Estrellas Rotas (Bryan Mouque y tú)

CAPITULO 24

El cielo reflejaba a la perfección los pequeños detalles en la elaboración el espacio para que todo esto sucediera.

Me sentí soñada, estaba en el lugar correcto, en el momento correcto, Y...

¿Y Mara?, mi cara se volvió en un completo pánico. No respondí la pregunta de Bryan, estaba realmente asustada, ¿Sería conveniente iniciar una relación?, es decir, ¿Ahora?, cuando soy presa de una persona como Mara, que no dudo haría hasta lo imposible por verme sufrir.

—Bryan... —Dije despacio, hiperventilándome —¿Qué pasará si Mara se entera de esto? —Pregunte crudamente.

Él se movió cerca, más cerca de mí —Yo haré lo que esté en mis manos para que nadie te haga daño, ¿Puedes confiar en mí? —Me cuestiono. Bajo lo que llevaba en las manos, y tomo las mías delicadamente, choco despacito nuestras frentes, sus ojos café, llenos de pureza, con tanta paz, y reflejando el cielo que apenas y era comparable por el cúmulo de emociones que sentía, una escultura mandada a hacer —¿Puedes confiar en mí? —pregunto una vez más.

Agache la cabeza, había mil cosas en mi mente, estaba pensando en situaciones distintas y cada una de ellas con variantes en la respuesta. Lo único que tenía claro es qué, habría repercusiones fuera cual fuera la contestación a su pregunta, pero aun así, el panorama no era claro, debo recordar que Mía y Cara vienen a la misma escuela, y que apuesto a que si notan algo raro en mí, lo harán saber sin dudarlo a Mara, son unas chicas que verán la manera de hacerme sufrir.

Enamorarme no estaba en mis planes, y mucho menos tener una relación, no aquí, no ahora, cuando soy presa de una tirana que da la vida por hacer infelices a los demás y reír en su mísero corazón.

Él me seguía mirando sin importarle la hora, él estaría ahí aunque me tomara toda la noche decidir qué es lo mejor.

—Sí, sé que puedo confiar en ti —Lo abrace con fuerza, me apretaba a él, desde sus hombros, mientras él me tomaba por la cintura.

Me aleje despacio, otra vez observe sus ojos—¿Algo más? —Pregunto.

—Perdóname por no haberlo dicho antes, por arruinar tan hermosa sorpresa —Le pedí —Pero, Sí... Quiero ser tu novia —Afirmé con decisión.

Sus manos me apretaron un poco más, mis labios se hicieron hacia adelante, él cerró los ojos con fuerza y le seguí en aquello. Su boca rozo la mía, en una conjugación perfecta, donde cada uno de nuestros sentidos se veían beneficiados, desde el sentido del gusto hasta el del tacto, pues mis manos estaban en sus pectorales.

Me aleje un poco de él cuando el aire comenzó a faltarme y en un acto para evitar que nuestras bocas se unieran una vez más así con tanta rapidez, lo abrace con fuerza, pegando mi cabeza en su hombro, absorbí algo de aire, su dulce perfume erizo mi piel, atrayendo un cúmulo de sentidos distintos.

Él tiene una perfección extraña que me encanta, que me endulza el interior, supongo que es por eso que hay muchas chicas que andan detrás de él, supongo que es por esto que es un chico codiciado, y es por esto... Que ahora puedo decir que es mi novio.

—Este es un lugar muy tranquilo, podemos estar aquí —Me aleje un poco de él.

Ambos nos sentamos en el pasto, había un reflejo espectacular de los globos de cantoya, todo esto luce increíble.

—¿Cómo lograste que los globos no se elevaran de más? —Le cuestione.

—Bueno... francamente no soy muy bueno ideando cosas... Pero Jos, Jos es un genio, me dio una gran idea —Afirmó orgulloso de su amigo.