Marshall salió durante la clase de artes y como después de una media hora volvió, con una expresión de... no lo sé, parecía alterado. Pero preferí reservarme mi opinión.
Salimos de la clase y esta vez sí pasé el descanso con Marshall pero Michael no estaba. Podría jurar que esos dos se lanzaron unas miradas asesinas en el comedor pero, no es asunto mío ¿verdad?
Lo que me pareció extraño fue que Michael estaba con un chico con cabello gris que... bueno, era guapo. Pero este chico no llevaba el uniforme. ¿Quién era?
Para cuando visualicé a este chico anónimo ya mi compañero de cuarto y yo estábamos sentados en una de las tantas mesas del comedor, luego de hacer lo de siempre antes. Esta vez solo decidí tomarme un jugo de naranja, no tenía mucho apetito.
- Pues, fíjate - dije mirando a Michael - nos ha dejado.
- Eres el último que puede decir eso - bufó - Déjalo, es un estúpido.
- ¿Te enojaste por lo de Daniel?
- No - dijo dirigiendo su mirada a la ensalada de frutas que había escogido - Sólo que es... ¿incómodo? Que estés esperando pasar el descanso con alguien y llegue otro que a penas lo conoce y se vaya. Solo eso.
- Está bien - asentí arrepentido - Supongo que tienes razón. Lo siento.
- Ya, déjalo. No te preocupes.
- ¿Quién es el chico con el que está Michael? - dije en un intento de cambiar de tema.
- Avan.
- Ni idea.
- El profesor de literatura.
Así que es ese maldito... ¿Por qué le tenía tanta rabia?
- Oh, el "cómico" - dije entrecomillando la última palabra con mis dedos - profesor de literatura.
Asintió. No dijo nada. Algo había pasado o conmigo, o con Michael o con ese tal Avan. ¡O con los tres!
- Estás muy callado, Marshall. Se siente extraño porque eres tú el que siempre me aturde.
- Qué maldito - esbozó una sonrisa ladeada - No tengo ganas de molestarte ahora.
- 911, tenemos una emergencia. ¡Han secuestrado a mi compañero de cuarto, y hay un impostor!
- Eres patético.
- Pero, vamos... ¡Este no eres tú!
- ¿Acaso eres masoquista o algo así?
- No... Pero, agh, solo se me hace demasiado extraño.
- Mal por ti - dijo y se levantó, agarrando su bandeja para dejarla en el lugar que iba - ¿No vienes?
Asentí. Agarrando el envase que hace minutos estaba lleno de un delicioso jugo de naranja para botarlo en el basurero. Salimos del comedor para recorrer los pasillos mientras esperábamos que se hiciera la hora para ir a matemáticas. Y en eso estábamos, solo caminando por esos largos e interminables pasillos del internado, sin decir ni una palabra. A mí se me estaba haciendo incómodo pero a Marshall... Se le veía tan sumido en sus pensamientos que aseguraba que si me iba ni se inmutaría de mi repentina ausencia.
Sonó la campana y eso pareció sacarlo de lo que fuera que estuviera pensando en esa cabeza trastornada que tiene.- ¿Qué toca?
- Matemáticas.
Asintió y comenzamos a caminar más rápido, llegando entre unos de los primeros al salón. Nos sentamos en los mismos puestos que en las otras dos clases anteriores. Creo que mi sueño de sentarme en los primeros pupitres se había ido al traste. Esperen... Podía sentarme donde yo quisiera cuando yo lo decidiera. Pero... No quería estar lejos de Marshall. Digo, porque es al único que conozco aquí y a Daniel no lo he visto por ningún lado, y personalmente no sé si sea buena idea mantenerme al lado de Daniel.
ESTÁS LEYENDO
En la espera
RomanceSoy un chico como cualquier otro. Mis padres, realmente, no son mis padres; soy adoptado. Ellos deciden enviarme a un internado de chicos. Si tanto soy una molestia para ellos: ¿Para qué me adoptan? En fin, el hecho es que tenía mi vida completame...