Miércoles.
Comenzaré este escrito avisando que jamás me había dignado a hacer algo así, y menos dedicado a otra persona. Es algo que es necesario recalcar ya que seguramente este texto sea un fiasco y al releerla me decepcione y la termine desechando. Pues, no, recuérdate que es la primera vez que haces esto.
Nunca amé tanto a alguien como lo amé a él. Jamás tantas cosas que detestaba en alguien había logrado amarlas de manera tan apasionada y pura. Lo que siento es transparente: es sano y gentil. Fue mi primer amor.
El mundo, primeramente, parecía no querer ayudarme y realmente detestaba mi situación: estando con un chico por el cual realmente nunca sentí nada, mientras observaba en silencio al que siempre quise junto a mi pariente.
Un día exploté, diciéndote todo lo que sentía y hasta ese momento pensé que el mundo era un ingrato que nunca me ayudó. Todo cambió, yo cambié. Mi manera de ver las cosas cambiaron. Mi felicidad cambió, mis pensamientos, ideas. Mis sentimientos se revolvieron a causa de la alegría al saber que correspondías a mis sentimientos. Nunca llegaría a expresar en palabras lo feliz que fue ese momento y las siguientes semanas.
Hasta que, de nuevo, la vida me jugó una muy mala pasada: el tiempo.
Esto siempre fue como un juego. Vida VS Yo. La vida tenía siempre mucha ventaja, la sigue teniendo y yo, cuando pensaba haberla alcanzado, volvía a dejarme bajo ella siempre.
La persona que amaba se fue de mi vida, para siempre.
¿Acaso eso era justo?
Supongo que al comenzar el juego con La Vida no estipulamos las siguientes reglas, las cuales ahora pienso que hubieran sido esenciales para ganar:
*No me rompas el corazón.
*No me quites a quien amo.Pero, lamentablemente, no pude decidir si jugar o no. El mando de la consola para este juego que ha durado dieciséis años fue puesto en mis manos sin mi permiso, y no pude negarme a jugar.
Sin embargo, cuando estás lo suficientemente dañado, a veces pensamos en el hecho de dejar de jugar contra ella.
Simplemente pensamos en dejar el mando de la consola e irte y no volver a jugar.
Porque, por más que quieras algunas ocasiones que La Vida te termine de vencer de una vez por todas, siempre te da la ventaja de levantarte y no destruirte completamente, aunque tú y La Vida sepan que volverás a estar bajo ella, parándote nuevamente.
Y allí me pregunto si es alguna opción que trae el juego, el que ese contrincante te dé la ventaja de levantarte aunque te vuelva a destruir nuevamente. Quiero pensar que así es.
La siguiente pregunta sería «¿Dónde desactivo esa opción?». No pude evitar jugar con esta consola, pero quisiera dejar que La Vida me venciera de una vez por todas. Que no existan las segundas oportunidades. Solo me vence y ya. Yo nunca existí.
Porque ahora, simplemente quiero desaparecer.
Tenía una mentira, se esfumó.
Tenía una realidad, se desvaneció.¿Qué es lo que sucede?
No quiero más ventajas en el juego si al final terminaré peor cada vez más.
Lo peor que pudo hacer La Vida en este maldito juego, fue arrebatarme el sentimiento etéreo al que tanto me aferré.
Una carta que definitivamente no leerá Travis Woods
Marshall Smith, 16 años
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En la espera
RomanceSoy un chico como cualquier otro. Mis padres, realmente, no son mis padres; soy adoptado. Ellos deciden enviarme a un internado de chicos. Si tanto soy una molestia para ellos: ¿Para qué me adoptan? En fin, el hecho es que tenía mi vida completame...