Así como Fernando lo había prometido, al saberla inexistente en el mundo, había muerto con ella, muerto en vida. ¿Qué sentido tenía seguir sin la luz de su vida? Ahora entendía porque siempre la había visto tan perfecta, tan ideal, tan suya; había sido solo un sueño. Nunca nadie le había advertido que soñar era malo, pues siempre se tiene que despertar de los sueños.
Sería un terrible golpe para Victoria, saber que no había podido salvar a su mamá. No lo resistiría.
-Fernando, ¿qué haces tirado en el suelo?-Preguntó Lucero, que se encontraba sobre una silla de ruedas. Una enfermera la llevaba a su habitación, para que pudiese descansar. La operación había resultado todo un éxito. Estaba un poco enfadada debido a que Victoria había sido la donante, pero ya que no había mayor riesgo, se había tranquilizado un poco. Solo sería cuestión de llevar una serie de chequeos mensuales, para saber que todo marchaba bien, pero sí, ya estaba fuera de peligro. La enfermera había cometido la indiscreción de revelarte el nombre de su donante.
-Tú estás muerta.- Fernando la acuso, mientras temblaba de miedo.
-¿Qué te sucede? Acabo de sobrevivir y me dices que estoy muerta.- Comentó, haciendo una mueca debido al dolor. Ya habían pasado algunas horas de que la operación había terminado, pero era evidente que tendría ciertas molestias.
-Pero tú eres un fantasma, déjame.- Se cubrió los ojos.
-Oye, tranquilo.- Intentó acercarse a él, pero solo pudo tocarlo con su mano. -Párate de ahí, Fernando.
-¿Cómo me tocaste? Los fantasmas no pueden tocar a las personas.
-Deja de decir tonterías.- Comentó con hastío, mirando a la enfermera que miraba a Fernando con si de un extraterrestre se tratase. De un momento a otro, Fernando se desmayó frente a las dos.
**
-¿Estas bien?- Le preguntó Lucero que estaba a su lado, acariciando su mano. Ella permanecía en una silla de ruedas, ya que no podía permanecer de pie, pues sería un sobreesfuerzo. Había insistido tanto en estar con Fernando, que le doctor terminó accediendo muy poco convencido. Se encontraban en una especie de enfermería.
-¿Qué pasó?- Preguntó confundido.
-Te desmayaste, mi cielo.
-Estás aquí, bonita. No lo puedo creer.- Dijo visiblemente sorprendido.
-Todo salió bien. No entiendo porque decías que había muerto.
-Escuché al doctor hablando con la enfermera de que...
-Ya lo ves, eso te pasa por escuchar conversaciones ajenas. Así me paso a mí con la perra de tu amigo.- Enarcó una ceja.
-No puede ser, estas aquí.- Volvió a decir, emocionado.
-Sí, lo estoy. Por cierto, ya me enteré que me ocultaste que nuestra hija...
-Ella no quería que lo supieras.- La interrumpió.
-Me imaginó, pero yo debía saber.- Comentó molesta.
-Pero ya estás bien, deja de preocuparte.
-Tienes razón. Tengo que dejar de preocuparme tanto.- Le sonrío, acariciando su mejilla.
La puerta de una de las salas se abrió, y dejó ver a Victoria. Fernando miró a Lucero sorprendido. Ahí estaban sus dos grandes amores.
-No soy un fantasma, papá.- Comentó con humor, mientras se sostenía de la pared. Lucero soltó una risita divertida. -Vine por un par de pastillas para el dolor de cabeza. Llevo esperando a la enfermera desde hace horas, aunque me vengo enterando que mi padre ve fantasmas.
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Errores Placenteros
FanfictionEs un fanfic de Lucero y Fernando, ADN muy bueno, léanlo. no lo escribí yo es de una lucerinacolungera con mucho talento y que admiro mucho ojala las guste; es un tanto distinto fue escrita en 2013