Capítulo 14. Tickets.

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Aaron seguía riéndose y yo, aunque no conocía bien aquel lugar, lo arrastraba lejos de la escena anterior tomándolo de la muñeca. Vaya que me costó mucho moverlo, porque cada dos segundos se detenía para seguir riendo. Y como me tocaba elegir el próximo juego, ya que la revancha anterior la habíamos dado por inválida, recorrí el lugar arrastrando a Aaron del brazo. No me detuve hasta encontrar un juego que considerara capaz de jugarlo y ganarle a Aaron para bajarle un poco su preciado ego.

Sonreí y dejé de tirar de él al detenerme frente al juego que había elegido instantáneamente. Aaron había dejado de reírse, y al detenernos, me miró frunciendo el ceño antes de echarle una mirada al juego.

—¿Esto? —preguntó volviendo a mirarme. Asentí—. ¿En serio? —volvió a preguntar pero con incredulidad, así que volví a sentir.

—Esperemos a que terminen los niños —dije observando cómo el niño, sentado frente al juego de autos, giraba el volante con rapidez y se deslizaba hacia delante para presionar el acelerador. Pero luego de moverse tanto en su lugar, y chocar tanto con su auto virtual, finalmente la carrera terminó y los dos niños que ocupaban la misma máquina, se levantaron para ir en busca de otro juego.

Le di un suave golpe al castaño en la espalda para que avanzara, pero antes de hacerlo me miró con una mueca, indicándome claramente que no le gustaba, por lo cual, tal vez tampoco era bueno, por lo que tenía posibilidades de ganar.

Sonreí con algo de triunfo tomando asiento, posicioné mis pies en el freno y en el acelerador. Era algo grande el asiento para mí, para alcanzar el acelerador o el freno tenía que deslizarme para adelante. Y, una vez que Aaron terminó de acomodarse, me pasó una ficha que inmediatamente introduje en la máquina al mismo tiempo que él. En la pantalla apareció un auto, el cual podías cambiar presionando unos botones al lado del volante, observé todos los autos para elegir y escogí uno azul.

Acomodé los pequeños mechones de pelo que se encuentran en mi rostro y me crucé de brazos a esperar a que Aaron terminara de decidirse qué auto elegir. Lo observaba presionar una y otra vez el botón, eran pocos autos los disponibles, por lo cual volvían a repetirse. Dejé que haga eso unas cuantas veces más hasta que me cansé.

—¿Quieres elegir uno de una vez? Estás tardando demasiado —hice una mueca.

—Diablos, no me gusta ninguno —hizo una pausa para seguir presionando el mismo botón—. Bien, este es el menos feo —se encogió de hombros antes de, por fin, seleccionar un auto rojo.

—Por fin, ahora hay que elegir el lugar... Y, ¡espera! Yo elijo —exclamé alargando el brazo para impedir que apretara otra cosa y se tardara aún más.

Examiné rápidamente los escenarios y seleccioné el que me parecía más lindo. Me incorporé liberando a Aaron para que se pudiera mover con libertad y se preparara para la carrera.

La pantalla mostraba el lugar que había elegido y los respectivos autos. Luego aparecía una cuenta regresiva de tres, y apareció un "¡Ya!" indicando el inicio de la carrera.

Apreté el acelerador con el pie y mi auto comenzó a avanzar subiendo cada vez más la velocidad. Durante la carrera di vueltas bruscamente el volante un montón de veces, y luego de chocar varias veces, decidí echar un vistazo a la partida de Aaron. En el momento en el que decidí mirar su pantalla, vi que estaba moviendo el volante de un lado a otro para evitar que su auto salga del camino, pero aún así fue imposible y el auto salió de la ruta yendo de punta hacia el agua.

—Ni mi hermana que no sabe conducir es tan mala —dije sin poder evitar lanzar una carcajada, volviendo la vista a mi pantalla.

No escuché respuesta por parte de Aaron, así fue decidí volver a lanzarle una mirada. Pero sin previo aviso, Aaron se inclinó hacia mí para tomar mi volantes y girarlo para su lado con fuerza.

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