—Hola.
—¿Qué tal?
—Todo bien.
Asentí. Aún no decía la razón por la cual se encontraba allí, interrumpiendo ese momento.
—Travis, te quería invitar al centro de Ohio. ¿Quieres ir o...?
Solté sonoras carcajadas.
—No soy estúpido.
—¿Eh?
—Sé que nadie sale de aquí. ¡Por Dios, niño! Llevo dos meses en este lugar.
—Yo sí. Podría decirse que obtuve algunos pases.
Mi cara se iluminó y una sonrisa se ensanchó. Ambos brazos se entrelazaron tras su nuca, dándole un fuerte abrazo.
—¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! De verdad, gracias por pensar en mi. ¡Eres lo mejor!
—Tú lo eres –sonrió– Salimos mañana temprano. Te espero abajo.
—Bien. ¡Muchas gracias!
Él se limitó a guiñar su ojo y sonreírme para girar sobre sus talones e irse. Mi sonrisa seguía igual de ancha, era imposible ocultar la emoción que sentía. Tanto tiempo, tanto tiempo de ver carros pasar a mis lados en la calle; de ver a viejitas cruzando la calle; de ver a niños o niñas pasear en su bicicleta por las mañanas. Todo ese mundo lo había dejado hace unos meses y realmente quería volver a observar algo así.
—¿Qué pasó?
—Mañana saldré a recorrer las imagino que, concurridas, calles de Ohio –respondí con aire de superioridad.
—¿¡Qué!? –podría comparar ambos ojos de Marshall fácilmente con dos uvas– ¿¡Cómo!?
—Algunos... buenos amigos que tengo.
Marshall asintió derrotado, sabiendo que no le diría absolutamente nada más.
—Lo siento –soltó de pronto.
Oh, el beso.
—No te... preocupes...
—Si debo preocuparme, estaba... No, estoy... Estoy sintiendo cosas que no debo, que no quiero... Que no puedo sentir –confesó– Besé al novio de mi primo ¿crees que eso está bien? ¿En serio no debería preocuparme por eso? ¡No puedo entender tu completa relajación! ¿Cómo puedes mantenerte "sereno" sabiendo que besaste al primo de tu actual novio, eh? ¿Así es la manera en la que ves correctas las cosas? ¡Pues, no, no está bien! ¡No sé que estaba pensando!
—Marshall...
—¡No, maldita sea! ¡Soy un infeliz! ¡Y tú no te quedas atrás! –dijo alzando aún más su voz, aunque a la vez, ésta comenzaba a quebrantarse– ¿¡Cómo puedes hacerle esto a una persona tan... magnífica como lo es... como lo es... Michael!? ¡Yo tampoco entiendo cómo le puedo hacer algo tan atroz! ¡Yo...! ¡Yo...! ¡Yo amo a... Avan! ¡Debo quererlo, amarlo, adorarlo a él aunque sé que nunca pensó nada más en mí! –Marshall no soportó más. Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Nadie podría detenerlo ahora– Y no puedo... No debería quejarme de eso... De hecho, no lo hago. Porque tampoco pensaba nada más en él... No. ¡Nunca lo hice! Soy un maldito infeliz –tomó una bocanada de aire– ¡Más que pensar en Avan, pensaba en ti, Travis Woods! ¿¡Sabes qué es detestable, lo sabes!? ¡El sentir que te estás enamorando de la persona que no deberías enamorarte! ¡El saber que cuando te das cuenta de todo, ya es demasiado tarde! ¡El tener una guerra mental tan jodida por el novio de alguien más, y no cualquier persona, tu primo! Y no solo eso... No, no sólo eso... Además, convencerte... No, engañarte. Engañarte a ti mismo que estás enamorado de la persona que en realidad no quieres. El repetirte la misma mentira cada... cada... ¡Cada maldita vez que te veía con Michael! ¿Y sabes algo, Travis? El engaño no cambió lo que en realidad sentía, porque al final aquí estoy llorando como un marica dándome cuenta de lo que sabía, pero intenté tapar por un largo período. Las cosas no son así, y el tiempo me lo ha demostrado muy bien.
Mientras todo esto pasaba, lo que Marshall no había notado al momento que estaba de espaldas a mi, era que Michael había entreabierto la puerta y escuchado su más que clara, declaración de amor.
ESTÁS LEYENDO
En la espera
RomanceSoy un chico como cualquier otro. Mis padres, realmente, no son mis padres; soy adoptado. Ellos deciden enviarme a un internado de chicos. Si tanto soy una molestia para ellos: ¿Para qué me adoptan? En fin, el hecho es que tenía mi vida completame...