CAPITULO 8

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Mire bien sus ojos, me sentía incomoda, pero bien. Había algo que no me convencía, y era qué llevábamos tan poco de tratarnos. Aunque haciendo contra peso a lo malo. Estaba lo excelente que él es conmigo.

—Sí logras ir a mi casa, entrar, cenar, y hacer que Mara lave los platos, me hago incluso tu esposa —Me atreví a dar tal comentario, pues sabía que él jamás podría hacer eso.

Me mostro su mano—¿Es un trato? —Se notaba seguro, ¿Qué planeaba hacer?

—Totalmente, un trato, sé que no lograrás absolutamente nada —Levante una ceja —Conozco a esa mujer, y se jacta por su habilidad de hostilidad hacia los demás.

—Tengo varios ases bajo la manga, como un buen mago —Dijo orgulloso.

—A menos que la hipnotices veo poco probable que logres algo con ella, te lo digo con sinceridad, ríndete, y así me invitarás comida por mucho tiempo... —Hable segura.

—Ya verá señorita que usted no me ganará, mis habilidades son superiores a ella.

—Quiero verlo —Lo reté.

—Ah. ¿Quieres comprobar mis habilidades? —Se acercó demasiado a mí.

Mis latidos se hacían cada vez más intensos, el nerviosismo había salido de su estatus normal, todo marchaba raro, distinto, él me provocaba, y yo a él.

—Sí, sí quiero... —Me aventuré a acercarme, podía sentir su respiración en mi cara.

—Entonces... —Comenzaba a cerrar los ojos, era algo inminente lo que se venía.

[DIIIIIIIIIIIIIING] La campana escolar había sonado llevándose con ellas las posibilidades de que algo aquí pasara.

Bryan se separó de mi lado. La escena fue bochornosa por el hecho de lo que íbamos a hacer, me acomode el cabello, sonreí al suelo, Bryan desvío su mirada al cielo.

Nos habíamos incomodado bastante, pero el corazón seguía latiendo fuerte, era ese lado amable de todo.

—Ya tengo clase —Le dije intentando salir del momento raro.

—Sí, yo también —Hablo en un suspiro —Te llevo.

—Claro —Sin duda alguna nos apenaba hablar el uno con el otro, pero había algo en el aire que hacía especial todo y nos hacía conocer que pase lo que pase, todo estaría bien.

Él se levantó primero, después me ayudo a hacer lo mismo, camine delante de él para salir de ese lugar apartado, dirigiéndonos de nueva cuenta al interior de la institución.

No había duda, Bryan estaba moviendo algo en mi interior, y me eso me gusta, me parece... bonito, el sentimiento que logra desatar en mí.

Había algo irregular en mi vida desde que llego, porque cada día despertando mi corazón gritaba que no iba a ninguna parte, juntaba pedazos de algo que no llevaría a nada, y ahora pese a todo, me siento bien, me siento bien, cuando estoy con él.

—Ahí viene Alan... —Le dije a Bryan mientras Alan caminaba hacía nosotros.

—¿En dónde te habías metido? —Pregunto

—Estaba con Bryan —Note que no los había presentado aún —Oh, que tonta. Bryan, él es Alan —Dije, de inmediato Bryan estiro su mano—Y Alan, él es Bryan —Les sonreí.

—Mucho gusto —Hablo Bryan sonriente.

—Igual —Contesto Alan.

—Bueno, _______ tengo que irme, nos vemos —Me miraba a los ojos, apenas concluyó sus palabras, miro a Alan —Hasta luego Alan, me la cuidas —hablo haciendo que me ruborizara en un instante.

—Pierde cuidado —Dijo Alan con una risita burlona. Se giró a verme, yo estaba apenada —¿Me la cuidas? —Pregunto apenas Bryan se marchaba, me quería hacer burla.

—En un perfecto tono amistoso —Me excuse.

—¡No te creo!, ¿Qué hiciste con él toda la mañana? —Pregunto levantando la ceja.

—Perder clases, solo eso joven, pero espero ya no suceda —Le sonreí mostrando todos los dientes.

—Sigo sin creerte... —Contesto sin quitar aquella sonrisa que le adornaba.

—Bien, él dice que irá a mi casa a cenar hoy, y que además hará que Mara lave los trastes, ¡Eso suena interesante! —Dije en burla.

Alan se dejó ir en una total carcajada—¡Suerte con eso! —Siguió riendo, pues él, conociendo a Mara, sabía que no era posible —¡Dime por favor que apostaste algo grande! —Decía, pues sabía que la victoria se veía venir más de mi lado, que del suyo.

—Me dará desayunos gratis —Le guiñe el ojo.

—Debiste apostar que a ambos nos diera esos desayunos —Me contesto aún entre risas.

—Ya sabía que iba a perder, estaría abusando —Conteste.

Entramos a clases, clases que con su ausencia se hacían cortas, como Alan y yo somos de las personas comunes que nos esforzamos en la escuela, las horas de clase se nos iban volando.

Ya en la salida...

—¿no notaste con quién estaban tus hermanastras hace un rato? —Pregunto Alan sonriente.

—No, ¿Con quién? —Cuestione sin darle mucha importancia.

—Con tu flamante nuevo amigo, y se reían muy agusto —Señalo Alan.

Me gire a verlo—¿Qué? —Pregunte desconcertada.

—Sí, con tu nuevo amigo, quiero pensar que se las está ganando para llegar hoy a tú casa por ahí —Dijo con su hábil mente Alan.

Abrí la boca con una sonrisa mientras giraba, él tenía razón, eso podía ser.

—Él es más listo de lo que pensé, creo que lo hemos subestimado —Añadí.

—No importa, no logrará que Mara haga algo a lo que te obliga —Concluyó Alan.

—Pero si lo hace, realmente sería perfecto —Suspire. Ambos miramos al frente y Mara se maquillaba dentro del auto, ya nos esperaba.

—Te vas... —Dijo apenas noto su auto.

—Nos vemos —Bese su mejilla, él replico la acción —Qué estés bien... —Me despedí.

—Adiós, cuídate, te marco por la tarde...

Camine dejando a Alan, llegue hasta el auto de Mara, como siempre tenía que subir en la parte de enfrente, para evitar problemas con las insoportables gemelas del mal.

De un momento a otro subieron Cara y Mía, ambas con una enorme sonrisa, no me hacía gracia. Me puse el cinturón de seguridad y me dispuse a marcharnos.

De la nada, una persona se asomó por mi ventana, asustándome por completo, ¡Era Bryan!, ¿Qué hacía? Estaba metiendo la cabeza por la ventana del automóvil, eso, en el auto de Mara, no es arriesgado, es lo que le sigue, sobre todo, siendo una persona que no conoce.

—¡Hola!, ¿Qué tal? —Dijo dándole la mano a Mara, quien de inmediato lo miro mal.

—¡Mamá!, él es Bryan, nuestro nuevo amigo del último año —Hablo con total emoción Mia.

—Irá hoy en la noche a cenar a casa —Añadió Cara.

¡Ya había entendido!, una mínima sonrisa se pintó en mi rostro, él sabía lo que hacía, ¡Sorprendente! Había convencido a las brujas de entrar en su choza, para robarse a la princesa.

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Estrellas Rotas (Bryan Mouque y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora