Había dormido temprano ya que no tenía nada que hacer, rezando para que mañana hiciera un mejor tiempo. Al contrario, Marshall se durmió al rededor de las tres o dos y media de la madrugada. ¿Que cómo lo sé? Pues, el sonido de las voces de el programa Los Simpsons, hacían que me despertara de vez en cuando. Además de las sonoras carcajadas que provenían de Marshall, aunque por eso no me molestaba, tenía una risa muy linda y suave. Nunca lo había escuchado reírse. Gracias, Homero.
Amaneció y mis rezos no sirvieron de nada, el tiempo estaba igual o peor. Me fijé y eran las ocho de la mañana. Era sábado así que tampoco tendría nada que hacer hoy. Marshall estaba profundamente dormido y no sabía a qué hora despertaría ya que se trasnochó viendo la televisión.
Me quedo viendo hacia el techo, pensando en como me había ido desde mi llegada, en cómo era Marshall en realidad, en mis padres, en- ¡Esperen! ¡Nunca revisé el bolsillo delantero de mi bolso de mano!
Me levanté rápidamente, buscando con la mirada mi bolso de mano, localizado y tomado entre mis manos, me senté nuevamente en mi cama y abrí el bolsillo delantero, dejándome ver un sobre blanco que decía "Para: Travis". Una carta... Lo que menos me esperaba.
Abrí el sobre y saqué una hoja de papel que se encontraba doblada por la mitad con la intención de que cupiera en el sobre. La coloqué en su forma original y me dispuse a leerla:
Travis, aquí tus padres. Queremos decirte que aunque desde tus once años de edad no te dimos el cariño que obviamente merecías, te amamos como a nada. A ver, ya que tienes dieciséis años, decidimos contarte porqué fuimos tan dejados contigo desde hace cinco años para acá. Tu madre y yo tenemos una empresa y esa empresa, hace cinco años comenzó a decaer, y tu madre no sabía que hacer ya que estaba preocupada por el qué pasaría si esa empresa caía por completo y no podíamos seguir manteniéndote, estaba preocupada por eso ya que te ama incondicionalmente, pero nosotros decidimos ocultar esa preocupación que duró al rededor de tres años. Cuando tenías catorce, dos años atrás, ya estabas muy distanciado de nosotros y como estábamos viviendo era deprimente, sin afecto ni cariño. Y podemos decir que eres un niño ejemplar, en estudios y disciplina. No pudimos recuperar la relación de cinco años atrás, ya era demasiado tarde. Aunque la preocupación nos consumía, nunca debimos dejar de lado lo primordial para ti: el amor de nosotros. Pasaste prácticamente tu pubertad solo, y lo sentimos. No sabemos si llegaste a tener novias, si ya diste tu primer beso o si aún eres virgen. Queríamos aclarar en esta carta dos cosas: 1. Nunca hiciste algo que nos molestara, nunca fue tu culpa nuestro cambio de actitud hace cinco años. 2. Te amamos, hijo. Pásala bien en esos tres meses. Estamos dispuestos a un cambio familiar, ¿y tú? ¿Estás listo?
Atentamente:
Papá y mamá."- ¡Qué ternura! No vayas a llorar.
Di un respingo, demonios. Pensé que no despertaría en horas.
- Déjame.
- Te aman realmente - rió - Y tu decías que eras un estorbo.
- Es bueno saberlo... Pero no será tan fácil - noto la mirada confundida de Marshall - Es decir, una carta no cambiarán cinco años en los que estuve completamente confundido y sufriendo en silencio mientras ellos "se preocupaban por su empresa" - dije esto haciendo unas comillas con mis dedos - ¿Que si estoy dispuesto a un cambio? Es algo que debo pensar. ¿Por qué debe ser cuando ellos quieren y no cuando yo lo necesité?
Había subido mi tono, me había comenzado a alterar un poco. Vi como Marshall asintió.
- Está bien, pero eso se los tienes que decir a ellos, no a mi - soltó unas pocas carcajadas, casi inaudibles - Aunque tienes razón. Haría lo mismo que tú, pensándolo bien.
Guardé la carta en el sobre y el mismo lo coloqué dentro de una de las gavetas de mi mesita de noche.
- Pero, oye - dice Marshall, acostado en su cama, dirigiendo la mirada hacia el techo - No te hagas taaan el difícil con ellos, ambos sabemos que no es lo que quieres.
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En la espera
RomanceSoy un chico como cualquier otro. Mis padres, realmente, no son mis padres; soy adoptado. Ellos deciden enviarme a un internado de chicos. Si tanto soy una molestia para ellos: ¿Para qué me adoptan? En fin, el hecho es que tenía mi vida completame...