CAPITULO 11

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-Victoria, yo no puedo hacer eso...- Susurró Adrián, Victoria soltó un bufido mientras seguía hablando por teléfono con su hermano.

-Necesito hablar con Lucero. En serio.- Sentenció, caminando por toda su habitación.-

Pensé que mamá te había castigado.-Me castiga por respirar, así que no importa.- Se alzó de hombros para después sentarse en el borde de su cama, comenzando a acariciar el dije de aquel collar. Al parecer iba a morir con la duda de qué significaban aquellas siglas. 

-Por favor.

-¿Y qué quieres que haga para que te veas con Lucero? Yo no puedo conseguirte otro pase para el foro.

-Y ya no está en el foro, está aquí, en Querétaro, grabando.

-Bueno, no sé, ve a las locaciones de allá y consíguetela misteriosamente.

-Eso no es así, no dejan pasar a menores. Por favor.- Volvió a suplicar.

-Escucha...- Soltó un suspiro. -Iré mañana para allá, ¿de acuerdo?

-Por eso eres el mejor.- Sonrió. -Muchas gracias.

**

-Mamá me matará cuando se entere de que no fuiste a clases por estar aquí.- Comentó Adrián, ayudándola a bajar del auto.

-Ya, sí, pero seré yo la que reciba el castigo.- Contestó, incorporándose un poco. Para aquella ocasión tenía una bonita falda suelta que le llegaba hasta un poco encima de las rodillas, junto a una bonita camisa blanca con unas finas tiras. Adrián desvió la mirada hasta poder observar como una camioneta se adentraba en aquellas locaciones, sabía que ese era el auto de Lucero.-Ven, apresurémonos.- Le pidió, halándola para poder adentrarse en el lugar Le mostró su carnet al vigilante, y se encargó de entrar en aquel lugar junto a Victoria, quien parecía mayor de edad debido al lápiz de ojos que se había aplicado. -Que sea rápido, dile lo que le tengas que decir.- Le susurró, para después empujarla para que ella pudiera observar como Lucero bajaba de su auto, se apresuró a llegar hasta ella.

-Hola.- La saludó. Lucero alzó la vista de su iPhone para después hacer una mueca al reconocer quién estaba allí. Otra vez esa bastarda.

-¿Cómo entraste?- Preguntó con cierto desdén.

-Yo... Eh... Necesitaba hablar contigo.- Susurró desconcertada. En las anteriores veces que se habían visto, Lucero nunca la había tratado de esa forma tan fría y déspota. Joder, sabía que no vendría nada bueno.

-No deberías estar aquí.- Contestó secamente. -Puedo llamar a seguridad.-Se alzó de hombros, tratando de pasarle pon un lado.

-Hey, espera. ¿En algún momento te ofendí?

-Con tu existencia.- Se limitó a decir.

-Pero...- Parpadeó ante aquellas palabras. -¿Qué fue lo que te hice?

-Nacer.- Contestó. Victoria sintió un dolor sordo en el pecho, que poco a poco se expandía más y más. Lucero no podía estarle diciendo aquello, no, claro que no. Ella siempre trataba bien a todas sus fans. ¿Por qué ahora estaba haciendo eso con ella? Parecía que uno de los villanos que ella había interpretado, se había apoderado de sí. ¿Acaso sabía todo el daño y todo el dolor que le estaba causando? ¿Acaso sabía que con sus palabras la estaba lastimando? Pudo ver un brillo de diversión por unos segundos en los ojos de Lucero, y supo que sí, sí sabía todo el daño que le estaba causando. -Tú en definitiva no eres más que una bastarda interesada. Espero que nuestros caminos no se vuelvan a cruzar más nunca en la vida.- Soltó, para después adentrarse en su lugar de trabajo. Victoria comenzó a negar con la cabeza para después llevarse los nudillos de sus dedos a los labios, tratando de evitar que los sollozos la invadiesen de aquella forma.

Errores PlacenterosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora