Treinta y tres: Aquí nos despedimos.

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Caminábamos por la calle. Todo parecía tranquilo. Nuestras manos estaban entrelazadas, mí mirada estaba directa hacía ese camino que le esperaba. Dolía, pero sabía que era el momento de decir adiós. 

 -¿Nervioso? -le pregunté.

-No, creo que tú lo estás. -dijo sonriendo.

-Me conoces demasiado bien.

-Bastante. Estaré bien. 

Asentí. Nos esperamos en la paraba del autobús que lo llevaría a su destino.

-Serás el mejor médico. -dije tratando de sonreír. 

-Aquí nos despedimos.

Le di un fuerte abrazo, él me apretó a su cuerpo para después besarnos. 

-Te amo, Luke. -dije con lágrimas en los ojos. 

-Te amo eternamente. No me equivoqué, eres el amor de mí vida. Te amo, Allison y siempre tenlo presente. 

Asentí y acaricie su mejilla que estaba un poco fría. 

-¿Te sientes enfermo? -le pregunte.

-No, estoy bien. 

-¿Y sí voy contigo? Puedo ir contigo ahora mismo. 

Sólo me miro por un momento y negó.

-Debo irme, amor.

Una vez más lo abracé, ya no tenía su olor corporal como siempre. Me empezaba a doler el cuerpo por alguna extraña razón.

-Tranquila, se fuerte Allison. 

Un autobús se aproximaba, debía irse. 

-Te amo, All. -me susurro por última vez.

Sentí sus labios por última vez sobre los míos. 

Poco a poco abrí los ojos, la luz blanca me cegó al principio. Tenía un horrible dolor en todo el cuerpo, era como sí me hubieran golpeado por todos lados. 

Trate de levantarme, pero una extraña me detuvo. 

-No se levante, esta delicada aún. 

-¿Qué es este lugar? -pregunte.

-Esta en el hospital, sus familiares están afuera. En un momento les haré pasar, sólo no se mueva. 

-¿Qué me paso? 

-Tuvo un accidente. Tiene un esguince en la mano derecha, algunos golpes en las costillas y cara. Tendrá que usar el collarín por un tiempo, tuvo algunos golpes en la espalda. 

Todo era muy confuso, no entendía nada de lo que decía. ¿en qué momento paso? 

-Debo retirarme, en un momento viene la doctora con su familia. ¿se le ofrece algo?

-No, gracias.

La enfermera se retiro. Cerré mis ojos de nuevo hasta que escuche que abrieron la puerta. 

No tenía ganas de discutir, solo quería descansar. 

-Hola... -dijo en voz baja.

Sólo lo mire acercarse a mí. En sus manos sostenía un ramo con varios tipos de flores, no había ninguna rosa. 

-Te traje esto. -dijo alzando el ramo. -Esta bien si lo dejo al lado de ese otro, ayer vine a traerlo. 

¿Qué? ¿Cómo que ayer? 

-¿Que tal te sientes? -me pregunto.

-¿Sabes que me pasó? -le pregunte.

Su mirada se fue a otro lado. Se acercó a la mesa donde estaba el otro ramo en un florero. 

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