Capítulo 4. La cena

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Pues no tenía otra cosa que hacer más que cancelar la salida con mis amigos. Esperaba que, por lo menos, valiera la pena aquella cena que el chico mencionó, pero rezaba que Aaron no estuviera mintiéndome y quién sabe en dónde terminaba parando.

Miré unos segundos al conductor concentrado en el camino para luego volver mi vista hacia adelante, ninguno de los dos decía nada, el ambiente era incómodo.

Y cómo no, si apenas nos conocíamos de un día, ayer. Tampoco sabía de dónde sacaba tanta confianza para hablarme como si me conociera, o peor, como hacer lo que hizo en aquella reunión.

Vaya idiota.

—En serio espero que no me estés mintiendo —me crucé de brazos intentando ocultar mi nerviosismo e intentando parecer segura.

—¿Qué tan desconfiada estás de mí? —me echó una mirada de unos pocos segundos antes de volver la vista al camino y comenzar a girar el volante.

—Mucho, dejame decirte que nos conocemos solo de unos minutos, los cuales fueron ayer —entonces en ese momento caí en cuenta, ¿qué diablos pensé al confiar en él si ayer ni buena impresión me dio?

—Bueno, tiene sentido, pero tampoco te culpo, si siquiera nos conocemos —se encogió de hombros. Me dejó tan confundida que, en unos segundos, me pregunté en qué momento se había ido su lado egocéntrico.

De todas formas, era obvio, él no podía estar todo el tiempo demostrando su lado egocéntrico, y si lo hacía ya era un caso perdido, y probablemente iba a terminar cayéndome mal.

—¿Por qué te has ofrecido a traerme? —toqué mi mentón mirándolo con curiosidad, pero simplemente se limitó a encogerse de hombros prestándome poca atención.

—No tenía nada más que hacer y me ofrecí a llevarte —dijo pasando la lengua por sus labios sin dar mucha importancia a lo que dije.

Al ver que él ya no iba a decir nada más, saqué el celular de mi bolsillo y lo desbloqueé esperando ver mensajes en el grupo que tenía con mis amigos. Y si, comenzaron a aparecer varios mensajes de ellos y de otras personas, aparte de mis amigos, como los de mi familia, avisando lo de la cena, pero me llegaron muy tarde.

Abrí el chat que tenía con ellos e intenté leer todos los mensajes, pero leí los primeros, ya que hablaron mucho. Así que sin saber de qué hablaban, comencé a escribir.


Dakota. 13:37.

No podré salir hoy :c


En cuanto envié el mensaje, bloqueé el celular y volví a guardarlo para luego mirar al frente, y ver si Aaron estaba yendo por el camino correcto a casa. En verdad estaba pendiente de que se dirigiera a mi casa.

Ninguno dijo nada durante el camino.

En cuanto mi casa apareció a mi vista, a lo lejos, comencé a prepararme para bajar. El auto se detuvo frente a mi casa y salí de este rápidamente, como si fuera que estar dentro de aquel auto era un infierno. Me detuve cerca de la puerta para buscar las llaves en mi bolsillos, y las saqué para luego abrir la puerta. Y, antes de entrar solté un suspiro cansado, para así entrar primero, hacerme a un lado y luego dejar pasar a Aaron, cerré la puerta detrás de él. Caminé hacia la sala con Aaron siguiendome, casi pisándome los talones.

—Hola cariño -—la primera en ver, cuando entré a la sala, fue a mi madre, quien se acercó a darme un rápido beso en la mejilla.

—Hola —le sonreí antes de darme cuenta que habían personas detrás de ella.

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