CAPITULO 12

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Había descubierto esa luz que me daba paz, amor, fuerza, pesé a vivir en un nido de víboras, él me hacía sentir especial, ¡Feliz!, llena de amor, genial.

—No tarden, estaré esperando por ustedes —Nos dijo Mara apenas salíamos del auto.

Todas comenzamos a caminar, en distintas direcciones, EVIDENTEMENTE.

Hoy llevaba un aspecto distinto, mi semblante había cambiado, ¡Yo había cambiado!, me salía felicidad incluso de los poros, creo que iba dejando un rastro de arcoíris a mi paso, algo sensacional que podía sentir con tan solo respirar, y al oler, podía apreciar la alegría del día, ¿Estoy optimista?

Llegue donde Alan, apenas lo vi, no pude ocultar mi sonrisa—Hola, buenos días —Me acerqué dándole un abrazo tierno.

Él se sorprendió, había notado ese algo especial en mí, lo sabía—Buenos días —Expreso confundido.

—¡Qué tal!, ¿Cómo va tu mañana? Amiguito —Sonreí aún más.

—¿Te sucede algo? —Pregunto aún más confundido —¿Desde cuándo irradias tanta felicidad?

—Desde hoy, y espero que las cosas sigan así por mucho, mucho tiempo —Conteste en un tono que apenas y podía expresar lo feliz que estaba.

—¿Algún motivo en especial? —Preguntó Alan.

—Hay muchos... —Comencé a caminar, debíamos llegar a la clase.

—Oh, espera... —Nos detuvimos —¿Qué sucedió con Bryan? —Pregunto de inmediato al recordar el tema.

—¡NO SABES! —Dije emocionada.

—¿Lo hizo? —Pregunto boquiabierto.

—¡SI! —Hable emocionada con regocijo.

—¡Cuenta!, ¡Cuéntamelo todo! —Decía Alan emocionado.

—¡Pues hay mucho!, de entrada llego, y la malvada de Mara me había excluido de la cena, y él hizo que yo estuviera ahí, lo cual ya era una hazaña—Dije orgullosa de sus actos.

—Ir en contra de su palabra, siempre será una hazaña —Señalo Alan con emoción.

—¡Lo sé!, pero la cosa no se quedo ahí —Hice que guardara total silenció —Le echo varias indirectas, haciéndole saber su descontento sobre la forma en que me trata.

—¡Dios!

—¡Lo sé!, pero no es lo mejor, logro que ella lavara los trastos, ¡Hizo algo por fin en su vida esa mujer! —Casi grite emocionada.

—Lo admiro, tenemos que ir hasta donde esté, para que yo le exprese lo que siento, deberíamos hacerle incluso una estatua, ¡algo!

Reí cortamente —Deberíamos, claro que sí, pero ahora no hay que perder tiempo, debemos ir a clases.

Llegamos hasta el salón de clase, el profesor aún no había llegado, como era costumbre, él y yo nos sentábamos lo más cerca posible.

—Pero aún no te he contado lo mejor... —Le dije soltando un gran suspiro.

—¿Qué?, ¡Pues cuéntamelo! —Se limitó a decir.

—Bien... resulta que... Bryan y yo —Sus ojos se abrieron como platos, grandes, ya pensaba lo que se venía —Bueno, él me...

El profesor con el que nos correspondía clase en la primera hora había llegado, por lo que gire sin pensarlo a verle, dejando con la incógnita a Alan.

Estrellas Rotas (Bryan Mouque y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora