CAPITULO 25

394 70 18
                                    

Pude notar como sus ojos se movían discretamente, me echaba algunas miradas venenosas y aquellos mismos ojos estaban en duda al ver a Bryan.

Fingió lo máximo que pudo una sonrisa —No hay problema Bryan, ¿Cómo crees que lo habrá? —Me he quedado impactada.

Mire de reojo a Bryan y una sonrisa burlona se marcó en su cara, con los ojos bien puestos sobre los de Mara, y aquellas miradas chocaban intensamente, ¿Qué quiere esa mujer de él?

—Me alegra —Hablo él —Pensé que ella estaría en problemas, por cierto, ¿Me puede regalar un poco de agua? —Pidió él.

—Claro, claro —Dijo ella con la boca un poco tiesa —Pasen, pasen —Repetía por todo lo que seguramente se contenía.

Entramos y no paso ni un segundo desde que pise la casa cuando escuche la voz irritante, primero de Mía, y luego Cara.

—¡¿Ya llego la suripanta?! —Escuche a Mía.

—¡Desobligada ella! —Recalcaba Cara.

Sus rostros cayeron al ver a Bryan, caer de una forma figurativa, claro está. Pues para él, se supone, ellas son jóvenes decentes, no chicas que buscan hacerle mal a los demás.

—¿Perdón Mía?, ¿Cómo has dicho?, qué fea palabra —La reprendió Bryan, ella se puso roja.

Ella no supo que responder, solamente agacho la cabeza, mientras Cara se movía con rapidez para evitar cuestionamientos.

—¿Qué sucede? —Pregunto Mara posicionándose a un lado de Bryan.

—Es qué, me pareció escuchar a su hija decir una vulgaridad, pero tal vez escuche mal, no creo que ellas sean de ese tipo de chicas —Hablo convencido.

—Ah claro, ellas no dicen cosas malas, pero dime... ¿A dónde fueron ________ y tú? —Pregunto intrigada de inmediato. Tal vez una buena forma de cambiar de tema.

Ambos caminaron despacio para sentarse en el sillón, Mara me hizo una seña con la mano para que fuera donde ella, avance y me senté a un lado de Bryan en el sillón con 3 lugares, mientras ella lo hacía en el principal.

—Bien pues, la lleve al Restaurante MAGNIFIQUE, el del centro, por cierto muy buena aquella comida —expreso sencillo él.

Mara abrió bien los ojos, y aún más la boca, estaba sorprendida, seguramente porque el restaurante es uno de los más caros de la ciudad, y además unos de los más lujosos.

—¿Qué? —Se limitó a decir.

—Sí —Asintió con una sonrisa —Algún día las llevaré a las 4 —Haciendo referencia a ella, sus hijas y yo.

—Guau Bryan ese restaurante es muy caro, y las reservaciones se deben hacer con anticipación, y es ¡Muy caro! —Redundo.

—Conozco a alguien —Le guiño el ojo —Pero el dinero no es tema, ¿Qué tal le ha ido?, ¿Por qué no había estado por aquí?

—Es qué... Me compre unos días en el spa, creo merecerlos —Hablo ella engañando a Bryan, queriendo hacerse la importante.

—Ah ¡Qué bueno!, qué bien que lo hizo —sonrió.

—Claro así lo creo yo... Qué bien que lo hice —Dijo orgullosa.

La plática se amenizo, al grado que Mara sacó una botella de tequila, un representante de la cultura mexicana, sirvió un poco a Bryan, otro a mí y uno más para ella. Señalando que el de ella era el más grande.

Estrellas Rotas (Bryan Mouque y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora