CAPITULO 2

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Mire sus brillantes ojos, era un sueño hecho realidad, su mirada se clavaba en la mía, y mis ojos cedían ante la suya, no había más que decir, es como si todo se hubiera alineado a la perfección para que él y yo nos encontráramos.

—¿Te puedes levantar?

No había notado que seguíamos en el suelo, y que mi peso seguía sobre el suyo.

—Ah, sí, claro.

Me apoye en mis manos para de una forma ágil y rápida me pudiera poner de pie, fue sencillo, después él se incorporó. En esos hermosos segundos había perdido de vista a Alan, pero él seguía detrás de mí, con una sonrisa maliciosa, y detrás de Bryan estaba un chico que posiblemente era su amigo, pestañas grandes, blanco, alto, cabello negro, bastante atractivo.

—Disculpa, no quería arrollarte

Se disculpó mientras se quitaba el polvo que le había dejado el caer al suelo.

—Yo soy la que no vio.

Le dije sin perder de vista su perfecto rostro, en verdad me había parecido encantador en todo sentido, tan alto y guapo.

Sonrió apenado, me miro una vez más, el ambiente se hacía menos cálido, quizá eso se debía a que estábamos con amigos, y no era muy cómoda la situación.

—Nos vemos —Nuevamente mostro su perfecta sonrisa para después marcharse.

—Adiós

Hablaba con torpeza, había perdido el balance, no sabía que me había pasado, de donde había salido el auto que me había golpeado...

—¿Y esas miraditas? —Alan se burlaba de una forma discreta, había notado como cupido bajaba del cielo y me clavaba una flecha en el corazón.

—No seas tonto

No podía afirmar que me gustaba, pues debía conocerle por lo menos para hace una deducción más cercana a la realidad, pero en esos pocos segundos que estuvo cerca de mí, mi corazón latió más rápido de lo que yo podía recordar.

—Claro, claro...

Evidentemente, él no me creía, ni siquiera yo. Pero no podía bajar demasiado la guardia.

Seguí mi camino ignorando lo que antes me había pasado, llegue a la lista de para-escolares, había muchas hojas, pero todas se notaban por demás llenas, incluso con un sobrecupo, no había espacio en los lugares donde yo hubiera querido.

—Revisa que hay de bueno... —Instruí a Alan.

—Solo está Futbol, y... Carpintería.

—¿Qué?

Me aterraba la idea. Ahora lo sé, en está escuela hay varias para-escolares, que serán clases extras que deberás cursar forzosamente, hay algunas muy lindas, pero otras que no lo son. En este caso, hay un cupo limitado en cada una de ellas, y hay un cupo aún más limitado por género, es decir, hay espacios que deben cubrirse por chicos, y otros por chicas, y no pueden ser cubiertos de otra manera. El cálculo es exacto, por lo que no había mucho que hacer.

—¿Qué prefieres?

—Cambiar de escuela.

—Jaja, claro...

—Veamos, Carpintería, no. Tendría manos de hombre en pocos días.

—Con los servicios que das en tu casa a tu madrastra e hijas, ya casi las tienes.

Estrellas Rotas (Bryan Mouque y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora