espero disfruten el capítulo, voten y comenten por favor, disculpen por la hora, y ¡Besos!


Estrellas Rotas (Bryan Mouque y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora