-Toma.- Lucero le entregó su iPhone.
-¿Por qué me das tu teléfono?- Preguntó Victoria, dejando su bolso en el respaldo de la silla. Comenzó a quitarse su abrigo, para después mirar fijamente a Lucero. Ella sonrió y se percató de cuán parecidos eran esos ojos a... ¿A los de quién?
-Quiero que tú quites el block que te di. En serio lo siento. Discúlpame.-Pidió con una sonrisa
.-Yo no tengo derecho sobre tu celular. En dado caso hazlo tú.- Soltó, alzándose de hombros. Joder, ¿qué creía esa mujer? ¿Qué podía lastimarla y después venir con aquella linda sonrisa a pedirle perdón como si nada hubiera pasado?
-De acuerdo.- Sonrió para después proceder a hacer aquello. -Mira, no más block.- Le dijo con una sonrisa, mostrándole la pantalla de su iPhone.
-Gracias.- Se limitó a decir, llamando con una mano a un mesonero que pasaba por allí.
Tras varios minutos Victoria tuvo que admitir que ya no sentía resentimiento alguno por Lucero, al contrario, estaba disfrutando aquel almuerzo, en definitiva sería uno de los mejores de toda su vida. Sonrió mientras le daba otro sorbo a su limonada.
-Pensé que querías hablar conmigo de algo en especial.- Soltó ella, con una sonrisa.
-Sí, yo...- ¡Con un demonio! ¿Qué le diría? ¿Qué su mejor amiga tenía sospechas de que ella era su hija, a la cual creía muerta desde hace mucho? -No lo sé, quería hablar con alguien.
-¿Y ese alguien soy yo?
-Sí. A ver, ¿por qué no me cuentas de tus padres?- Preguntó con una tensa sonrisa.
-Mi papá es el mejor.- Sonrió, llevándose la limonada a los labios. Le dio un sorbo y siguió mirando fijamente a Lucero. -Soy su consentida.- Admitió con una sonrisa.
-¿Tu papá se llama...?
-Salvador Salerno, te lo comenté el día que fui a tu casa.- Le sonrió. -Y mi mamá Renatta Ortiz.- Hizo una mueca.
-Ya veo.
-Pues, ¿qué más te puedo decir? A pesar de todo, los quiero. ¿Y qué me dices tú? Supongo que por ser tu único hijo, Jos es el niño más consentido.
-No. Él no ha sido el único.- Soltó con cierto pesar, jugando con su cabello.
-¿Qué?- Preguntó en un susurro, a punto de escupir la limonada. Victoria frunció el ceño y observó la expresión de Lucero, al decir aquellas palabras sus ojos habían desprendido un pequeño destello de dolor. Inexplicablemente ella sintió deseos de ir a abrazarla y apoyarla en lo que sea que necesitara apoyo. No quería que la sonrisa que caracterizaba a aquella mujer se viera borrada por cualquier situación.
-Yo... No lo sé. Eres discreta y supongo que a veces es bueno hablar con algún extraño, este no te juzgará, ¿sabes? Confío en ti. Y honestamente necesito sacar esto. Nunca se lo que he contado a nadie.- Logró limpiar la única lágrima que rodó por su mejilla.
-¿Estás bien?- Preguntó, tomándole la mano izquierda. La apretó un poco, demostrándole que realmente la apoyaba. ¿Cómo había pasado aquello? ¿Cómo su ídolo estaba sentando en frente de ella, diciéndole algo que según ella, nunca le había dicho a nadie?
Definitivamente, la vida daba vueltas increíbles. Hacía un mes había pensado que quizá nunca tendría la oportunidad de conocer a Lucero, y ahora allí estaba ella, apoyándola mientras observaba como sus preciosos ojos color café demostraban dolor.
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Errores Placenteros
FanfictionEs un fanfic de Lucero y Fernando, ADN muy bueno, léanlo. no lo escribí yo es de una lucerinacolungera con mucho talento y que admiro mucho ojala las guste; es un tanto distinto fue escrita en 2013