Llegamos a su casa de la cual nunca debí alejarme, apago el auto y escuche que suspiro. Yo solo miraba hacia el frente recordando lo que había pasado hace unos minutos.
-¿Estas bien? –me pregunto en voz baja.
Asentí y limpie algunas lágrimas de mi rostro. Baje del auto y mire hacia los pedazos rotos de mi blusa, se podía ver mi sostén color negro. Hood llego hasta mi, me sentía un poco intimidada cuando me miraba de esa manera.
-Vamos adentro. –dijo indicándome donde era la entrada.
Camine detrás de él. Su casa tenia muebles modernos; algunos de ellos eran color gris y otros negros. Su comedor era para cuatro personas, eso me recordó al comedor que tenía en casa que era para seis lugares. Me llamo la atención un cuadro que tenía en la sala, era como si un niño de seis le hubieran dado un lienzo y pintura negra para que hiciera un enorme garabato. No comprendía el arte en ese cuadro. Hood regreso con un mini botiquín, se sentó en la sala esperando a que me sentara a su lado.
-All. –me llamo.
Me senté a su lado y me quite de encima su chaqueta dejándola caer en el sillón. Hood comenzó a quitarme el pedazo de tela que estaba lleno de sangre, limpio mi palma con un trapo húmedo. No se si dolía, mi mente aun seguía en shock por lo que acaba de suceder.
-Arderá un poco. –me advirtió.
No preste atención hasta que sentí el líquido en el algodón sobre mi mano, me ardió pero no grite ni llore, solo cerré los ojos y aguante el ardor. Hood termino de limpiar mi herida para después colocar una venda alrededor de ella.
-Listo, espero que no sea tan grave la herida. Si mañana aun sigue sangrando tendrás que ir al doctor a que te suturen. –hablo mientras guardaba todo lo que había ocupado.
Se paro del sillón y camino hasta el comedor donde dejo el botiquín. Subió las escaleras sin decirme algo mas. Me quede ahí sentada sin decir nada más, Hood tardo demasiado en regresar. Toque mi mano derecha notando lo bueno que era para curar. Me quite los restos de mi blusa quedándome solo en sostén, me puse la chaqueta que Hood me había prestado, subí el cierre y espere en la sala.
Minutos después bajo de nuevo, se había cambiado de ropa, ahora traía al parecer su pijama. Se sentó de nuevo junto a mi.
-Jamás debí de correrte de aquí, lo lamento. –se disculpo.
Escuche como hablaba, ahora no quería hablar de lo que acababa de suceder.
-Entiendo si no quieres hablarme, All. Solo dime si estas bien o si tienes alguna otra herida.
-Estoy bien. –dije apenas escuchándome yo misma.
-Esta bien si quieres llorar, a veces eso es bueno.
-No quiero llorar. –dije mientras sentía una lagrima recorrer mi mejilla derecha y limpiándola de inmediato.
-¿Esta bien si vamos a dormir? –pregunto cambiando de tema.
Lo mire al escuchar lo que me había dicho.
-Me refiero a que tú vayas a dormir a una habitación y yo a otra. –hablo nerviosamente.
Subimos a la segunda planta y me indico cual seria el cuarto donde pasaría la noche.
-Descansa. –dijo abriendo la puerta del cuarto.
-Hood, espera.
-Dime.
Me acerque hasta el y lo abrace.
-Gracias por haberme salvado. –dije aun abrazándolo.
Me separe rápido de él.
-All... –hizo una pausa. –duerme bien.
(....)
Desperté en aquella habitación desconocida, espere a despertarme mejor para vestirme ya que había dormido solo en ropa interior. Me puse mis jeans negros y la sudadera de Hood. Hice la cama y salí de la pieza para bajar hasta la primer planta y encontrarme con Hood... ¿leyendo el periódico? ¿El siquiera sabe leer?
-¿Cómo amaneciste? –pregunto al notar mi presencia.
-Bien, ¿sabes donde puedo tomar un taxi?
-Yo te llevare a casa.
-Ya hiciste mucho por mí, puedo ir sola.
Se paro del sillón dejando el periódico a un lado, camino hasta ponerse frente a mí cruzando los brazos. No había notado los tatuajes que llevaba en un brazo, quise preguntar que significan o porque se los había hecho pero me abstuve.
-Dije que te llevare así que obedece.
Asentí.
-¿Te gusta el jugo de naranja? –pregunto cambiando de posición y ahora metiendo las manos en sus pantalones.
-Si.
Sirvió dos vasos con suficiente jugo, me senté en el taburete que había en la cocina.
-¿Te sientes bien? –pregunto desde el otro lado de la cocina.
-Si, gracias por dejarme quedarme.
-Me refiero a que si no... ya sabes, ¿Cómo te sientes respecto a que ayer te tocaron?
Me sentía mejor como debería, el tipo de ayer no me había tocado mucho pero si lo suficiente como para asustarme. Supongo que solo debo olvidarlo sino me traumare de por vida.
-Estoy bien. –me abstuve a decir eso.
Camino hasta donde me encontraba, se sentó en el taburete que estaba a mi lado y tomo un trago de su jugo.
-¿Cómo te llamas? –pregunte curiosa.
-Ya te lo dije. Me llamo Hood.
Lo mire detenidamente, si quería saber su nombre supongo que tal vez debería contarle algún secreto mío.
-Todos me llaman "All" pero odio que me digan así, tampoco me gusta mi nombre Allison. Creo que es demasiado común. Mi abuela solía llamarme por mi segundo nombre, nadie conoce mi segundo nombre a excepción de mis padres. –reí nerviosamente.
Hood parecía concentrado en tomar su jugo pero sabía que me estaba prestando atención.
-Me llamo Allison Jamie McCall.
Volteo a verme y frunció el ceño.
-¿Jamie no es nombre de chico? –pregunto
-Es por eso que no le digo a nadie mi segundo nombre, creen que es de niño. También es para mujer. –explique.
-Jamie. –repitió.
Asentí esperando haber logrado un poco de su confianza para que me dijera su nombre.
-Si me contaste esto para que te diga mi nombre estas equivocada, Jamie. –hablo antes de tomar a su jugo.
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HOOD
Fanfiction"-¿Quien eres tu? -¿Realmente eso importa? -Si me harás daño al menos debería saber el nombre de mi asesino. -Para ti soy Hood. "