Quince: Irwin

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La habitación en la que ahora me encontraba parecía mas como de un hotel de cinco estrellas. Todo era elegante, pero lo que se hacia aquí no era nada elegante. Hood aun me tenía amarrada de las manos y con un paliacate en la boca para que no hablara.

-Bien, ¿Qué te parece tu habitación? –me pregunto.

Mire de nuevo la habitación con repulsión y asco. ¿De verdad el me prostituiría?

Hood se acerco a mi para quitarme el paliacate y desamarrarme las manos, me tomo bruscamente de las mejillas y me acerco a el como si me fuera a besar.

-Recuerda que eres mía, Allison. Pórtate bien hoy. –me advirtió con voz suave.

Me empujo bruscamente, por poco me caigo. Camino hasta un armario de donde saco una prenda de vestir, de nuevo se acerco a mí sonriendo. Esto solo altero más mi nerviosismo.

-Póntelo. –me aventó casi el vestido.

Tome el vestido e iba a caminar hacia el baño pero el me jalo del brazo. Tenía una maldita maña de tomarme de ese modo del brazo.

-Frente a mí. –dijo serio.

-No me voy a desvestir frente a ti.

-Lo harás, o yo lo hago por ti.

Lo mire como si lo estuviera retando, no, no iba a mostrar debilidad ante el.

-¿De verdad no lo harás? –me pregunto.

-No.

-De acuerdo, te dije que no tendría lastima por ti.

Me arrebato el vestido y lo tiro piso, me tomo de los brazos y me aventó a la pared, me golpee la cabeza un poco fuerte.

-¡Detente! –le advertí.

Me acorralo entre la pared y su cuerpo, no podía zafarme. Me rompió mi playera y la arrojo al suelo, me tape mi pecho y el de inmediato alejo mis manos.

-No lo hagas. –dije casi llorando.

Comenzó a besar mi cuello, hasta bajar a mi pecho, su mano iba a tocar uno de mis senos. No deje que lo hiciera, con mi rodilla le di un fuerte golpe en la entre pierna lo que provoco que se alejara un poco de mi. Corrí rápido hasta la puerta, intente abrirla pero era inútil, estaba cerrada con seguro. Voltee para ver a Hood, el cual ya se acercaba a mí como si no le hubiera hecho nada.

-Buen intento, pero no le atinaste a tu rodillazo.

Se puso frente a mí y me agarro de los hombros.

-Asegúrate de golpear donde quieres a tu victima. –me susurro. –te mostrare el ejemplo.

Sentí su rodilla golpear mi vientre bajo, lo que me hizo privarme un poco del aire y caer al suelo del dolor. Me hice bolita ya que no quería que volviera a golpearme, tocia por el golpe.

Hood se inclino frente a mí.

-Se acabo la lastima que sentía por ti, Allison. Ahora eres cualquier persona para mí. Ahora cámbiate de ropa.

Le escupí en la cara, el se volteo y rápidamente giro de nuevo a verme. No dijo nada, solo se quedo por un momento callado. Volteo a verme y me dio una bofetada muy fuerte.

-Estúpida, ¿realmente no te has dado cuenta quien soy? Vuelve a hacer eso y te mato.

Me jalo del brazo y me levanto bruscamente, aun me dolía el estomago.

-En diez minutos vengo y te quiero ver cambiada.

Salió de la habitación. Me acosté en la cama, me sentía un poco mareada por los golpes. Mi mejilla me punzaba.

Debía hacer algo para salir de este lugar, ¿pero que? La puerta tenia seguro y no había ventanas. Camine hacia el baño para ver si tenia hinchada la mejilla, y fue entonces que vi la regadera, donde había una ventana hasta arriba. Esa podría ser mi salida.

Me acerque a la pared donde estaba la ventana, pero estaba muy alta para mi. Necesitaba un banco para alcanzarlo. Por dios, que hago.

Unos golpes en la puerta me asustaron, salí del cuarto de baño rápido.

-Allison, te quedan cinco minutos. -Escuche la voz de Hood.

Me coloque el vestido de puta que Hood me había dado. Era negro y demasiado corto para mi, tenia un escote un poco decente por así decirlo. No parecía tanto de prostituta.

Me quede con mis tenis, no me importaba si me veía mal o bien. No quería estar ene este lugar.

La puerta se abrió y vi entrar a Hood.

-Vaya, si que pareces prostituta. –dijo al verme.

Se acerco a mí y me abrazo de la cintura.

-Ya te conseguí tu primer cliente. Se amable, es su primera vez aquí. –me susurro.

Me dio un beso en la mejilla donde me había golpeado anteriormente.

-Suerte. –me guiño el ojo.

Se alejo de mi y camino hacia la puerta dejándome sola.

No quería estar aquí. No me iba a dejar tocar más por ningún chico y si alguno se atrevía a hacerlo, lo mataría. Y creo que hoy lo haría, mataría a esa persona que entrara por la puerta.

Vi entrar a un chico de cabello café, las mangas de su suéter estaban muy aguadas de tanto que las estaba jalando, el hacia lo mismo que yo a los catorce años.

El chico me miro y me sentí nerviosa. No me miraba como Hood lo hacia. El chico se veía incluso nervioso y un poco inofensivo, pero no debía confiarme. 

-¿Y tu quien eres? –le pregunte.

-Soy Ashton Irwin.

Bueno Ashton, si me tocas. Te mato.


HOODDonde viven las historias. Descúbrelo ahora