CAPITULO 3

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Ya por la noche, Mara, Cara, y Mia, habían salido a comer, tal y como lo había dicho Mara, pero, no me habían llevado, la cena llegaría a domicilio, y seguramente no sería del mismo lugar de donde ellas comieron, lo más probable es que me traigan una hamburguesa de mala muerte con una soda y ya.

Estaba al teléfono con Alan—¿Qué tal si vienes a cenar a mi casa?

—Me encantaría y lo sabes, pero si me voy de aquí y Mara me descubre, me matará, y colgara mi cabeza sobre la chimenea.

—¡Basta de tenerle tanto miedo!

—Es demasiado agresiva, ¿Recuerdas esa ocasión donde salió en televisión?

—¡Cómo olvidarla!, el encabezado en todos lados era el mismos, mujer se pelea por un bolso...

—Y lo peor, es que cuando se sintió derrotada pidió ayuda a Cara y a Mía para que le pegaran en la cara a la otra señora.

—Qué lástima da.

—Ella es así, ocupa métodos bajos para hacer caer a sus víctimas.

—Cuando tengas la mayoría de edad, pelea la herencia de tu padre.

—No, no creo que sea necesario, me iré de aquí, a tomar fotos por todo México.

—Insisto en que deberías encararla en algún momento.

—Yo no estoy sedienta de dinero... Como ella.

—No digo que lo estés, es solo qué... No me gusta ver como se aprovecha de ti, de la fortuna que dejo tu padre, de tu vulnerabilidad, y de todos a su alrededor.

Escuche como su auto entraba por la cochera, estaba en la sala por lo que debía colgar pronto.

—Me debo ir, ya llegaron.

—Cierra todo con candados y hazte la dormida.

—Sería bueno, pero solo por un rato, en cuanto pudieran entrar me partirían en 2.

—Valdría la pena por ver su expresión de desesperación...

—Buscaré una mejor forma para hacerla enojar, me voy, hasta mañana.

—Lleva ropa deportiva, recuerda que tienes futbol... Cuídate.

Colgué el teléfono, lo puse en su lugar y fingí no hacer nada mejor de mi vida. Mara entró por la puerta con sus ya típicos aires de grandeza, grandeza, que por supuesto no consiguió por méritos propios, sino enredando hombres.

—¡Oh!, qué bueno que estás aquí... te traje la cena.

En su mano llevaba consigo una bolsa de papel, la puso sobre una pequeña mesa, se veía por demás el logotipo de la tienda de comida rápida, era una grasosa hamburguesa jumbo económica.

—Que horrible...

—Sí no la quieres dásela a la perra. —Dijo de forma bastante incorrecta, incluso despectiva.

—Tómala entonces —Musité.

—Mamá, ________________ Dijo que te la comieras entonces —Grito rápidamente Mia.

Mara quien caminaba a otra área de la casa regreso molesta de inmediato.

—¿Qué dijiste? —Pregunto acercándose imponente a mí.

—Gracias —Dije tragándome las muchas groserías que le quisiera haber dicho.

—Eso creí...

Estrellas Rotas (Bryan Mouque y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora