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Sabía que lo que Marshall decía era cierto y asentí, no tenía porqué negarlo. No me imaginaba a nosotros como una familia normal, demostrándonos afecto... Es decir, desde hace cinco años que no sé lo que es amor parental.

- Y... ¿Qué tal Orgullo y Prejuicio?

- Las mejillas de Marshall tomaron un tono carmesí - Muy buen libro... Lectura de la que nunca me arrepentiré.

- ¿Por qué te da tanta vergüenza? Digo, hasta te sonrojas.

- ¿¡Lo dices en serio!? - dice tapando sus mejillas - Es... Es inevitable.

- Yo considero que te ves muy tierno así - Para cuando dije esto, estaba sentado frente a él en su cama, apartando las manos de sus mejillas, las cuales pasaron a ser un carmín más intenso - No sientas vergüenza. Al final, eres realmente tímido ¿no?

Marshall se había quedando viendo a mis ojos, sin despegar su mirada ni una vez. Sus ojos verdes me hipnotizaban igualmente. Marshall era realmente un chico guapo, debía admitirlo. Luego Marshall pestañeó repetitivas veces, saliendo de la especia de trance, asintiendo y levantándose de la cama rápidamente.

De pronto, alguien interrumpe mis pensamientos tocando la puerta de nuestra habitación para luego ver pasar un sobre por debajo de la puerta.

- De seguro es para ti.

- ¿Y esto es...? - dije tomando el sobre - De... Andy.

- O se te declara o te pide una cita, una de dos.

Abrí la carta y me dispuse a leer en voz alta:

- Travis Woods. Mucho gusto, mi nombre es Andy Beltrone. Tengo dieciséis años como tu. Llevo un mes aquí y puede decirse que no tengo muchos amigos, y me enteré que tu compañero de habitación es Marshall Smith (uh) así que no quiero que sufras lo mismo. ¿Qué te parece si nos vemos hoy en el Cyber? También es un café, te gustará. A las cuatro de la tarde, en el Cyber. Si no sabes como llegar, ubícate en planta baja, allí hay un mapa. Nos vemos, Woods.

- ¿Qué problemas tiene ese tipo conmigo? ¿Acaso cree que no soy capaz de tener ningún amigo?

- Con la actitud que tienes no debería extrañarte que digan eso de ti, de hecho creo que fue lo mínimo que pudieron decir.

- Cállate, ya. Y... ¿Estás pensando en ir?

- Sí, iré. Quiero empezar a socializar más. Quiero tener más amigos, además de ti.

- ¿Nosotros somos amigos?

- Si tú le tienes otro nombre no hay problema, úsalo.

- No es eso, sólo que no habíamos dicho que éramos amigos...

- ¿Desde cuándo se avisa algo así?

- Lo siento. No estoy acostumbrado a esto.

- Ya veo - suspiro - ¿Qué tal si vienes conmigo esta tarde?

- Te invitó a ti, no quiero meterme en tu cita con tu nuevo amigo.

- ¡Se lo explicaremos allá!

- No.

- ¡Sí!

- Primero, bájale cuatro, deja tu emoción. Segundo, no. No quiero estar allí cuando se besen.

- No soy gay. Y esperaba que te pusieras celoso. - reí levemente - Puede ser que te cambie y todo.

- ¿Cambiarme? ¿Por ese Andy ridículo que aún utiliza el estúpido método de las cartas? ¡Por Dios! El tipo no puede ni dar la cara. Iré contigo, solamente para cerciorarme de lo que te acabo de decir. Cuando nos vayamos aseguro que saldré diciendo "Te lo dije". No puedes cambiarme y menos por alguien así.

En la esperaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora