Aún sonaba raro decir que Aaron era mi novio, me lo repetía la mayoría de las veces. Suponía que era porque seguía sin creerlo.
Habían pasado unos días de que me había pedido ser su novia, y no podía estar más feliz y conforme. Aaron no dejaba de mostrarme lo gracioso y tierno que podía ser conmigo, un poco más y perdía la cabeza por él.
Sin embargo, nadie sabía de nuestra relación a excepción de mis amigos, los de San Francisco, porque no quería que se enterara todo el instituto, aunque comenzaba a pensar que realmente algo sospechaban. Lo había hablado con él, y estaba claro que si lo decíamos a Adam o Edward no iban a mantener la boca cerrada, y si se lo contaba a mis amigas, Amber y Lily eran capaces de emocionarse tanto que se lo contarían a cualquier persona que pasara frente a ellas; pero ambos grupos sabían que había algo entre nosotros, solo que no algo oficial. Así también me ahorraba escuchar rumores y comentarios estúpidos de gente externa a nuestro círculo; esa la principal razón por la que lo quería mantener en secreto.
—Tienes un poco manchado —avisé mirando sus labios manchados por mi labial—. Olvídalo, te queda lindo —reí deteniéndome para pasar mi dedo pulgar por debajo de su labio, ya que ahí tenía un poco manchado, y seguí caminando junto a él.
Aquel día volvíamos de otra cena, pero no era tan formal como la anterior, ya que comimos hamburguesa con papas fritas y la hamburguesa era tan grande que terminé comiendo las sobras de Aaron, porque sentía que iba a explotar, aún así se terminó las papas.
Él frunció el ceño con algo de diversión y pasó la palma de su mano por los labios para comprobar si lo que había dicho anteriormente era verdad, luego limpió el resto del labial pasando su mano por su pantalón.
—¿Por qué te has puesto labial? —preguntó con curiosidad, a lo que enarqué una ceja—. Digo, porque nunca te pones. ¿Acaso te lo pusiste para impresionarme? —me guiñó un ojo y yo rodé los ojos.
—Ya quisieras.
Su ego volvía nuevamente... Aquí vamos.
—Los dos sabemos perfectamente que te lo has puesto especialmente para mí y no lo puedes negar —sonrió pícaro, me contuve de poner los ojos en blanco.
—En realidad es para que los demás te envidien al ver la linda novia que tienes —dije copiando su tono egocéntrico tirando mi pelo para atrás.
—¿Tengo que decirte otro piropo para que lo aceptes? Vamos a ver —dijo sacando su celular, negué divertidamente—. Tu mirada es tan dulce que me dan ganas de hasta chuparte un ojo —lo miré con extrañeza para luego echarme a reír—. Bum, te enamoraste.
—No gracias, no quiero que me chupes un ojo. De verdad, no se de donde sacas esos piropos, son horribles.
—Mira aquí hay otro.
—No quiero escuchar —me ignoró y se aclaró la garganta.
—Por ti mato un elefante a chancletazos —leyó y no esperé a carcajear, luego me miró arrepentido.
—¡Aaron! —exclamé dándole un suave codazo en las costillas—. Pobre elefante, no te hizo nada.
—Diablos... ¿Quien escribe estas cosas? —preguntó antes de guardar su celular en el bolsillo —. Demasiado turbio —negué divertidamente con la cabeza.
—Vámonos.
Estábamos llegando al auto y, antes de soltar su mano para abrir la puerta del copiloto, jaló de mi mano haciendo que retrocediera unos pasos hasta chocar con él, entonces agarró mi cintura y me obligó a voltear a verlo. Sus ojos verdes recorrieron mi rostro antes de que colocara su mano en mi nuca para acercarse a besarme.
ESTÁS LEYENDO
Pasaste el límite
Ficção Adolescente❝Confieso que tu mirada de niño inocente me cautivó, pero fue tu manera de ser la que me enamoró❞ _____________________________________________________ Todos los derechos reservados. PROHIBIDA LA ADAPTACIÓN O COPIA. Stormyheartt